Años ante, Manet ya había realizado desnudos, algunos tan escandalosos y conocidos como La ninfa sorprendida (1860, @BellasArtesAR) Olympia (1863, @MuseeOrsay) o El almuerzo en la hierba (1863, @MuseeOrsay). Pero La Sultana es diferente.
Se basa en la insinuación, en no mostrar directamente. Aunque en realidad muestra bastante, transparentándose bajo el vestido los pechos y el pubis.
No se trata del retrato de una mujer oriental, sino el de una mujer francesa vestida "a la oriental", siguiendo la moda de la época.
Lo oriental estaba de moda. Renoir había presentado un año antes esta Odalisca (1870, @ngadc), que también tiene una notable carga erótica.
La obra de Manet tiene un planteamiento aparentemente sencillo. Con un fondo oscuro, la figura femenina destaca como un haz de luz potenciada por el vestido blanco.
Se acompaña de algunos elementos orientales para crear la ilusión exótica, aunque en ningún momento nos transportamos a tierras lejanas. Parece más bien una pantomima con un disfraz.
El suelo está esbozado con pinceladas rápidas, difuminándose con el fondo.
El tema oriental no fue uno de los más tocados por Manet, cuyo exotismo se basaba más en la spagnolade.
Aunque vemos su influencia en Olympia y en las odaliscas que realizó en 1868. Aquí la acuarela preparatoria (@MuseeLouvre) y el grabado final.
El cuadro está dedicado a Adrien Marx, como se lee en la parte inferior izquierda: à l'ami Adrien Marx (al amigo Adrien Marx).
Adrien Marx fue un periodista y crítico de arte. Aquí lo vemos en una fotografía de en torno a 1865, unos años antes de pintarse el cuadro.
Se desconoce quién es la modelo. Tampoco se conoce por qué le regaló esta obra a Adrien Marx.
El cuadro estuvo en manos de Adrien Marx hasta 1892, que pasó a manos de su sobrino.
Posteriormente formaría parte de la colección de Max Silberberg en torno a 1928, un importante empresario y mecenas judío de Breslau, asesinado por los nazis en 1942.
El marchante Paul Rosenberg lo compra en 1937. Como en todas las compras efectuadas en esos años, sobrevuela la duda sobre cómo fue el proceso.
En 1953 se lo compra Emil Bührle. En una carta entre ambos se refieren al cuadro como "Silberberg", por su anterior propietario.
Así, como parte de la colección Bührle, se incorpora al @KunsthausZurich, donde puede verse actualmente.
Espero que os haya gustado obra no tan conocida de la producción de Manet.
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Este dibujo cuenta una historia que a ojos del S. XXI puede no sorprendernos demasiado.
Pero que en el S. XVII un joven pintor vaya a conocer a una anciana artista, que además le saca más de 60 años, no era algo habitual.
#8M
En 1621, el joven Antoon van Dyck viaja a Italia. Tenía 22 años y ya arrastraba una considerable carrera a sus espaldas, después de haber recibido varios encargos del rey Jacobo I de Inglaterra y de su corte.
Retrato de Thomas Howard, segundo conde de Arundel (@GettyMuseum).
Van Dyck pasaría en Italia siete años. La mayor fuente de información de ese viaje es el Cuaderno Italiano (@britishmuseum), formado por unos doscientos folios de dibujos de estampas, obras de otros artistas, nuevas ideas y en algunos pocos casos personas que conoció en el viaje.
Hay un nuevo invitado en el @museodelprado que se va a quedar los próximos 2 años.
Vamos a conocer las obras que forman parte de La galería de arte Cornelis van der Geest, de Willem van Haecht (1628, Rubenshuis).
Durante el S. XVII surgió en Amberes el género de los Constkamers, donde se muestran las colecciones de arte de orgullosos mecenas.
Como Cornelis van der Geest, aquí retratado por Van Dyck (c1620, @NationalGallery).
Durante la visita de los archiduques Alberto e Isabel a Amberes entre el 15 y el 27 de agosto de 1615, estos conocieron la galería de arte de Cornelis van der Geest.
El coleccionista encargó esta pintura conmemorativa trece años después de la visita.
En Desayuno en la cama (1897, @TheHuntington), Mary Cassatt realiza un retrato muy cercano y tierno de su familia. Vamos a conocerla.
#Maestras
La bebé es Ellen Mary Cassatt, hija de su hermano menor Joseph Gardner Cassatt.
Mary Cassatt retrataría a su sobrina muchas veces y con diferentes técnicas. Como el óleo Ellen Mary con un vestido blanco (c1896, @mfaboston) o el precioso pastel (c1899, @metmuseum) donado por la propia retratada al Met.
La mujer de la cabra, de Maruja Mallo (1929, @FundacionBarrie) cuenta, casi sin enterarnos, los logros que llegaron a alcanzar las mujeres a principios del S. XX y la ruptura que esto supuso con la tradición anterior. De esto y de un poco de poesía vamos a hablar aquí.
#Maestras
En 1927, animada por su amiga la poeta Concha Méndez, la pintora viaja a Tenerife, donde su padre había sido destinado (era administrador de aduanas). Y es allí donde pinta esta obra en 1929 (de ahí su otro título: La isleña).
Hay múltiples elementos del paisaje tinerfeño en la composición, tanto las montañas escarpadas como el puerto amurallado con palmeras. Destaca en el lado derecho una gran planta de aloe vera.
Preciosa y poética la paloma con la cola de abanico.
Para celebrar el #Prado204 vamos a hablar de la única pintura de Rembrandt en el museo, que además es un caso de #RecuperArte al cambiar de título hace unos pocos años:
Judith en el banquete de Holofernes (1634).
La identificación de la protagonista como Judith es algo muy reciente.
Fue Teresa Posada, jefa del departamento de Pintura Holandesa, quien en 2009 se dio cuenta que algo no cuadraba entre el título oficial y la pintura.
Desde el S. XIX se interpretó la escena como la reina Artemisa preparándose para beber las cenizas de su marido y hermano Mausolo, para convertirse ella en su sepulcro viviente.