1. Veo a mucha gente todavía atorada con el tema de Djokovic. Deja te explico qué es lo que estuvo mal de su parte, y por qué Australia hizo lo correcto.
Y no, no tiene nada que ver con los derechos o la libertad del individuo.
2. Djokovic no se quiere vacunar. Vale. Está en su derecho. Personalmente, después de ver toda la evidencia publicada, me parece una estupidez, pero eso no le quita el derecho.
Pero aquí es donde muchos libertarios se hacen bolas.
3. Desde ningún punto de vista es razonable la idea de que mi libertad esté por encima de las normas. Incluso mi libertad tiene un límite, y es la libertad de los demás. Como individuos, pero también como sociedades.
Es un concepto básico de política. Sin ello, no hay política.
4. Guste o no, el ejercicio de mis libertades implica la aceptación de las consecuencias de lo que hago. No puedo ser tan idiota como para exigir que se me respete el derecho a saturarme en drogas, y pretender que porque soy libre no voy a joder mi salud.
5. A nivel social es lo mismo. Yo puedo exigir que se respete mi derecho a ser un patán, pero no puedo ser tan idiota como para exigir que todos me quieran por eso. Si ejerzo mi patanería libremente, mínimo debo aceptar que me voy a volver un indeseable.
6. Regresando a Djokovic, no hay nada más patético ni absurdo que pensar que por ser un gran tenista puede pasarse las reglas por el arco del triunfo.
El principal valor de la democracia es simple: NADIE debe tener privilegios ante la ley. Ni siquiera los grandes tenistas.
7. Djokovic mintió en sus primeras declaraciones al ingresar a Australia. Eso, por sí solo, justificaba una medida en su contra por parte del gobierno. Pero bueno, ya se sabe que además estaban las otras reglas, las sanitarias. Las que Djokovic estaba violando.
8. Veo a mucha gente diciendo "es que uno se tiene que rebelar contra las reglas injustas". En abstracto, es correcto. En concreto, habría que discutir si las reglas sanitarias de Australia son realmente injustas. Yo digo que no, pero dejemos las opiniones por el momento.
9. Aquí el punto es más simple: está bien, te rebelas contra una ley que no te parece, pero ¿quieres que el gobierno de ese país de aplauda y te apapache sólo porque eres un rock-star del tenis?
No me jodas.
Eso es lo más antidemocrático que existe.
10. Si vas a tener los güevotes para rebelarte en contra de una reglamentación, entonces también ten los güevotes para cargar con las consecuencias.
No te puedes hacer el valiente a la hora de rebelarte, y ponerte a chillar cuando te dicen "lárgate de aquí".
11. Si Djokovic fuera coherente con un posicionamiento político, desde un inicio habría tenido los güevotes para decir "voy a boicotear el Abierto de Australia, Roland Garrros, y todos los torneos que tengan leyes que no me parecen".
Pero, obvio, su idea no es esa.
12. El cabrón quiere ser libre como comunista (es un decir; eso, en la vida real, no existe) y rico como capitalista. Pensar como izquierdista, pero cobrar como derechista.
Chistosito el muchacho.
Pero bueno. ¿Por qué no serlo, si hay tanto tarugo aplaudiéndole?
13. Si después de toda la evidencia médica insistes en mantener tu postura suicida de no vacunarte, vale. Es tu cuerpo, tu decisión. Pero no pretendas que un gobierno completo se doble delante de ti sólo porque no entiendes lo que implica ser libre.
14. Ser libre también implica aceptar las consecuencias de tus decisiones libres y, sobre todo, entender que el mundo no gira a tu alrededor. Si tienes dudas, ponte a leer a Copérnico. Tiene un muy buen libro sobre eso.
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1. Qué ternura el estilo de argumentos que usan los lopistas contra el #Reemplacamiento en #Queretaro. @pattygmiranda es un buen ejemplo: que no es momento porque enero y los gastos, que se lo van a robar, que hay que ser austeros. Te explico los defectos de esas ideas.
2. El gobierno de #Queretaro te da la opción de un descuento del 15 o 30% si pagas estos primeros 3 meses. Así que el argumento de que ahorita todo mundo anda gastado no aplica.
¿Robar? ¿Como Bartlett o Gertz, o tantos otros cuatroteros?
