Paradójicamente, al igual que hoy soplan fuertes vientos de guerra fría, durante la muy sangrienta represión del #12F 2014 también soplaban aires de guerra fría, un clima en el que parece acomodarse muy bien la política exterior de Maduro.
La manera como Caracas se inmiscuyó en el affaire Snowden, fue una clara muestra de querer jugar, el papel de provocador, en la escena mundial que para entonces vivía una suerte de remake de la guerra fría, con lo que ocurría en Crimea.
De igual forma los múltiples acuerdos entre Venezuela e Irán y el apoyo a Bachar en Siria, colocan al régimen venezolano del lado que Cuba ha querido y en el que La Habana siempre ha estado desde que los Castro tomaron el poder.
En el 2014 el jurista Obama se enfrentaba al KGBista Putin. Hoy en pleno 2022, Putin de nuevo desafía a las democracias occidentales con su amenaza de invasión a Ucrania.
Es muy difícil que Venezuela salga bien parada de ésta equívoca nueva incursión en éste nuevo y nada prometedor giro de la escena internacional.
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