Cada vez que visito Puente la Reina/Gares siento un pequeño hormigueo en la tripa. Me pasa con algunos lugares que, por algún motivo, reverberan en mí de un modo especial. En este pequeño hilo os propongo un #paseoveraniego por este hito del camino jacobeo.
Arrancamos en el puente sobre el río Arga que da nombre a la localidad. Se trata de una espectacular obra de ingeniería impulsada a mediados del siglo XI para favorecer el tránsito de peregrinos y mercancías. Se compone de 7 ojos, aunque algunos de ellos están casi ocultos.
La documentación nos impide saber quién fue la reina que lo patrocinó e impulsó. Sus constructoras pudieron ser o bien la reina Doña Munia de Castilla (casada con Sancho Garcés III) o Doña Estefanía (casada con García Sánchez III).
Esta edificación impulsó la población del lugar y, junto a otra serie de estrategias similares, logró desviar el trazado del Camino de Santiago (que antes discurría por Álava) para llevarlo por suelo navarro, atrayendo así riqueza y prosperidad.
Bajando por el puente nos adentramos en el trazado de la calle Mayor. La concesión del fuero en el año 1122 por parte de Alfonso I el Batallador impulsó la creación ordenada de una villa de gran riqueza y motivó la erección de la iglesia de Santiago, nuestra siguiente parada.
De su etapa románica conserva la gran portada sur y la que se abre a los pies del templo. La portada principal, de finales del siglo XII, recoge toda la tradición constructiva del mejor románico navarro y funde en ella lo aportado por los talleres que trabajaron en Estella.
Así, la disposición de las dovelas y la elección de los temas nos recuerda a la portada de San Miguel de Estella (imagen de la derecha),
mientras que la decoración polilobulada de la primera arquivolta replica el modelo de San Pedro de la Rúa (imagen de la derecha).
Pero ahora no nos detendremos en los detalles de las dovelas, pues necesitaríamos todo un hilo para ello, sino que nos fijaremos en un curioso detalle.
Entre las grandes columnas hay unas más pequeñas que terminan con cabezas de hombres, mujeres y seres monstruosos. Están tan bien esculpidas que permiten ver cómo era la moda de la época, pues visten tocas muy detalladas y tienen el cabello peinado con el look del momento.
Merece la pena asomarse al interior. En el siglo XVI se demolieron las naves románicas y se levantó un inmenso templo cubierto por unas impresionantes bóvedas estrelladas. Gares era una villa rica y las poderosas familias que la habitaban quisieron prestigiarla con esta obra.
Al terminar la calle Mayor entramos en la calle del Crucifijo. Allí nos vamos a encontrar con una extraña pared con agujeros que, en realidad, es un parapeto carlista. En este sencillo muro se abrieron unas ventanas en forma de aspillera que formaban parte del sistema defensivo.
Llegamos al final del paseo, donde nos espera la preciosa portada románica de la iglesia del Crucifijo. Este templo quedaba fuera del recinto, por lo que se cree que pudo ser la parroquia del despoblado de Murugarren. Sin embargo, la iglesia llegó al siglo XX en estado de ruina.
Durante las Guerras Carlistas la zona del convento se utilizó como cuartel y la iglesia se empleó como establo. Tras su abandono se hundió y no fue hasta mediados del siglo XX cuando se emprendió su reconstrucción.
Las labores fueron intensas... como se puede comprobar viendo las fotografías antiguas (tomadas de @RomanicoDigital).
La portada tiene numerosas piezas rehechas, pero aún conserva buena parte de sus elementos románicos.
Pero una de las joyas de esta iglesia es, sin duda, el crucifijo gótico que le da su nombre. Sancha Pérez de Bertolín dejó en su testamento de 1328 la orden de construir una nave lateral que acogiera la fabulosa talla de un crucificado.
Tal es la calidad de esa pieza, que algunos la han vinculado al taller del escultor italiano Giovanni Pisano. Lo cierto es que es una imagen sobrecogedora. Cristo aparece ya muerto, tras su agonía, siguiendo así una tipología que se puso de moda en la Europa de finales del XIV.
Terminamos aquí el paseo por Puente la Reina/Gares y, si aún tenéis ganas de más, os dejo el enlace a la charla que tuve ayer con el gran @unai_ugarte en el programa “Entre calles” de @radioeuskadi. eitb.eus/es/radio/radio…
Este verano estaremos hablando de patrimonio y lugares con encanto todos los miércoles a partir de las 11:30. ¡Os espero en el próximo #paseoveraniego!
