Thread by @Donvix

Mi familia se deriva de otra que siempre tuvo la crianza de animales como sustento.

Crecí visitando granjas, y mirando por la tarde a un borrego que comeríamos a la mañana siguiente, o admirando gallineros inmensos, y el matadero a un lado.

Mi padre siempre tuvo amigos que pertenecían al ambiente taurino: apoderados, matadores, ganaderos, empresarios, grandes aficionados... todos, gente divertidísima y generosa.

Crecí y, a mi vez, trabé amistad con taurinos; gente buena, derecha, medio filósofa, medio insensata.

Fui fiel aficionado a la fiesta brava, de principios de los 90 a mediados de la primera década de este siglo, y nunca salí de una plaza creyendo que había malgastado mi dinero, o sintiendo que celebré algo inmoral.

Luego, los buenos encierros menguaron, y me alejé de la plaza.

Todavía espero buenos encierros que me lleven de regreso a la plaza: es un ambiente, un espectáculo y una experiencia que disfruto mucho, con todos los sentidos, y que me ayuda a ganar, como humano, algo invaluable: perspectiva.

Los sonidos, incluidos su magnífica música y las proclamas de aficionados y diestros; los aromas, los sabores, las texturas, y las estampas.

Los contrastes, las combinaciones, y como ruido de fondo la muerte, que siempre se asoma y lo acomoda todo.

Quizá por todo esto, es que me parece chocante este enésimo esfuerzo por prohibir las corridas de toros.

No es sólo, para mí, un tema de libertades, o de oposición a un gobierno que todo lo hace mal: es también un tema de querencias.

Llegar a la plaza, acompañando a una mujer hermosa, y compartiendo con amigos el sol o la sombra, una broma, y un trago.

Jeans, botas, camisa arremangada, sin reloj y con el móvil en silencio.

Y ver las suertes, y la competencia, y exigir y reconocer, y en definitiva celebrar.

Si hay que defender libertades, porque son necesarias y buenas, se necesitan querencias para anclarlas y luchar por ellas.

No es que me interese acudir a la México: me interesa que la fiesta, si ha de morir, lo haga como conclusión válida y no como algo que se castra.

A ver si se puede.

A ver si podemos.

Este mundo cada vez es menos "mi" mundo, y tiene sentido que así sea, pero no por eso voy a dejar que algo útil y grato sea barrido bajo la alfombra, sólo porque hoy hay quienes se horrorizan con una forma de cumplir el ciclo.

Ojalá quienes se horrorizan con la muerte del toro, se horroricen aún más con las aves canoras presas, los perros mutilados "por estética", y los pollos inflamados con hormonas a niveles monstruosos: la muerte es una consecuencia natural de vivir; el encierro y la mutilación, no.