Hay dos sesgos (uno de clase, otro ideológico) que se dan entrelazados y que son muy fuertes en la Argentina.
No sé si en otros países de América latina sucede lo mismo.
Ambos giran en torno a qué tan bien se habla inglés: cuánto logra un argentino parecerse a un norteamericano.
Hasta 1975 todos los argentinos (en especial, los ricos y con mayores posibilidades culturales) iban a la escuela pública -donde no se enseñaba inglés-.
No solo era mejor que la privada (en general, obvio que había excepciones), sino que nadie aun pensaba que lo público era malo.
Eso lo terminó drásticamente la Dictadura destruyendo la escuela pública (en un proceso complejo que merecería un largo hilo, pero no hoy).
A partir de ahí, los ricos y la clase media fueron migrando -al principio, tímidamente, luego en estampida- a la escuela privada en inglés.
Las escuelas privadas en inglés ofrecían más confort y seguridad y más respeto por los caprichos de clase de sus clientes que las públicas.
Algunas privadas eran muy buenas -incluso antes de este proceso- y otras fueron mejorando, pero la mayoría era bastante berreta.
Durante largos 30 años (por decir poco, porque en gran medida todavía continúa), gran parte de las escuelas privadas no fueron mucho mejores que las públicas en la enseñanza general.
Y eso se ve en todas las pruebas estandarizadas: obtienen resultados muy parecidos.
La gran diferencia de las privadas es que la mayoría de su alumnado viene de hogares con menores (o nulos) problemas materiales y con mucho más capital simbólico.
Un chico de la privada en promedio vio más films, fue a más museos, cines y teatros que uno de la pública.
Y las privadas se especializan en algo que la pública no ofrece (u ofrece de manera tal que no funciona): la enseñanza del inglés.
Hablar inglés hoy en la Argentina significa que uno fue a una escuela privada. Es decir que pudo pagar por su enseñanza. Es decir, que tiene dinero.
Mucha de la gente que habla pasablemente inglés en la Argentina casi no sabe nada más. Tiene faltas de ortografía en castellano, no sabe matemáticas, falla en conocimientos de Historia, etc. Tanto o más que uno de la pública.
¡Pero sabe inglés!
Ya está del lado de la gente in.
Alguien puede haber ido a las mejores escuelas privadas inglesas y hablar mal inglés. Macri es el mejor ejemplo de un mal alumno de la mejor escuela inglesa de la Argentina.
No sé si el canciller Cafiero fue a una privada pero su familia podría costear la más cara.
En el caso de Cafiero y de mil personas públicas que hablan mal inglés se juntan dos cosas:
o son viejos, que fueron a la pública cuando era la única opción buena
o tienen un prejuicio con EEUU y el inglés (o un problema para aprender idiomas).
Conocí a muchos de los mejores artistas e intelectuales argentinos (escribo en pasado porque están casi todos muertos) y ninguno -salvo los de familia inglesa- hablaba inglés, a pesar de que muchos hablaban otro idioma -por lo general, francés-.
Siempre va a haber gritos de locura en la Argentina cuando se descubre que hay un peronista que no habla bien inglés (no sucedió eso cuando Macri o Gaby Michetti daban vergüenza ajena) porque la mayoría de los votantes de Juntos por el Cambio son ricos.
Y quieren señalarlo.
Es cierto que hoy el mundo profesional exige hablar inglés.
Que el inglés (como el dólar en el intercambio internacional) es la lingua franca, pero no se exige a nivel mundial ser un cajetilla de San Isidro educado pan con leche por un cura inglés.
Con hacerse entender alcanza.
En la Argentina no alcanza con chapurrear inglés porque hay que mostrar que uno pertenece a la clase privilegiada.
Los votantes de Juntos por el Cambio en Twitter se caracterizan por pronunciar en el inglés neoyorquino perfecto.
Hasta el punto de que no los entienden en Arkansas.
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Hace medio siglo, cuando estaba en el Secundario yo creía que era lindo tener hijos.
