Hoy os quiero contar la historia de una guerra que se vivió en las páginas de los periódicos pero de la que casi ningún lector fue consciente.
En el #gamuhilo de hoy, la guerra dominical del autor de Calvin y Hobbes que cambió el diseño de los cómics.
En España, cuando un periódico quiere publicar una tira cómica, se la encargan a un dibujante, le dan las medidas y ya está. Forges, Peridis, Manel Fontdevila… todos ellos trabajan para uno o más medios enviándoles material diario. Y ya está.
En Estados Unidos las cosas son un poco distintas. Allí existen decenas, cientos de periódicos regionales que cubren ciudades o estados y comparten tiras cómicas, que se comercializan a través de “syndicates”.
Esto significa que un mismo personaje puede comenzar a publicarse en un periódico y, cuando tiene éxito, expandirse a muchos otros más. Por ejemplo, Dilbert se publica en más de 2000 periódicos de todo el mundo.
La convención marca que de lunes a sábado las tiras eran en blanco y negro (esto está cambiando gracias a la extensión de la tecnología) y con esta proporción, más o menos:
Los domingos, sin embargo, los periódicos tenían suplementos a color, y una página completa generalmente dedicada a cómics (los “funnies”). En este caso, las historietas eran más largas y en color:
¿Habéis notado algún patrón? ¿No?
Os lo pongo más fácil. ¿Os habéis fijado en que todas estas tiras dominicales encajan en esta estructura?
Esto no es casualidad. Esta es una estructura estándar diseñada para que una misma tira dibujada pueda adaptarse al espacio que le quiera dar cualquier periódico.
A página completa…
A media página…
A cuarto de página…
O a tercio de página, que diréis “bueno, ya es mejor que un cuarto”, pero ojo: se sacrifican las dos primeras viñetas. Con lo cual, deben ser poco importantes para la trama o constituir un gag aislado.
Gracias a este sistema, los periódicos podían meter cada vez más tiras por página, o rellenar con otros contenidos (o publicidad).
Ah, y como algunos periódicos no publicaban tiras entre semana, el chiste del domingo no podía ser una continuación de las tramas tratadas en las pequeñas tiras de diario.
Todos los autores de tebeos estadounidenses pasaban por el aro. Cuando te dedicas a dibujar cómics, lo mejor que te puede pasar es que un syndicate se interese por tu obra y te ayude a venderla a cuantos más periódicos mejor. ¿O no?
Pues eso no iba con Bill Watterson, el autor de Calvin & Hobbes. Él consideraba que el valor de su tira era era la creación de una sola persona, su visión. Y quería mantenerla así. Contar la historias que él quería contar.
Quería que Calvin y su tigre de peluche fueran una manera de contar historias, no un adorno en una taza de café o una camiseta.
“El merchandising corrompe la integridad de una tira de prensa. La relega a entretenimiento. Yo quiero comunicar algo sobre la vida, detrás del humor, un punto de vista y una intención serios”.
Y por eso apenas hay merchandising de Calvin & Hobbes. Algún libro, calendario y poco más. Casi todo lo que encontréis (camisetas, pegatinas…) es pirata.
Se cuenta que, de haberlo permitido Watterson, el merchandising de Calvin & Hobbes podría haber generado entre 300 y 400 millones de dólares.
A una persona así, que pone sus historias y su creatividad, por delante del dinero, le fastidiaba tener que dibujar media página los domingos pero no poder utilizar el lienzo con libertad creativa.
Cuando Watterson planteó poder disponer de todo su espacio para usarlo como quisiera, los periódicos montaron en cólera. Decían que, como ellos pagaban, las tiras tenían que adaptarse a sus necesidades y no a las del dibujante.
Que tener que publicarlas en formato de media página sí o sí quitaría espacio para otros autores. Amenazaron con boicotear otras tiras de Universal, temerosos de que esto generase un precedente.
Obviamente esto puso en contra de Watterson a otros autores, que ya estaban un poco quemados con él porque los consideraba unos vendidos por hacer merchandising de sus personajes.
Y Watterson se plantó. Dejaría de dibujar Calvin & Hobbes.
En su opinión, nadie había preguntado su opinión al agente más importante: los lectores. Nadie se había cuestionado si querían una plancha de Calvin & Hobbes más grande y bonita.
Afortunadamente, su syndicate (Universal) llegó a un acuerdo. Podría dejar de usar el sistema de viñetas y disponer de libertad, y comercializarían su tira en dos formatos: media página y una versión reducida pero proporcional.
