Charles Darwin, El origen de las especies.
Capítulo 1. Variación en estado doméstico. Selección inconsciente. Resumen:
Existe una forma de selección que puede llamarse inconsciente, que resulta de que cada uno procura poseer y sacar crías de los mejores individuos, pero sin tener deseo ni esperanza de modificar permanentemente las razas.
Sin embargo, debemos deducir que este procedimiento, seguido durante siglos, mejoraría y modificaría cualquier raza. Cambios lentos e insensibles de esta clase no pueden nunca reconocerse.
En algunos casos, individuos no modificados, o poco modificados, de la misma raza existen en distritos menos civilizados donde la raza ha sido menos mejorada.
Aunque existan salvajes que no piensen nunca en el carácter hereditario de la descendencia de sus animales domésticos, cualquier animal particularmente útil a ellos para un objeto especial tiene que ser cuidadosamente conservado en tiempo de hambre...
...u otros accidentes a los que tan expuestos se hallan los salvajes, y estos animales escogidos dejarían de este modo más descendencia que los de clase inferior, de modo que en este caso se iría produciendo una especie de selección inconsciente.
En las plantas, se puede reconocer este mismo proceso gradual de perfeccionamiento, mediante la conservación accidental de los mejores individuos –sean o no lo bastante diferentes para ser clasificados como variedades distintas, y se hayan o no mezclado entre sí por cruzamiento.
En las obras de horticultura, el arte ha consistido en cultivar siempre la variedad más renombrada, sembrando sus semillas, y cuando por casualidad apareció una variedad ligeramente mejor, en seleccionar ésta, y así progresivamente.
Muchas modificaciones acumuladas así, lenta e inconscientemente, explican el hecho bien conocido de que en cierto número de casos no conozcamos el tronco primitivo silvestre de las plantas cultivadas desde más antiguo en nuestros jardines y huertas.
Por lo que se refiere a los animales domésticos pertenecientes a hombres no civilizados, no ha de pasar inadvertido que estos animales, casi siempre, han de luchar por su propia comida, a lo menos durante ciertas temporadas.
Y en dos países de condiciones muy diferentes individuos de la misma especie, que tienen constitución y estructura ligeramente diferente muchas veces, medrarán más en un país que en otro y, así, por un proceso de selección natural, pudieron formarse dos subrazas.
Esto quizá explica en parte por qué las variedades que poseen los salvajes tienen más del caracter de las especies verdaderas que las variedades tenidas en los países civilizados.
El hombre apenas puede seleccionar alguna variación de conformación, excepto las que son exteriormente visibles, y realmente rara vez se preocupa por lo que es interno. No puede nunca actuar mediante selección, excepto con variaciones que en algún grado le da la naturaleza.
Nadie pensaría siquiera en obtener una paloma colipavo hasta que vio una paloma con la cola desarrollada en algún pequeño grado de un modo extraño, o una buchona hasta que vio una paloma con un buche de tamaño algo extraordinario.
Tan pronto como los rasgos característicos son conocidos, el principio de la selección inconsciente tenderá siempre a aumentar lentamente los rasgos característicos de la raza.
Pero serán infinitamente pequeñas las probabilidades de que se haya conservado alguna historia de estos cambios lentos, variantes e insensibles.
Charles Darwin, El origen de las especies.
Capítulo III. Lucha por la existencia. Progresión geométrica del aumento. Resumen:
Como se producen más individuos que los que pueden sobrevivir, tiene que haber en cada caso una lucha por la existencia, ya de un individuo con otro de su misma especie o con individuos de especies distintas, ya con las condiciones físicas de vida.
Ésta es la doctrina de Malthus, aplicada con doble motivo al conjunto de los reinos animal y vegetal.
Charles Darwin, El origen de las especies.
Capítulo III. Lucha por la existencia. Observaciones preliminares. Resumen:
Debido a esta lucha, las variaciones, por ligeras que sean y cualquiera que sea la causa de que procedan, si son en algún grado provechosas a los individuos de una especie en sus relaciones...
...infinitamente complejas con otros seres orgánicos y con sus condiciones físicas de vida, tenderán a la conservación de estos individuos y serán, en general, heredadas por la descendencia.
Charles Darwin, El origen de las especies.
Capítulo II. Variación en la naturaleza. Muchas de las especies incluidas en los géneros mayores parecen variedades por ser entre sí muy afines, aunque no igualmente, y por tener distribución geográfica restringida. Resumen:
Las especies de los géneros mayores se parecen a las variedades más que las especies de los géneros menores. En los géneros mayores, en los cuales se está ahora fabricando un número de variedades o especies incipientes mayor que el promedio, muchas...
...de las especies ya fabricadas parecen, hasta cierto punto, variedades, pues difieren entre sí menos de la cantidad habitual de diferencia.
Charles Darwin, El origen de las especies.
Capítulo II. Variación en la naturaleza. Las especies de los géneros mayores en cada país varían más frecuentemente que las especies de los géneros menores. Resumen:
El considerar las especies como variedades bien definidas y muy caracterizadas me llevó a anticipar que las especies de los géneros mayores –esto es, los que contienen más especies– en cada país presentarían con más frecuencia variedades...
...que las especies de los géneros menores, pues dondequiera que se hayan formado muchas especies sumamente afines –es decir, especies del mismo género– deben, por regla general, estarse formando actualmente muchas variedades o especies incipientes.
Charles Darwin, El origen de las especies.
Capítulo II. Variación en la naturaleza. Especies dudosas. Resumen:
Cuando el naturalista puede unir mediante formas intermedias dos formas cualesquiera, considera la una como variedad de la otra, clasificando la más común –o a veces la descrita primero– como especie y la otra como variedad.
Pero a veces surgen casos de gran dificultad al decidir si hay que clasificar o no una forma como variedad de otra, aun cuando estén estrechamente unidas por formas intermedias; y tampoco suprimirá siempre la dificultad la naturaleza híbrida de las formas intermedias.
Charles Darwin, El origen de las especies.
Capítulo II. Variación en la naturaleza. Diferencias individuales. Resumen:
Las muchas diferencias ligeras que aparecen en la descendencia de los mismos padres, o que puede presumirse que han surgido así por haberse observado en individuos de una misma especie que habitan una misma localidad confinada, pueden llamarse diferencias individuales.
Estas diferencias individuales, frecuentemente, son hereditarias, y aportan así materiales para que la selección natural actúe sobre ellos y las acumule, de la misma manera que el hombre acumula en una dirección dada las diferencias individuales de sus producciones domésticas.