Creo que hubiera sido un buen padre.
Pero cuando yo era joven ser gay era lo peor que te podía pasar en el mundo y pensar en tener hijos era un delirio (nadie había pensado en "subrogación").
Adoptar es terriblemente difícil en la Argentina. Y para una persona "no normal" aun hoy es muchísimo más complicado.
Hoy ya soy viejo y hace décadas que ya ni me propongo ser padre. Hoy sería egoísta pensarlo y obligar al niño a ser huérfano dentro de poco.
Siempre vuelvo a Alejandro Magno porque fue el hombre más grande que jamás existió y es muy posible que jamás haya otro que se le equipare aunque la humanidad sobreviva muchos milenios en el futuro.
Su proyecto era hacer del mundo una fraternidad: los pueblos conviviendo juntos.
Perdicas, que heredó Macedonia al morir Alejandro, le preparó una gran tumba en la tierra en la que el Gran Rey había nacido.
Pero Ptolomeo -que fue el más hábil de todos los generales de Alejandro- logró robar el cadáver momificado y llevarlo a Alejandría.
Ptolomeo convirtió a Alejandría en un gran parque temático para todos los gustos: los sabios de la Antigüedad iban a la Biblioteca para acceder a lo mejor de todo el saber universal y todos peregrinaban para ver el cadáver del hombre más famoso del mundo; Alejandro.
Una de las últimas representaciones de La Cena en la que todos están sentados en derredor de la mesa y no del mismo lado, como en la de Da Vinci, que impondría la norma.
La última cena, 1495. Obra de Leonardo da Vinci #RayoArte
La última cena (una de las 100 versiones), 1986. Obra de Andy Warhol #RayoArte
Leer los diarios deprime.
Cada idea que lanzan los funcionarios del gobierno o sus legisladores es una apuesta a la decadencia.
Le quieren poner impuestos a las viviendas vacías. Van a frenar la construcción de unidades nuevas -que mueve mil sectores-.
Hace años, cuando el kirchnerismo tomaba medidas que no nos permitían ir al Desarrollo pensaba por qué hacían eso: ellos deben saber que eso es malo a futuro.
Ahora sé que todo lo que hace un político es para permanecer en el poder y ser reelegido.
A la gente le gusta la boludez.
Si hacemos una encuesta sobre leyes de alquileres y proponemos matar a los dueños de las propiedades o expropiarlas, la mayoría votaría que eso está muy bien.
¿Impuestos a las viviendas que no se alquilan? Aplausos.
La pelea en el Frente de Todos es la más absurda de la historia argentina.
Las dos facciones proponen distintas formas de que el país se siga destruyendo. No es una pelea entre un camino de desarrollo y otro de retroceso. Ambos sectores proponen retrocesos distintos.
El albertismo propone un retroceso moderado y basado en algunas pocas y deshilvanadas medidas racionales mezcladas con mil locuras antiinversión para que el FdT no se rompa y puedan llegar más o menos, pero llegar al 2023.
El cristinismo quiere volver a los "años felices" cuando eran otros los que les habían hecho las tareas difíciles
(el menemismo les dejaba el país con buena infraestructura, que se dedicaron a destruir y Duhalde les dejaba la pesificación sin inflación, que demolieron también)
Son las idus de marzo (en latín idus era femenino).
En el 44 aC matan a Julio César.
Sale a subasta una moneda de oro acuñada por Brutus entonces para conmemorar el asesinato de Julio César.
Podría venderse por más de 2 millones de dólares.
Hace 2066 años, el hombre más poderoso de Roma -el más poderoso del mundo- está a punto de ser asesinado.
Nadie había llegado tan lejos como César en Roma. Había duplicado el tamaño del territorio que dominaban los romanos y había el logrado el control total de la ciudad.
Han pasado 2066 años desde el asesinato de César en y aun resuenan los ecos de esa acción.
En los días previos César había escuchado los augurios de un arúspice agorero que le había dicho "Cuídate de las idus de marzo".