Por desgracia, aunque hemos salido del laberinto, las sensaciones continúan allí.
Muchos visitantes (yo) experimentan durante el resto del día una ligera desorientación y mareos.
Lo único que puedo recomendar en esos casos, es tomar la primera salida que veamos hacia el patio de cristal para poder descansar, tomar aire y reconocer el privilegio de haber nacido donde hemos nacido y en la época que hemos nacido.
Me informan de que el apellido del arquitecto es Libeskind y yo, que soy muy de querer a los niños, lo he escrito a la forma alemana: Liebeskind, que significa el niño amado o querido y es un apellido muy común... pero Libeskind es polaco y no alemán.
Perdónenme.
Por cierto número 1:
Desde hace un año el museo es gratuito.
Repito, GRATUITO.
¿Por qué?
Creo que no hace falta explicar por qué. Me hizo mucha ilusión ver la semana pasada el museo lleno (pero lleno) de clases de institutos.
Me parece una muy buena iniciativa.
Por cierto número 2:
Si tenéis hijos, como es mi caso, también podéis hacer una visita al museo judío, aunque a un espacio más agradable.
Frente al museo adulto, han creado un museo para niños el Anoha. No he estado, pero el arca de Noé tiene muy buena pinta:
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En Berlín, hay un puente en el que dos luces juegan al piedra-papel-tijera durante toda la noche.
Y no lo hacen por jugar, sino por recordar una vieja historia berlinesa.
Jugad conmigo en este hilo de #berlinespobreperosexi
El 9 de noviembre de 1989 cambió la historia de Berlín. Es el momento que el muro cayó y, por fin, los vecinos pudieron reencontrarse casi 40 años después.
El muro se derribó en casi toda la ciudad, pero aún queda un lugar que fue el símbolo de la separación durante años.
En Berlín ocurrieron muchas, pero quizás la más impactante que conozco es la de un chico que cruzo el muro gracias a que encontró a su Doppelgänger, su doble, en un hotel.
Hilo 🧵 👇
En Berlín, hubo gente que intentó pasar al otro lado del muro de las formas más variopintas.
Como por ejemplo el intento de una pareja de pasar la frontera dentro de una vaca hueca. (Por cierto, al animal lo llamaron la vaca de Troya... mi enhorabuena al creador del nombre)
O la vez que 6 personas llegaron a Berlín Oeste metidos en un carrete gigante para cables.