En febrero de 1897 Camille Pissarro alquila una habitación en un hotel de la calle Druot de París. De esa estancia surge una de las series más interesantes del Impresionismo francés: las vistas del Boulevard Montmartre.
Camille Pissarro tiene 66 años. Es un pintor experimentado y gran colaborador del grupo impresionista, siendo con Berthe Morisot los únicos que expusieron en las ocho exposiciones del grupo.
Elige alojarse en el Grand Hôtel de Russie por su ubicación, en número 1 de la Rue Druot
Al este daba al Boulevard Montmartre (que a pesar del nombre no está en Montmartre) y al oeste al Boulevard Haussmann. Es decir, estaba en pleno centro de los grandes boulevards parisinos del S. XIX. Un hervidero de vida.
El Barón Haussmann cambió completamente el diseño urbano de París durante el II Imperio. Se derribaron los antiguos barrios medievales para dar lugar a amplias avenidas con parques. Es parte de la imagen que hoy tenemos de París. Y esa imagen fascinó a los impresionistas.
A finales del S. XIX pintar paisajes urbanos parisinos había pasado de moda (los grandes paisajes urbanos de Manet, Monet y Renoir son de entre 1860 y 1880).
Rue Montorgueil con banderas, de Monet (1878, @MuseeOrsay).
¿Por qué Pissarro recurrió a un tema urbano si su obra anterior se basaba en gran medida en retratar la vida tranquila del campo?
Primavera. Ciruelos en flor, en Pontoise. (1877, @MuseeOrsay).
Desde los 59 años, Pissarro sufrió una dacriocistitis (una infección del saco lacrimal), lo que le ocasionaba molestias oculares con un abundante lagrimeo, sobre todo en el exterior. Se le ofreció operarse, pero rechazó la intervención. Probablemente por eso se mudó al hotel.
En los interiores el lagrimeo mejoraba. Así, Pissarro se planteó pintar el Boulevard en diferentes momentos del día y en diferentes estaciones, para mostrar los diferentes efectos de la luz en un mismo espacios.
Esta idea no era una novedad, pues Claude Monet ya había pintado su serie de Almiares (1890-91) y la de la catedral de Rouen (1892-94) bajo distintos efectos de luz del día y de las estaciones. Aquí contada con la grandeza habitual de @DeCromarty:
La serie de Monet tuvo mucho éxito entre el público y la crítica, lo que le reportó mucho beneficio económico. Esto pudo motivar a que Pissarro planteara su serie de los Boulevards, animado por el marchante de arte Paul Durand-Ruel, como le cuenta a su hijo Lucien en una carta.
Desde el punto de vista alto que le confería la habitación del hotel, traza una perspectiva basada en las diagonales que forman los tejados y las aceras, reforzada por los carruajes, los árboles y las farolas.
Boulevard Montmartre en 1906 y la versión del @NGVMelbourne.
Pero el punto de fuga es la Porte Sainte-Denis, pero no está en el centro, está ladeado a la izquierda, lo que obliga a desplazarnos por el cuadro. Esto dota de movimiento a una escena que pudiera parecer estática.
Vemos el mismo escenario en diferentes momentos: por la noche tras la lluvia (@NationalGallery) -la única escena nocturna de la serie-, en una mañana de otoño (@state_hermitage), en una mañana de invierno (@metmuseum) y en primavera (@israelmuseum).
El escenario es el mismo, pero hay más o menos gente desfilando según el momento que sea del día o la estación.
La serie se compone de 14 lienzos. Pissarro trabajaba a la vez en varios, pasando con naturalidad de uno a otro.
Bruma matutina (colección particular), final del día (colección particular) y mañana de primavera (colección particular).
La escena nocturna está totalmente iluminada por luces artificiales: no hay estrellas ni luna en el cielo.
Destaca la farola eléctrica del primer plano que proyecta una fría luz blanca, enmarcada por azul índigo que contrasta con luz cálida de los escaparates amarilla y naranja
Las lámparas de aceite de los carruajes y ómnibus que esperan fuera del Théâtre des Variétés, pintadas como dos líneas de puntos formados con pequeñas pinceladas de rojo, blanco y amarillo, introducen una fuente de luz adicional.
