Hola a todxs. Quiero hablarles del tema que es portada hoy en @elespectador, un reportaje en el que se denuncia que en San José del Guaviare estarían explotando sexualmente a niñas indígenas desde los seis años. 🧵
Un ejemplo de estos casos es el que ocurrió en febrero del 2019 cuando la Policía de Infancia y Adolescencia encontró en flagrancia a Eliberto Escobar García, un hombre de 75 años, abusando de dos niñas indígenas, de seis y ocho años, en San José del Guaviare
Aunque sería bueno que fuera un caso aislado, varias de las fuentes entrevistadas para esta historia aseguran que la explotación sexual de niñas indígenas en San José es un secreto a voces. En esto, el consumo de sustancias psicoactivas juega un papel primordial.
Aunque la Secretaría de Salud del Guaviare solo tiene registro de 13 personas de la comunidad Nükák con diagnóstico de trastornos relacionados con el consumo de sustancias psicoactivas, para la antropóloga Kelly Peña, que lleva más de seis años trabajando con las comunidades ⬇️
indígenas del Guaviare, asegura que más del 60% de los y las jóvenes consumen algún tipo de sustancias psicoactivas, y que además, muy buena parte de los adultos son alcohólicos.
Y cuando Peña habla de los jóvenes se refiere a menores de muy corta edad. Estas fotografías son prueba de eso: una niña indígena de la etnia Jiw, inhalando bóxer debajo del muelle del Río Guaviare en agosto del 2021.
Los niños, y en especial las niñas, están enganchadas con esta sustancia y algunos hombres como Escobar García usan eso como gancho para abusar de ellas.
Odilson, el capitán de la casa indígena de la comunidad Jiw, que se encuentra en San José del Guaviare, lo explica así: “mucha gente dice que hay niñas que están vendiendo sexo por diez mil, por quince mil y además están en el vicio del bóxer”.
Y para las entidades estatales también está claro. En un documento reservado del @ICBFColombia al que tuvimos acceso, se evidencia el conocimiento de esta problemática por parte de la entidad.
Por otro lado, cuestionamos con trabajadores de las Secretarías de Salud Departamental y Municipal si conocían de esta problemática y respondieron afirmativamente.
Además, la Policía de Infancia y Adolescencia también reconoció que la explotación sexual de niñas es una problemática que tienen identificada y explicó que cursan varias investigaciones al respecto.
Lo que evidencia que la explotación sexual d niñas indígenas en el Guaviare está más que identificada, pero mientras sobran personas y entidades que conocen d la situación parece que hacen falta acciones determinantes para q la vida de las niñas indígenas deje de ser un infierno.
Hace poco vi aquí en Twitter varias mujeres denunciando abusos que sufrieron en bares donde han trabajado como meseras en Bogotá. Unos días después me quiero unir a ellas. Esta es mi historia: (Hilo)
Trabajé en un restaurante/bar/cine del que no voy a decir su nombre real, primero porque no me interesa lidiar con lo que eso implica y segundo porque en Bogotá hay pocos lugares así, entonces no creo que sea difícil saber cuál es.
Ese lugar al que llamaré "Cine Blablablá", es alabado por muchos por su "oferta cultural" pero si les soy sincera, creo que la cinemateca es muchísimo mejor, es pública y no te cobran 10mil por una pola. Pero bueno, así es el esnobismo.