3. Es curioso que gente como Patty estén en pie de guerra para criticar a los gobiernos de oposición por algo que creen que podrían hacer, pero no contra la gente de López que ya lo hace.
Eso evidencia una profunda hipocresía.
1. A todos nos molestan los impuestos. En esencia, es saqueo. Por supuesto, es la forma en la que el antiguo saqueo medieval -tributo- se civilizó por medio de valores democráticos.
Ahora bien: hay de impuestos a impuestos. O de políticas fiscales a políticas fiscales.
2. La #Tenencia ha sido todo un tema, especialmente en un país como México en el que la ciudadanía rara vez disfruta de beneficios concretos por pagar impuestos concretos. En el caso de la tenencia, beneficios para todo lo que tenga que ver con el auto.
3. Por ejemplo, te cobran la tenencia pero las autopistas de México son inseguras; o las calles de tu ciudad o tu población están llenas de baches. Esas vivencias cotidianas hacen que uno cada vez sea más renuente a pagar nuevos impuestos. Los sientes como un atraco.
1. Deja te platico del Síndrome de Cuitláhuac.
Morena se está metiendo en gravísimos problemas debido a toda su gente que no se aguanta las ganas de implementar sus venganzas, pero que tampoco saben medir las consecuencias de lo que hacen.
El modelo, por supuesto, es Cuitláhuac.
2. En este momento hay tres casos particularmente graves y emblemáticos de cómo, para Morena, el poder judicial no es un asunto de justicia, sino de dominación. Un mecanismo para aplastar al enemigo o al opositor.
Una asquerosa visión medieval del poder.
3. El caso más grave, por sus implicaciones, es la persecución de Gertz Manero contra Alejandra Cuevas. Un caso sin sustento legal, una violación flagrante de Derechos Humanos, que ocurre simplemente porque el fiscal quiere y puede. El abuso de poder en su máxima expresión.
1. Fíjate qué combinación tan chistosa la que representan López y Cuitláhuac.
López es un tipo que odio la libertad de opinión.
Cuitláhuac, un tarado.
Pero eso podría mantenerse bajo control si los dos entendieran una palabrita mágica:
LÍMITES.
Pero no. Ahí te va...
2. Que López haya impulsado a un gobernador monumentalmente corrupto e incompetente como Cuitláhuac no tiene ningún misterio.
A López todo eso le importa un pepino. Él lo único que exige es lealtad, misma que debe ser incondicional.
Ahí empiezan los problemas con Monreal.
3. Monreal tiene su colota que le pisen. Un santo no es. Pero tampoco es un incondicional de López. De hecho, Monreal sólo es leal consigo mismo. Si ha sido parte del proyecto lopista, es porque le ha convenido.
Pero eso no es una situación que no pueda cambiar.
1. Déjame contarte algo monstruoso sobre el odio a Europa y su cultura.
Tal y como se está extendiendo en todo el mundo, ideológicamente hablando, es la derivación natural de la feroz autocrítica (no siempre objetiva ni asertiva) iniciada por el posestructuralismo francés.
2. Y tiene lógica: sus principales exponentes (especialmente Foucault y Derrida) fueron filósofos que vivieron en carne propia el horror de la 2a Guerra Mundial. Así que tenían buenas razones para criticar a Europa, un continente civilizado que se había autodestruido.
3. Pero fallaron en una cosa: no tuvieron la lucidez de explicar que, en realidad, todos los continentes requieren de ese mismo nivel de autocrítica. Si bien ninguno se autogeneró algo como la 2a Guerra Mundial, violencia y explotación las han habido en todos lados.
1. Hoy concluye la consulta en #Jalisco sobre el #PactoFiscal.
Pero recuerda: es un tema crucial para todos, porque el origen del problema lo compartimos todos: el presidente López Obrador. Y, por supuesto, su talante autoritario.
2. No olvides que detrás de todo está la obsesión de López por el poder, y su creencia en qué él es el único que debe tener el dinero de todo el país, y decidir en qué se gasta.
Una cosa es segura: en salud o medicinas no se lo va a gastar.
3. López está obsesionado con su aeropuerto inútil, su refinería imposible, y su tren incosteable.
Los demás asuntos del país no le interesan, y por eso no tiene recato alguno en dejarnos morir.
Por eso la urgencia de poner un alto.