🏺Últimamente se ha reabierto la discusión sobre #historia, #arte y #arqueología a raíz de las malas praxis de piteros y detectobros.
La detección metálica no tiene perdón, así que pongamos un caso reciente de cómo se puede (y no debería) llegar a liar todo.
🧵¡DENTRO HILO!🧵
En abril de 2012, la Fiscalía de Medioambiente y Urbanismo de la Comunidad de Madrid avisa a @guardiacivil de que casas como @ChristiesInc o Hermann Historica están subastando cascos celtíberos con un valor superior al millón de euros.
Así comienza la Operación Helmet.
La mayoría de las 18 piezas localizadas proviene de Aratikos, un yacimiento celtíbero ubicado en Aranda del Moncayo (Zaragoza), superando el millón y medio de euros en ventas por su singularidad y su valor histórico.
Sin embargo, como no queriendo levantar sospechas, los primeros casos subastados salieron con un precio que apenas rozaba un tercio de lo que terminarían alcanzando en el mercado.
Casi todas las piezas procedían del coleccionista austríaco Axel Goodman, cuyos herederos las habían puesto a la venta en sitios tan explícitos que podrían hacernos pensar que son totalmente lícitas. Pero, si son celtíberos, han salido de España, y esto ya huele raro.
Las primeras investigaciones remitían a un intermediario español que vivía en Suiza, concretamente el anticuario Fernando Cunillera, que sacaría las piezas de territorio nacional alrededor de 1990.
Sin embargo, previamente había pedido asesoriamiento a Markus Egg, director del Romisch-Germanische Central-Museum de Maguncia (Alemania) y uno de los máximos especialistas en cascos de este período, para saber qué era exactamente lo que tenía entre manos.
Esto motivaría que volviera en varias ocasiones al yacimiento para conseguir más cascos. Eso sí, Cunillera no era quien realmente se estaba machando las manos, sino que contaba con un contacto en la zona: Ricardo Granada, un pensionista "aficionado" a la arqueología.
Años atrás había comprado una parcela cercana al yacimiento y, tal y como testifican varios de los habitantes de la zona, era quien iba removiendo el terreno para poder ir cribando lo que se encontraba bajo tierra.
Esta tarea la llevó a cabo durante casi dos décadas sin control de ningún tipo, haciendo que se convirtiera en un personaje anecdótico, por desconocimiento popular, al ir siempre acompañado de su detector de metales, sin saber realmente qué encontraba (o no).
A pesar de ello, su abogado mantiene a día de hoy que jamás se le ha visto de forma expresa realizando prospecciones por la zona. No obstante, sí quedan testimonios en los que Granada es puesto en escena con una excavadora.
Este yacimiento no estaba catalogado en su momento por @GobAragon y, mucho menos, protegido de ninguna manera. Granada seguramente fuera consciente de esta presencia, ya que solicita un permiso de construcción que es paralizado por un "por si acaso".
Pero, ¿cómo este agricultor de una zona rural termina entrando en contacto con un anticuario de Zurich? Aquí es entra en juego Mariano Ostalé, anticuario, restaurador y dueño de la tienda donde Granada compraba los detectores de metales
Este tercer investigado realizaba reproducciones de algunas de las piezas celtíberas de su colección para cuestiones institucionales o recreación histórica y, además, era quien daba salida entre algunos contactos a los cascos que aparecieron en el yacimiento de Aratikos.
A pesar de ello, Granada, Cunillera y Ostalé siempre mantuvieron que jamás se habían conocido entre sí. Que como coartada está bien salvo que tengas tres partes de una única pieza con idéntica procedencia repartido entre las tres viviendas. Ahí la cosa cambia.
Estos tres individuos terminaron por ser sentenciados por la posesión de más de 6.000 piezas arqueológicas a seis años en el caso de Granada y Ostalé, aunque Cunillera fallece antes de celebrarse el juicio.
De esta forma, los cascos que no pertenecieron a la colección Goodman, rara vez llegan a ver la luz en subasta o en colecciones particulares, aunque se tienen localizados uno en EE.UU., otro en Portugal, dos en Cataluña, seis en el @MACMougins y otro en Londres.
Esto nos deja con siete cascos desaparecidos y un buen listado de trámites para recuperar parte de un patrimonio expoliado por causa de la mala praxis que, a día de hoy, siguen defendiendo unos cuantos como adalides de la luz y el conocimiento.
Y hasta aquí mis quejas sobre piteros y detectobros del día en forma de hilo sobre #arte para #TwitterCultural.
Sólo me queda decid que queráis mucho a vuestra gente, no expoliéis, visitad los museos locales y cuidaos mucho😘
THE END
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Aprovechando lo sucedido en el @MuseeLouvre con #LodelaGioconda, que ando hipermetido ahora mismo en cuestiones de seguridad en museos y que ni será el primero ni el último...
Ayer, 29 de mayo de 2022, la obra de Leonardo Da Vinci conocida como La Gioconda (1503) sufrió el ataque de un visitante a golpe de tartazo. Este hecho ha quedado hiperrregistrado por la presencia de móviles y la repercusión mediática que se le ha dado.
Aparentemente, los responsable de la seguridad del museo han actuado rápidamente, aunque más de forma reactiva que preventiva, todo sea dicho. Evidentemente, la obra no ha sufrido (y dudo que pudiera haber llegado a pasar) ningún tipo de daño.