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En este hilo quiero compartir algo que suele quedar oculto, que permanece en la esfera más íntima de quienes nos dedicamos a la investigación: el proceso, el camino hasta llegar a una hipótesis sólida. Y lo haré con un conjunto único y de extrema dificultad: la iglesia de Arbulo.
Fijémonos en este muro, ¿qué es esto?, ¿qué sentido tienen estas figuras?, ¿de qué época son?, ¿por qué no se parecen a nada que hayamos visto antes? Cuando se descubrieron en el año 2006 estas eran las principales preguntas que sobrevolaban con insistencia.
Ayer surgió un interesante debate en clase sobre la obra de François Boucher “Joven recostada”. La pregunta era sencilla: ¿qué os parece que esta obra esté expuesta en un museo? Después de un largo silencio, se fueron animando, pero había cierta incomodidad…
Para intentar responder a esa pregunta necesitamos conocer el contexto y la identidad de la joven o, mejor dicho, de la niña. Marie-Louise O'Murphy era la menor de cinco hermanas, nacidas en Rouen en un ambiente de pobreza y graves dificultades económicas.
Una vez en París, trabajó de costurera un tiempo, pero su belleza despertó el interés de numerosos hombres, entre ellos Casanova. Éste (según sus memorias) la conoció cuando Marie-Louise tenía 13 años y no era más que “una pequeña criatura bonita, andrajosa y sucia”.
Hay sepulcros románicos de gran belleza y complejidad iconográfica, pero muy pocos alcanzan la riqueza de la tapa sepulcral de Blanca Garcés conservada en Nájera. Aquí hay muerte, parábolas bíblicas, escenas de difícil interpretación… esto hay que verlo en detalle. ⬇️⬇️⬇️
Advertencia: por la amplitud temática de las imágenes, lo dividiré en dos hilos para evitar que sean demasiado largos. Es que, como veréis, ¡este sepulcro da mucho juego!
Primero, unas pinceladas históricas. Desde su misma fundación, impulsada por el rey García III de Pamplona en diciembre de 1052, Nájera ha sido un monasterio orientado al enterramiento tanto de los reyes como de sus vasallos más allegados.
Hace más de 10000 años ocurrió algo que transformó para siempre eso que llamamos “arte”. Alguien modeló con arcilla una calavera y dio comienzo a un extraño culto a los antepasados. Ese gesto, aparentemente banal, lo cambió TODO. ¡Acompañadme en este viaje! ⬇️⬇️⬇️
Aquí hay una protagonista que no podemos obviar: la arqueóloga británica Kathleen Kenyon. A mediados del siglo XX comenzó unas campañas de excavación en Jericó con una metodología diferente a la de su tiempo. Ella era meticulosa y paciente; prefería la brocha a la pala.
Entre 1952 y 1953 excavó numerosos emplazamientos y demostró que la zona había sido ocupada ya en el 10000 a.C. Con sus investigaciones y con la información que recabó pudo demostrar que en el Neolítico estaban produciéndose cambios más intensos de lo sospechado.
Durante unos cuantos años me he dedicado a estudiar las relaciones entre la imagen y la muerte, con especial atención a la producción visual de las monarquías europeas. Sin embargo, la muerte de Isabel II me está dejando absolutamente frío… os cuento. ⬇️⬇️
Las monarquías siempre han dedicado una atención especial a los actos que rodean a las muertes de los miembros de la corona. Hay mucho de ritualidad, de ocultamiento, de esperas prolongadas… en definitiva, hay una propuesta experiencial perfectamente orquestada.
Sin embargo, en la época en la que vivimos, nada de todo esto es ya posible. La experiencia y su dimensión ritual se convierten en espectáculos hiperdimensionados e hiperinformados, desgajándolos por completo de la eficacia de la que antes gozaban.
El último #paseoveraniego será por uno de los lugares que más he recorrido en los últimos meses: el entorno de la sierra de Codés. Paisajes, patrimonio medieval, urbanismo, santuarios y muchas, muchas piedras sagradas. ⬇️⬇️⬇️
En mi última escapada en bici por esta zona aproveché para sacar unas pocas fotos, así que este paseo será más ligerito y visual, porque, mires a donde mires, éste es uno de esos paisajes que no te permiten levantar la vista...
Arrancamos subiendo el puerto de Meano, dejando atrás las localidades de Cabredo y Marañón y unas bonitas vistas del valle por el que discurre el río Ega.