Tras los muros de esta fachada, como de otras parecidas, conviven historias. Y estas hablan de cómo las personas cuidan a otras personas.
Hay historias tristes, otras alegres. Hablan de sufrimiento, de dolor y de separación. También de superación, de sanación y de vida.
Hay historias tristes, otras alegres. Hablan de sufrimiento, de dolor y de separación. También de superación, de sanación y de vida.
Y por un instante, sin prisas, ver estas historias desde los ojos de sus protagonistas. Sintiendo esa mirada preocupada; sonriendo ante la buena noticia; acompañando el sufrimiento de la espera y la incertidumbre; de la incomprensión de la noticia; o la inminente despedida.
Son historias de personas, de las que cuidan y de las que son cuidadas. Son vidas, son relatos. Y hay que ponerse en sus zapatos, ver lo que ellos ven, escuchar lo que ellos escuchan sentir lo que ellos sienten.
Y seguir trabajando, por un cuidado más amable para todos.
Y seguir trabajando, por un cuidado más amable para todos.
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