La Beata Isabel Canon Mora escribe en su Diario: "el 2de noviembre de 1822 recordé que comenzaba el octavario por los fieles difuntos y oré al Señor con fervor por ellos. Le dije:
Dame la llave de esta horrible cárcel, como otras veces te has dignado darme, porque siento un gran deseo de sacar del purgatorio a aquellas almas santas.
Os suplico esta gracia por los méritos infinitos de vuestra pasión y muerte..,
Señor me dijo: Preséntate a aquella cárcel y dales la consoladora noticia de que pronto estarán conmigo en el paraíso. En aquel momento, aparecieron tres ángeles, que me acompañaron a la cárcel del purgatorio...
No me es posible decir la alegría y consolación de aquellas almas y cuánto fue su agradecimiento y alabanza a la infinita misericordia de Dios. Al día siguiente, fui a la iglesia y estuve más de tres horas orando por las almas del purgatorio.
El Señor de dignó a mostrarme el triunfo de su misericordia y vi aquellas almas que en filas, acompañadas de sus ángeles custodios, entraban gloriosas en el cielo.
Todos los días del octavario ocurrió lo mismo y así por nueve días...
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Antes de que se acabe la fiesta de Cristo Rey os doy cuatro ideas rápidas para preparar un rincón en casa.
(para los amantes de la liturgia doméstica 😉)
Empezamos con un esto: Un Cristo entronizado, una Biblia, una vela, etc.
Suficiente para ayudar a crear un clima de oración
Si tenéis un busto bonito, bastará con poner unas velas alrededor en un lugar central de la casa.
Un rincón con Iconos para espacios pequeños. El detalle de la palma es muy bueno, recuerda a la entrada en Jerusalén.
La Vble. Ana Catalina Emmerick siendo niña, fue conducida por su ángel al purgatorio.
"Ví allí muchas almas que sufrían vivos dolores y que me suplicaban orara por ellas. Parecía un profundo abismo...
Allí vi hombres silenciosos y tristes en cuyo rostro se conocía, sin embargo, que en su corazón se alegraban como si pensaran en la misericordia de Dios.
Conocí que aquellas pobres almas padecían interiormente grandes penas.
Cuando oraba con fervor por las benditas ánimas oía muchas veces al oído voces que me decían: Gracias, gracias...
Siendo mayor iba a misa a Koesfeld. Para orar mejor por las ánimas benditas tomaba un camino solitario.
"Durante el transcurso del día, recuerda tan a menudo como sea posible que estás en la presencia de Dios. Considera lo que Dios hace y lo que estás haciendo. Verás Sus ojos dirigidos hacia ti y fijos constantemente en ti con un amor incomparable.
Dile: 'Oh Dios, ¿por qué no te miro siempre, como tú siempre me miras a mí? ¿Por qué piensas tan a menudo en mí, oh Señor, y por qué pienso tan pocas veces en ti?"
Estaba leyendo esta frase de San Francisco de Sales.
Elevar la vista buscando la mirada de Dios debería ser una respuesta a la impresión de sentirse uno mirado.
Cuando vas por la calle a veces tienes la impresión de que alguien te está mirando, lo mismo pasa en el interior, en una reunión con gente.