Por fin Calvin y Hobbes podían vivir sus aventuras dominicales sin la restricción del rígido sistema de viñetas. Sin malgastar viñetas en gags recortables.
Y en 1992 comenzó una nueva era para el sarcástico niño y su tigre de peluche. Unas bellísimas páginas para experimentar, una nueva manera de contar historias que no era posible con el sistema anterior. Más matices, incluso sin diálogo.
Pronto, otras tiras cómicas comenzaron a disponer también de libertad dominical:
Bill Watterson se había salido con la suya. Calvin y Hobbes habían ganado. Todos los lectores habíamos ganado.
Pero Watterson tampoco eran de los que estiran su creación años y años. Cuando consideró que la historia estaba contada, se despidió de sus lectores. Un 31 de diciembre de 1995.
Y por supuesto, lo hizo aprovechando su formato dominical libre.
"Let's go exploring!"
✍️ FIN ✍️
¿Te ha gustado este hilo? ¿Me ayudas a que llegue a más gente?
Un RT es gratis, a mí me haces feliz y ayudas a que la historia llegue a más gente.
La historia que os he contado está extraída del libro “El último libro de Calvin y Hobbes” narrada por el propio Bill Watterson. Podéis haceros con él en:
Tal día como hoy en 1999 anunciaron su fusión el Banco Santander y el BCH, dos de los mayores bancos de España.
Quizás recuerdes que su primera marca fue BSCH, pero esta imagen duró muy poco.
¿Conoces el porqué? #gamuhilo
👇
Hagamos un pequeño repaso por las dos marcas que se unieron.
El Santander aportaba el rojo, que llevaba toda la década de los 90 siendo su color de referencia (aunque hasta los 80 su color tradicional era el verde).
Por su parte, el azul era el color del BCH, que acababa de estrenar este nombre, por cierto. Este banco había nacido en 1991 como la unión del Banco Central y el Banco Hispano Americano. Su primer nombre fue Central Hispano...
Para el mundo, España es gastronomía, playas… y vino. ¿Sabías que somos el mayor exportador mundial de vino? ¿Y que la mayoría es @vinaalbali?
En este #GamuhiloRenombrado, la historia de una familia que desde Valdepeñas conquistó el mundo.
#Colaboración con @BrandsofSpain ❤️
Mencionábamos Valdepeñas pero realmente esta historia empieza en otro pueblecito de La Mancha, Villanueva de los Infantes.
Allí el matrimonio de Félix Solís y Leonor Yáñez tenían una carnicería, pero su auténtica pasión era el vino.
Y comenzaron a ahorrar para ello.
En 1952 se mudaron a Valdepeñas, ya famosa entonces por sus bodegas y hoy cuna de una de las Denominaciones de Origen más prestigiosas. El lugar perfecto para comenzar.
Allí compraron una pequeña bodega llamada “Casa del Huerto del Cura”, una casa solariega del siglo 17.
Telecinco está haciendo audiencias que no se veían desde 1990, el año de su nacimiento. La que fue la cadena líder hasta hace poco está en una crisis de audiencias sin precedentes.
Pero yo creo que detrás de esa crisis de audiencias hay algo mayor: una crisis de marca.
🧵👇
Siempre digo que una marca es un cajoncito mental, un concepto con el que la gente asocia todo lo que sabe, cree saber, ha vivido o tiene prejuicios acerca de algo.
Y cuanto más reconocible, coherente e importante para nosotros sea ese cajoncito, más fuerte será la marca.
¿Qué es Telecinco? es una pregunta que en diferentes épocas ha tenido diferentes respuestas.
Hoy te voy a contar la historia de una empresa española que entendió tan bien para qué sirve el diseño que acabó cambiando su marca, su manera de trabajar... y la manera de trabajar del mundo.
Hoy hablamos de @actiu.
#gamuhiloRenombrado en #colaboración con @brandsofspain
"¿Que no tienes tele? ¿y hacia dónde miran tus muebles?"
La mítica frase de Joey en Friends tenía algo de razón. La llegada de la TV fue una de las mayores revoluciones del siglo 20 en cuanto al interiorismo de los hogares.
Y Actiu ya estaba allí.
Bueno, en realidad me he adelantado, porque Actiu nació en 1968 llamándose Creaciones Berbegal, fundada por (sorpresa) un joven Vicente Berbegal de 20 años.
Al principio era un pequeño taller de carpintería... pero pronto sería muchísimo más.