Tal día como hoy, 23 de noviembre de 1248, el rey Axataf rendía la ciudad de Sevilla a manos del rey Fernando III el Santo de Castilla. Esta magna empresa se había podido realizar gracias al genio del almirante de Castilla, Ramón de Bonifaz, y a sus aguerridos marineros.
Los asedios por tierra en la era medieval podían ser muy largos y contumaces, y más si, como en el caso de Sevilla, la plaza podía ser auxiliada por tropas de refuerzo y víveres a través del río Guadalquivir. Así, hacerse con el control del río era imperioso tácticamente.
Ramón de Bonifaz armó una gran flota de galeras, naos y carracas en las Cuatro Villas de la Costa, reforzándose con hombres en Asturias y Galicia, para presentarse en la desembocadura del Guadalquivir con la intención de navegar hasta el corazón de Sevilla.
La escuadra castellana remontó el río con la inestimable ayuda de la caballería del rey y de las Cuatro Órdenes Militares, que limpiaron las orillas fluviales de tropas moras, cuya intención era incendiar las naves cristianas. Así, Bonifaz se presentó a la altura de Triana.
Triana era una arrabal fortificado con tropas moras que enviaba constantes refuerzos a Sevilla a través de un puente, siendo incapaces los cristianos con sus fuerzas de cercar por completo la plaza, a pesar del apoyo de Aragón. Bonifaz entendió que el puente debía ser destruido.
El puente estaba compuesto por barcas unidas con gruesas cadenas, lo que además impedía la navegación. Entonces, Bonifaz eligió a dos carracas de carga de su flota, las mayores y más pesadas, y ordenó que se situaran frente al puente en espera del viento y marea propicios.
Cuando subió la marea y empezó a soplar el viento, las dos carracas se lanzaron a toda vela sobre el puente, que aguantó la embestida de la primera, pero no pudo soportar la segunda, en la que iba el propio Bonifaz. El puente cayó y los cristianos cerraron el cerco sobre Sevilla.
Estrangulada la ciudad y sin posibilidad de recibir refuerzos, con la escuadra de Bonifaz bloqueando el Guadalquivir y expulsando a todas las saetías y galeras moras, la ciudad de Sevilla se rindió. Esto se inmortalizó en los escudos de las ciudades marineras que participaron.
La razón de tal honor, es que la mayor parte de las naves, marineros y soldados de la escuadra de Bonifaz habían sido construidos o reclutados en las villas marineras de Santander, Santoña, Laredo y Avilés. Y por eso en ellos se puede ver la hazaña representada.
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Tal día como hoy, 4 de mayo de 1588, una flota de 200 buques y con 23.375 ingleses se presentaba en Coruña para tomar la ciudad. La heroica defensa de Juan Pacheco de Toledo con 1.500 hombres, y mujeres, la derrotaría. El desastre fue tal que se llamó la Invencible Inglesa.
Isabel I había organizado una grandísima escuadra compuesta por 6 galeones reales, 60 mercantes armados, 60 filibotes, 20 pinazas y un gran número de transportes de tropas, en total unos 200 buques; la tropa eran 23.375 hombres, entre soldados y marineros.
El mando de tan impresionante contingente lo ostentaba Francis Drake, con apoyo de John Norreys, Walter Raleigh y Robert Devereux, los principales almirantes y cortesanos ingleses. Por su parte, la expedición estuvo financiada por capital real y privado, incluyendo holandés.
Tal día como hoy, 30 de abril de 1657, una escuadra inglesa de 23 navíos de guerra atacaba la Flota de Indias en Santa Cruz de Tenerife recién llegada de La Habana y Veracruz. Si bien los ingleses destruyeron 2 galeones y 7 mercantes, Diego de Egües había desembarcado la carga.
A pesar de la superioridad numérica, pues la Flota de Indias estaba compuesta por 21 mercantes y sólo 2 galeones de escolta, los ingleses no pudieron cumplir con su objetivo. Por esta razón ambos contendientes se atribuyeron la victoria, recompensando a los participantes.
