Hace un rato, @/alpoma (no lo etiqueto para que no le salten notificaciones random) ha compartido esta noticia sobre la posibilidad de crear embriones para el cultivo de órganos.
En «The World of Ā (1948)», E. A. van Vogt plantea el tema de la transferencia de la identidad a un cuerpo nuevo cada ver que morimos.
Para disfrutar de esta magnífica tecnología que alarga la vida, tendrás que hacer méritos en la utopía de Jack Vance «To Live Forever» (1956) porque, como es obvio, no hay sitio para tanto inmortal en la Tierra.
Lois McMaster Bujold plantea un escenario más turbio en «Danza de espejos» (1994), de su saga Vorkosingan, donde el cerebro de clones adolescentes se reemplaza por los de sus respectivos progenitores al llegar a determinada edad.
En «Clones: crónicas de un futuro imperfecto» (1997), de Michael Marshall Smith, llegan los humanos como proveedores de órganos de recambio.
Un nóvum muy similar al de Bujold lo plantea Nancy Farmer en «El estigma del alacrán» (2002).
No nos olvidemos de «Nunca me abandones» (2005), de Kazuo Ishiguro, adaptada, además, al cine.
Os voy a hacer el megaspoiler: al menos en literatura, estas cosas NO SUELEN SALIR BIEN.
Hoy justo hace 40 años, durante uno de los descansos de la Super Bowl, Apple, apoyándose en la cruda visión del 1984 de George Orwell, le hizo plantearse a 96 millones de personas la relación que teníamos con la tecnología…
¡Abro hilo distópico! 🧵👇
Tras Lisa y su discreta aceptación, Apple estaba listo para lanzar al mercado, a finales de 1983: el Macintosh 128K, y Steve Jobs iba a por todas. Contrató a la agencia de marketing Chiat/Day y les pidió una campaña «que resuene como un trueno». ¡Y vaya si lo hizo! ⚡️
En 1983, la novela 1984 de George Orwell (escrita en 1948), ya era más que un clásico y el mundo de la cultura llevaba tiempo preparándose para la llegada de aquel año. Algo así como cuando nosotros recordábamos el Los Ángeles de Blade Runner en 2019. ¿Se cumpliría la profecía?
Todos lo tenemos bastante claro hasta... que intentamos definirla. Por eso os dejo aquí diez definiciones de ciencia ficción de algunos de los autores que la hicieron posible.
¿Con cuál estás más de acuerdo?
¡Abro hilo! 🧵👇
«Para que sea ciencia ficción, y no fantasía, se debe hacer un esfuerzo honesto de extrapolación profética a partir de lo conocido».
John W. Campbell
«Una historia de ciencia ficción es una historia construida alrededor de seres humanos, con un problema humano y una solución humana, que no habría sucedido en absoluto sin su contenido científico».
La mañana del 16 de diciembre de 1947, este cacharro cambió la historia de la informática, abriendo la puerta a la miniaturización. Es el primer transistor y, aunque no lo sepas, tiene un relación muy estrecha con cierto género literario de marcianos... 🛸
¡Dentro hilo! 🧵👇
Las maravillas, como esta, que se consiguieron en los Bell Labs desde principios a mediados del siglo XX se las debemos a una persona: Mervin Kelly, director de los labs entre 1936 y 1959 y a su forma de entender la innovación.
Kelly creía fervientemente en la multidisciplinaridad y el intercambio de ideas. Esto se veía reflejado no solo en la arquitectura abierta y flexible de la sede de los labs, sino en la organización de sus departamentos. Uno de ellos era el grupo de estado sólido, formado en 1936.
Justo hoy hace 55 años vislumbramos, por primera vez, cómo los ordenadores transformarían por completo nuestras vidas. 💻
Bienvenidos al momento en que miramos cara a cara al futuro en: «La madre de todas las demos».
¡Hilo va! 👇
El protagonista de esta historia es Douglas Engelbart, hijo de un ingeniero de Portland que se dedicaba a reparar radios, y ya sabéis que, si hay radios de por medio, hay pionero de algo.
Estando en la Marina, llegó un día a sus manos este artículo de Vannevar Bush, «As we may think», que apareció en el número de julio de 1945 de The Atlantic.