Pissarro mejoró el efecto de estas diversas luces pintando el bulevar después de que lloviera. La luz reflejada en el pavimento mojado es particularmente efectiva en el lado derecho de la imagen.
En el Martes de Carnaval representa los desfiles por el Boulevard, con el confetti movido por el viento de marzo. Mirad qué pintura tan física al verla en detalle.
Una pincelada totalmente física, como en este detalle de la mañana de invierno del @metmuseum:
Espero que os haya gustado esta serie no muy conocida de uno de los impresionistas menos conocidos. Feliz noche.
Quiero dedicar este hilo a @montotomsol y @charo_lu por preocuparse de mi escasa vida en Twitter en las últimas semanas. Y muy especialmente a @mjosemagi, que me consta que no está pasando un buen momento. A todas vosotras, muchas gracias.
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Este dibujo cuenta una historia que a ojos del S. XXI puede no sorprendernos demasiado.
Pero que en el S. XVII un joven pintor vaya a conocer a una anciana artista, que además le saca más de 60 años, no era algo habitual.
#8M
En 1621, el joven Antoon van Dyck viaja a Italia. Tenía 22 años y ya arrastraba una considerable carrera a sus espaldas, después de haber recibido varios encargos del rey Jacobo I de Inglaterra y de su corte.
Retrato de Thomas Howard, segundo conde de Arundel (@GettyMuseum).
Van Dyck pasaría en Italia siete años. La mayor fuente de información de ese viaje es el Cuaderno Italiano (@britishmuseum), formado por unos doscientos folios de dibujos de estampas, obras de otros artistas, nuevas ideas y en algunos pocos casos personas que conoció en el viaje.
Hay un nuevo invitado en el @museodelprado que se va a quedar los próximos 2 años.
Vamos a conocer las obras que forman parte de La galería de arte Cornelis van der Geest, de Willem van Haecht (1628, Rubenshuis).
Durante el S. XVII surgió en Amberes el género de los Constkamers, donde se muestran las colecciones de arte de orgullosos mecenas.
Como Cornelis van der Geest, aquí retratado por Van Dyck (c1620, @NationalGallery).
Durante la visita de los archiduques Alberto e Isabel a Amberes entre el 15 y el 27 de agosto de 1615, estos conocieron la galería de arte de Cornelis van der Geest.
El coleccionista encargó esta pintura conmemorativa trece años después de la visita.
En Desayuno en la cama (1897, @TheHuntington), Mary Cassatt realiza un retrato muy cercano y tierno de su familia. Vamos a conocerla.
#Maestras
La bebé es Ellen Mary Cassatt, hija de su hermano menor Joseph Gardner Cassatt.
Mary Cassatt retrataría a su sobrina muchas veces y con diferentes técnicas. Como el óleo Ellen Mary con un vestido blanco (c1896, @mfaboston) o el precioso pastel (c1899, @metmuseum) donado por la propia retratada al Met.
La mujer de la cabra, de Maruja Mallo (1929, @FundacionBarrie) cuenta, casi sin enterarnos, los logros que llegaron a alcanzar las mujeres a principios del S. XX y la ruptura que esto supuso con la tradición anterior. De esto y de un poco de poesía vamos a hablar aquí.
#Maestras
En 1927, animada por su amiga la poeta Concha Méndez, la pintora viaja a Tenerife, donde su padre había sido destinado (era administrador de aduanas). Y es allí donde pinta esta obra en 1929 (de ahí su otro título: La isleña).
Hay múltiples elementos del paisaje tinerfeño en la composición, tanto las montañas escarpadas como el puerto amurallado con palmeras. Destaca en el lado derecho una gran planta de aloe vera.
Preciosa y poética la paloma con la cola de abanico.
Para celebrar el #Prado204 vamos a hablar de la única pintura de Rembrandt en el museo, que además es un caso de #RecuperArte al cambiar de título hace unos pocos años:
Judith en el banquete de Holofernes (1634).
La identificación de la protagonista como Judith es algo muy reciente.
Fue Teresa Posada, jefa del departamento de Pintura Holandesa, quien en 2009 se dio cuenta que algo no cuadraba entre el título oficial y la pintura.
Desde el S. XIX se interpretó la escena como la reina Artemisa preparándose para beber las cenizas de su marido y hermano Mausolo, para convertirse ella en su sepulcro viviente.