España perdió parte de su Flota de Indias y escolta de galeones, si bien consiguió desembarcar la carga que era la prioridad, teniendo más bajas. Inglaterra sufrió desperfectos en su flota aunque consiguió salir de puerto sin grandes bajas, pero sin lograr su objetivo.
Tal día como hoy, 27 de abril de 1521, en la batalla de Mactán que se libró en la isla de Cebú, murió Fernando de Magallanes al enfrentarse con 49 de sus hombres a 1.500 nativos del caudillo Lapulapu. El resto de los expedicionarios observaban desde sus naves la batalla.
A causa de la orografía rocosa de la isla, Magallanes no pudo desembarcar directamente, ni recibir apoyo de la artillería de sus naves, por lo que tuvo que anclar en la distancia y llegar en botes hasta la playa. Para la misión, Magallanes eligió a 48 hombres, sobresalientes.
Los sobresalientes eran soldados embarcados, un tipo de infantería anterior a la de Marina. Usaban espada, rodela y media armadura. Al desembarcar, tuvieron que andar casi un km y tenían el agua por encima de la rodilla. Los nativos se lanzaron contra los fatigados soldados.
Tal día como hoy, 18 de abril de 1593, en aguas francesas, la flota de Pedro de Zubiaur desembarcaba en Blaye en apoyo a la Liga Católica. Al llegar una inglesa de 60 naves en apoyo a los hugonotes, los españoles abordaron y destruyeron la capitana y almiranta, tomando 6 más.
Los católicos franceses de la Liga Santa o Liga Católica de Francia habían tomado Blaye y se encontraban bajo asedio de las tropas reales, con apoyo de los hugonotes y los ingleses. España había organizado una flota de 20 filibotes y pinazas con sus Tercios para apoyarles.
La flota de bloqueo anglo-francesa esta compuesta por unos 60 buques, de los cuales 6 eran galeones de guerra ingleses de almirante Wilkenson, y otros 6 galeazas. La flota de Zubiaur forzó el bloqueo y consiguió desembarcar las tropas españolas para que se unieran a la defensa.
Tal día como hoy, 15 de marzo de 1646, se iniciaba el intento de conquista de las Filipinas por parte de una flota holandesa compuesta por 16 galeones, 3 brulotes y diversos buques menores. Los españoles aprestaron los galeones Encarnación, Rosario y San Luis para la defensa.
Lorenzo Ugalde de Orellana, comandante de la capitana, y Sebastián López, de la almiranta, y apoyados posteriormente por 4 bergantines y no más de 400 soldados y nativos, repelieron el ataque holandés en 5 localizaciones distintas desde marzo a hasta octubre.
Por los 50 muertos de los españoles, los holandeses perdieron 500 hombres, 2 brulotes y 3 buques quedaron muy dañados. De hecho, el almirante holandés Maarten Gerritsz Vries falleció poco después del ataque, posiblemente a causa de sus heridas.
Tal día como hoy, 18 de febrero de 1639, la escuadra del almirante Miguel de Horna, de 5 buques y con 2.000 soldados embarcados, era interceptada cerca de Dunquerque por una flota holandesa de 20 buques. Los holandeses tuvieron 1.700 muertos y heridos, y fracasaron en su misión.
En la Guerra de los Ochenta Años, Dunquerque había quedado como uno de los apostaderos navales más importantes, desde el que operaban tanto buques de guerra como corsarios españoles y valones. Miguel de Horna recibió el mando de la escuadra de Dunquerque en 1636.
A inicios de 1639, recibió órdenes de partir hacia La Coruña a encontrarse con la flota del almirante Antonio de Oquendo, con 2.000 soldados españoles y valones. En el canal de la Mancha, cerca de Dunquerque, la escuadra holandesa del almirante Maarten Tromp les salió al paso.