Ayer vi en Instagram esta viñeta sobre las películas de Disney (donde aparecen especialmente mujeres).
Como podemos apreciar, las princesas suelen tener el pelo perfecto, la cara sin ninguna marca de expresión, un cuerpo "perfecto" y unos vestidos de colores vivos y llamativos.
En cambio, las villanas tienen arrugas, canas y defectos como el resto de mortales.
¿Por qué es importante educar en diversidad?
Porque la vida no es un cuento de hadas.
Cuando hay humedad no puedes tener el pelo perfecto y, al levantarte, no siempre tienes la mejor cara del mundo.
Aunque parezca algo sin importancia, asociar los defectos a las villanas hace que, quien perciba alguno en su fisico, se sienta culpable por ello.
Mediante este discurso aprendemos que los defectos físicos deberian eliminarse para no convertirnos en las villanas de nuestro propio cuento.
Y este bombardeo continuo de información se va inoculando sin apenas darnos cuenta.
La infancia es especialmente vulnerable al calado de este discurso.
Porque la historia de ese cuento podría cambiar si vemos imágenes más reales.
A la Sirenita también se le encrespa el pelo cuando está cerca del mar y la Cenicienta no siempre (casi nunca, de hecho) se levanta descansada, feliz y sin ojeras.
Debemos aceptar que el mundo es diverso, pero no nos basta con un discurso, necesitamos ejemplos más reales y menos princesas perfectas.
Porque educar en la diversidad (en todas sus formas) nos permitirá ser más plurales y tolerantes con nosotras mismas y con los demás.
¡No intentemos derribar la autoestima de nuestros peques a base de estereotipos dañinos que no aportan nada!
Porque todos los cuerpos, géneros y condiciones son igual de válidos pero, para ello, deben estar debidamente representados.