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arqogi

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26 Oct, 24 tweets, 13 min read

A raíz de una nota publicada en diarios, tomé conocimiento de uno de los temas que se está tratando en este momento en la legislatura porteña.
“Los legisladores aprobaron en primera lectura 11 convenios urbanísticos que el Ejecutivo porteño firmó con desarrolladores inmobiliarios

A cambio de que les permitan construir edificios de mayor volumen que lo que autoriza la normativa actual, los empresarios compensarán al Estado con dinero: entre todos los proyectos sumarán cerca de 30 millones de dólares.” Publicación diario Clarín 30-09-21.

Me pareció totalmente aberrante e indignante para mí como arquitecta y como ciudadana, ya que varios de dichos convenios son excepciones al código vigente, aprobado por la misma legislatura en el año 2019.

Me preocupa, que ya no haya interés por el cuidado del patrimonio arquitectónico. Pareciera, que para el gobierno de la ciudad, la historia de la ciudad no es un orgullo, ni tiene valor cultural,

ya que entre los terrenos que buscan ser aprobados entran edificaciones antiguas de principio de siglo, edificaciones catalogadas con cautelar, terrenos que tienen límites de metros de construcción, restricciones de altura, etc.,

sumada a la masiva demolición de miles de edificaciones de alto valor arquitectónico que están por realizarse y todas las miles que se han demolido en los últimos años.

El nuevo código de planeamiento urbano empezó a regir en enero de 2019, no pasaron ni 3 años, y ¿ya empezaron a hacer excepciones?, ¿son los mismos legisladores que votaron el código de planeamiento y ya no están de acuerdo en seguirlo?

De ahora en más ¿vamos a tener todos el mismo derecho a que si no podemos cumplir las normas vigentes, ofrecemos plata a cambio y nos van a permitir hacerlo? ¿es solo un derecho de desarrolladores? ¿es solo un derecho de la gente que tiene plata?

¿Quién respalda las normas y códigos de la ciudad? ¿Qué pasa con las personas que se perjudican con estos emprendimientos ilícitos?
33 legisladores del oficialismo votaron a favor, 18 del Kirchnerismo y 5 de la izquierda votaron en contra, y 5 de la coalición se abstuvieron.

Que tristeza que haya más de una persona que esté de acuerdo con este atropello y violación al código de planeamiento urbano, al patrimonio arquitectónico de la ciudad y a la desigualdad de derechos, que en definitiva tenemos con estas decisiones.

Debemos ser de los pocos países del mundo que no le dan importancia a la historia de la ciudad, al mantenimiento de las construcciones antigüas, varias de ellas construidas por prestigiosos arquitectos y constructores de la época, únicas en su tiempo,

ejemplares de distintos estilos con una mano de obra irrecuperable y que al parecer en poco tiempo vamos a tener que ir hacer turismo extranjero para poder apreciar al menos la historia de otros y la grandeza de obras de enorme valor cultural, porque al menos en Buenos Aires,

si leemos el listado de casas que están a punto de ser destruidas, es realmente desolador y no será posible.

No deja de sorprenderme que personas que nos representan, permitan tal desfachatez y que no haya nadie que nos defienda. Lo más penoso y decadente, es que estos grandes negocios inmobiliarios, sean encubiertos detrás de la palabra “modernización” y “activación”

y deje de lado los perjuicios a muchas personas. La verdadera modernización de una ciudad es saber convivir con la historia, mantener la identidad propia de esta, conservar la inmensa diversidad de obras de arquitectura y los diferentes estilos que la fueron conformando,

revitalizando y adaptando constantemente los edificios antiguos y buscar la manera de que convivan con las obras nuevas con total armonía.

Pero para eso se necesitan; profesionales, planificación, reflexión, educación, idoneidad y mucho compromiso, que por lo visto no los hay. Se podría ahorrar mucha plata en demoler construcciones e invertir en incentivar de alguna manera a preservar nuestro patrimonio