Aprovechando lo sucedido en el @MuseeLouvre con #LodelaGioconda, que ando hipermetido ahora mismo en cuestiones de seguridad en museos y que ni será el primero ni el último...
Ayer, 29 de mayo de 2022, la obra de Leonardo Da Vinci conocida como La Gioconda (1503) sufrió el ataque de un visitante a golpe de tartazo. Este hecho ha quedado hiperrregistrado por la presencia de móviles y la repercusión mediática que se le ha dado.
Aparentemente, los responsable de la seguridad del museo han actuado rápidamente, aunque más de forma reactiva que preventiva, todo sea dicho. Evidentemente, la obra no ha sufrido (y dudo que pudiera haber llegado a pasar) ningún tipo de daño.
Siendo sincero y atendiendo al historial y las medidas que rodean esta tabla (no hagáis caso a su aparición en Por siempre jamás, por favor), me preocupa más que se hubiera podido dañar cualquiera de las piezas menos privilegiadas que la rodead, but that's none of my business.
Más allá de eso, la identidad del agresor no ha trascendido y su mensaje sobre sostenibilidad y medio ambiente ha quedado soterrado por su aparición en silla de ruedas con una gorra y una peluca y su expulsión del museo.
Sin embargo, como decía, ni es el primer ataque que sufre ni, seguramente, será el último en el que se vea involucrada, así que empecemos por ese agosto de 2009 en el que una turista rusa decidió lanzar una taza de té a la obra más protegida de la historia.
Se trataba de uno de los museos de apertura gratuita del museo, por lo que la afluencia era ligeramente mayor que de costumbre y, entre tanto personal, una visitante rusa decide aventar una taza de té de porcelana que había comprado en el museo.
Evidentemente, se repite una rápida detención, las medidas de seguridad protegen totalmente la obra y se presenta denuncia contra esta persona. ¿Los motivos? A día de hoy se piensa que el motivo fue la denegación a su solicitud de ciudadanía francesa.
Unos añitos antes, en 1974, en una de esas raras salidas que la obra hace del Museo del Louvre, La Gioconda se encontraba expuesta en el @TNM_IR_EN cuando una visitante utilizó un bote de pintura roja en spray para agredir la tabla.
De nuevo (o de viejo, según lo miremos) los sistemas de seguridad protegieron la obra correctamente ante esta protesta por la ausencia de accesos para personas discapacitadas dentro del museo. Nada que ver con el Louvre, pero de nuevo utilizando el valor mediático de la pieza.
Mucho antes, en 1956 recibió, no uno, sino dos ataques. El primero fue protagonizado por un hombre que sufría síndrome de Stendhal (una especie de ansiedad motivada por la sobreexposición a la belleza) que le llevó a verter ácido sulfúrico, dañando la parte inferior de la pieza.
Esto, junto a un ataque anterior (del cual no he conseguido encontrar mucha información) en el que un visitante intentó robar la obra cortándola con una cuchilla y declarando que estaba enamorado de ella, supuso el cambio definitivo en la protección de la obra.
Para entonces ya contaba con una primera mampara de cristal. Sin embargo, el detonante definitivo de lo que tenemos en la actualidad llegaría con el segundo ataque del año, realizado el 30 de diciembre por el boliviano Ugo Ungaza Villegas.
Si bien no tan peligroso como el ácido del caso anterior, decidió arrojarle una piedra a la niña bonita del Louvre con la suficiente fuerza para destrozar esta primera vitrina que la rodeaba, haciendo que se desprendiera un trozo de pigmento de la zona izquierda del codo.
Y así es como llegamos a la instalación del cristal antibalas que protege la pintura actualmente. ¿Que podría ponerme a hablar del robo de 1911 sin el cual hoy no se acordaría ni el tato de esta obra? Sí. ¿Que eso es harina de otro hilo? También.
Y hasta aquí llegamos con el hilo de hoy, que lo del #Louvre está calentito y me han tocado uno de mis temas fetiche: #arte y vandalismo.
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THE END
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🏺Últimamente se ha reabierto la discusión sobre #historia, #arte y #arqueología a raíz de las malas praxis de piteros y detectobros.
La detección metálica no tiene perdón, así que pongamos un caso reciente de cómo se puede (y no debería) llegar a liar todo.
🧵¡DENTRO HILO!🧵
En abril de 2012, la Fiscalía de Medioambiente y Urbanismo de la Comunidad de Madrid avisa a @guardiacivil de que casas como @ChristiesInc o Hermann Historica están subastando cascos celtíberos con un valor superior al millón de euros.
Así comienza la Operación Helmet.
La mayoría de las 18 piezas localizadas proviene de Aratikos, un yacimiento celtíbero ubicado en Aranda del Moncayo (Zaragoza), superando el millón y medio de euros en ventas por su singularidad y su valor histórico.