Hace un rato, @/alpoma (no lo etiqueto para que no le salten notificaciones random) ha compartido esta noticia sobre la posibilidad de crear embriones para el cultivo de órganos.
En «The World of Ā (1948)», E. A. van Vogt plantea el tema de la transferencia de la identidad a un cuerpo nuevo cada ver que morimos.
Para disfrutar de esta magnífica tecnología que alarga la vida, tendrás que hacer méritos en la utopía de Jack Vance «To Live Forever» (1956) porque, como es obvio, no hay sitio para tanto inmortal en la Tierra.
Lois McMaster Bujold plantea un escenario más turbio en «Danza de espejos» (1994), de su saga Vorkosingan, donde el cerebro de clones adolescentes se reemplaza por los de sus respectivos progenitores al llegar a determinada edad.
En «Clones: crónicas de un futuro imperfecto» (1997), de Michael Marshall Smith, llegan los humanos como proveedores de órganos de recambio.
Un nóvum muy similar al de Bujold lo plantea Nancy Farmer en «El estigma del alacrán» (2002).
No nos olvidemos de «Nunca me abandones» (2005), de Kazuo Ishiguro, adaptada, además, al cine.
Os voy a hacer el megaspoiler: al menos en literatura, estas cosas NO SUELEN SALIR BIEN.
Vamos con un poco de sexo, drogas y ciencia ficción... ¡Bienvenidos a la New Wave! ☮️
Abro hilo 🧵
En 1957 se lanzó el Sputnik y, en 1969 se llegó a la Luna y, aunque parezca algo que no tiene nada que ver, supuso un pequeño paso para la humanidad y un gran salto para la ciencia ficción.
¿Por qué? Pues, en parte, porque «habíamo sido engañado» por la Edad de Oro... 👀
Hubo más cambios tecnológicos: energía nuclear, ordenadores, entretenimiento, medios de comunicación de masas... y descubrieron que cualquier parecido de todo eso con la perspectiva que plantearon en la Edad de Oro era pura coincidencia.
Hablemos del aquella ciencia ficción que, en los años ochenta del siglo XX, como alguien dijo, no trató de domesticar el futuro... sino que lo trató como a un dios.
Hablemos de ciberpunk... Abro hilo 🧵
En los ochenta, los ordenadores personales empezaron a llegar a las casas, se inventó el walkman, salió el primer móvil comercial... El futuro, en definitiva, ¡estaba aquí! (Aunque no igualmente repartido, es verdad, pero eso lo diría William Gibson más adelante).
En toda aquella vorágine tecnológica, en 1982, se estrenó una peli (que fue un fiasco de taquilla), al mismo tiempo que un escritor de CF llamado William Gibson trabajaba en un concepto bastante similar.
Hoy es un buen día para desvelar uno de los mayores misterios de la vida, el universo y todo lo demás:
🤖 ¿QUÉ ES LA CIENCIA FICCIÓN? 🛸
¡Abro melón... digo, abro hilo! 🧵
Si os soy sincera, creo que en realidad nadie tiene ni pajolera idea de lo que es la CF, pero autores, críticos, teóricos de la literatura y gente que pasaba por allí han intentado durante décadas arrojar un poco de luz sobre el asunto.
Hay una característica, no obstante, en la que la mayoría suele estar de acuerdo: «es [...] un género literario cuyas condiciones necesarias y suficientes son la presencia y la interacción del extrañamiento y la cognición».
Las distopías están de moda gracias a la ciencia ficción, pero ¿son ciencia ficción?
A menudo se dice que incluso es un subgénero, pero esa conclusión es, cuanto menos, discutible. Así que ¡allá vamos!
¡Hilo va! 🧵
La respuesta rápida es que si no decimos que la novela romántica, la novela negra o el terror son subgéneros de la CF solo porque en ocasiones contengan elementos de CF, la distopía tampoco tendría por qué serlo.
Vamos a desarrollar esta idea paso a paso, pero antes...
... necesitamos una aproximación de vaca esférica para no hacer esto interminable. Así que asumamos:
1) Los géneros literarios existen.
2) Me referiré a los géneros utópico y distópico indistintamente, como dos caras de la misma moneda.