Thread by @israelmerino_

Esto que os voy a contar me va a cerrar puertas laborales en algunos medios, pero me la suda.

Así es como tratan algunos grandes grupos a los periodistas freelances:

Hace veinte minutos (23:50), me llama el redactor jefe de una importante revista nacional. Me cuenta que le ha pasado mi número uno de mis editores y que le gusta mucho cómo trabajo.

Que sabe que tengo ciertas «nociones avanzadas» de Europa del Este y que estuve, a finales de noviembre, cubriendo la crisis migratoria de Bielorrusia con Polonia, por lo que me sé mover. Que le mola cómo escribo, cómo narro y la forma que tengo de contar. Todo bien.

Me dice que ha leído en mi Twitter que ando por Ucrania, pero lo explico que no pude viajar por motivos laborales. El tipo me dice que no importa, que no pasa nada, y que me quiere mandar para allá como enviado especial de la revista.

¿Las condiciones? Cuatro semanas a Ucrania con libertad para moverme como vea conveniente, pero que solo me acepta una crónica a la semana. Con exclusividad, claro. Ellos me pagan el vuelo, pero no la manutención. ¿El precio? 100 € por crónica.

Quitándole el IRPF, estamos hablando de unos 320 euros por un mes jugándome la vida y costeándome yo el moverme por ahí. Una estafa, vamos. Explotación de manual.

Por supuesto, estoy abiertísimo a viajar a Ucrania (que no podría ni llegar hasta ahí directamente, sino que tendría que volar hasta algún país fronterizo y luego entrar por tierra como malamente pueda), pero no con estas condiciones de mierda.

Me encantaría contar el drama humano que está viviendo esta gente, pero no así. No por 320 euros menos gastos.

Panda de sinvergüenzas. Panda de hijos de la gran puta.