En 1999 Lucian Freud decide retratar a la #ReinaIsabel II. Lo curioso del asunto es que no se trató de un encargo, fue una petición del propio artista a la Reina. Y de ahí surgió uno de los retratos más potentes y controvertidos de Isabel II.
Freud es conocido por sus retratos, la mayoría de familiares y amigos. Por eso retratar a alguien tan reconocible, pero a la vez tan desconocido como Isabel II suposo un reto. De hecho, comparó el proceso de realizar el retrato con realizar una expedición al Ártico.
La primera decisión ya suposo salirse de la tradición: eligió un pequeñísimo lienzo de 20 cm de altura para el retrato, para tener un formato más manejable.
Pero esto hace que este cuadro sea una miniatura si lo comparamos con los retratos reales habituales.
La segunda decisión también es una ruptura con la tradición: retrata solo la cabeza y hombros de la Reina, en un primerísimo primer plano, en vez de realizar el habitual retrato regio de cuerpo entero o en tres cuartos.
Comparadlo con otros retratos de Isabel II, como el de Miriam Escofet o el de Henry Ward. Incluso Colin Davidson y Andy Warhol que la representaron más frontalmente, están más alejados de lo que lo hizo Freud.
Una vez que ya estaba realizando el retrato decidió añadirle la Corona de Diamantes. ¿Por qué?
La Corona de Diamantes o Corona de Estado es una corona abierta, adornada por cuatro cruces patadas y cuatro ramos de flores, realizada en 1820 por los joyeros Bridge & Rundell para la coronación de Jorge IV.
Jorge IV pide a los joyeros que no incorporen a la corona las cuatro flores de lis. Las sustituyen por cuatro ramos de flores que representan las rosas heráldicas de Inglaterra, el cardo de Escocia y el trébol de Irlanda.
Desde que Isabel II lució en 1953 la corona en su procesión de la coronación la ha convertido en el símbolo de su reinado, apareciendo con ella en las aperturas del Parlamento, retratos oficiales e incluso en sellos.
Por eso la incluye Freud en su retrato. Porque es el símbolo del reinado de Isabel II.
El retrato fue pintado en el estudio de conservación del Palacio de St James entre mayo de 2000 y diciembre de 2001. 19 meses de trabajo. Isabel II contaba con 74 años, Freud con 78.
David Dawson, pintor, fotógrafo y asistente de Freud realizó varias fotografías que reflejan el proceso de creación.
No sabemos qué opinaba la Reina del resultado final, pero agradeció mucho a Freud que hubiese hecho la obra y que en las sesiones de posado "disfrutó mucho viéndolo mezclar colores".
Pero la prensa no fue tan complaciente. Hubo críticos que dijeron que se parecía a un pilar de rugby con una sombra a las seis en punto en barbilla.
La portada de The Sun fue más hiriente: Su Majestad es un travesti.
Robin Simon, editor del British Art Journal dijo: "le hace parecer que uno de sus corgis ha tenido un infarto. Ha sido un enorme error de Lucian Freud. Ha ido demasiado lejos con este retrato".
Arthur Edwards, fotógrafo de la Gamilia Real para The Sun declaró que "Freud debería estar encerrado en la Torre de Londres por esto".
Adrian Searle en The Guardian dijo que parecía un retrato de Richard Nixon con una máscara y que parecía que había tomado pastillas para el estreñimiento. Pero a él le encantó.
"Es el único retrato de la Reina o de otro miembro de la Familia Real actual con mérito artístico y humano", escribió. "Es el mejor retrato real de cualquier monarca de los últimos 150 años".
Otros críticos como Richard Cork de The Times también lo alabaron: "doloroso, fuerte, verdadero, estoico y sobre todo con claridad de visión".
Sirva este pequeño hilo como mi particular homenaje a una de las personalidades más importantes del S. XX.
Este dibujo cuenta una historia que a ojos del S. XXI puede no sorprendernos demasiado.
Pero que en el S. XVII un joven pintor vaya a conocer a una anciana artista, que además le saca más de 60 años, no era algo habitual.
#8M
En 1621, el joven Antoon van Dyck viaja a Italia. Tenía 22 años y ya arrastraba una considerable carrera a sus espaldas, después de haber recibido varios encargos del rey Jacobo I de Inglaterra y de su corte.
Retrato de Thomas Howard, segundo conde de Arundel (@GettyMuseum).
Van Dyck pasaría en Italia siete años. La mayor fuente de información de ese viaje es el Cuaderno Italiano (@britishmuseum), formado por unos doscientos folios de dibujos de estampas, obras de otros artistas, nuevas ideas y en algunos pocos casos personas que conoció en el viaje.
Hay un nuevo invitado en el @museodelprado que se va a quedar los próximos 2 años.
Vamos a conocer las obras que forman parte de La galería de arte Cornelis van der Geest, de Willem van Haecht (1628, Rubenshuis).
Durante el S. XVII surgió en Amberes el género de los Constkamers, donde se muestran las colecciones de arte de orgullosos mecenas.
Como Cornelis van der Geest, aquí retratado por Van Dyck (c1620, @NationalGallery).
Durante la visita de los archiduques Alberto e Isabel a Amberes entre el 15 y el 27 de agosto de 1615, estos conocieron la galería de arte de Cornelis van der Geest.
El coleccionista encargó esta pintura conmemorativa trece años después de la visita.
En Desayuno en la cama (1897, @TheHuntington), Mary Cassatt realiza un retrato muy cercano y tierno de su familia. Vamos a conocerla.
#Maestras
La bebé es Ellen Mary Cassatt, hija de su hermano menor Joseph Gardner Cassatt.
Mary Cassatt retrataría a su sobrina muchas veces y con diferentes técnicas. Como el óleo Ellen Mary con un vestido blanco (c1896, @mfaboston) o el precioso pastel (c1899, @metmuseum) donado por la propia retratada al Met.
La mujer de la cabra, de Maruja Mallo (1929, @FundacionBarrie) cuenta, casi sin enterarnos, los logros que llegaron a alcanzar las mujeres a principios del S. XX y la ruptura que esto supuso con la tradición anterior. De esto y de un poco de poesía vamos a hablar aquí.
#Maestras
En 1927, animada por su amiga la poeta Concha Méndez, la pintora viaja a Tenerife, donde su padre había sido destinado (era administrador de aduanas). Y es allí donde pinta esta obra en 1929 (de ahí su otro título: La isleña).
Hay múltiples elementos del paisaje tinerfeño en la composición, tanto las montañas escarpadas como el puerto amurallado con palmeras. Destaca en el lado derecho una gran planta de aloe vera.
Preciosa y poética la paloma con la cola de abanico.
Para celebrar el #Prado204 vamos a hablar de la única pintura de Rembrandt en el museo, que además es un caso de #RecuperArte al cambiar de título hace unos pocos años:
Judith en el banquete de Holofernes (1634).
La identificación de la protagonista como Judith es algo muy reciente.
Fue Teresa Posada, jefa del departamento de Pintura Holandesa, quien en 2009 se dio cuenta que algo no cuadraba entre el título oficial y la pintura.
Desde el S. XIX se interpretó la escena como la reina Artemisa preparándose para beber las cenizas de su marido y hermano Mausolo, para convertirse ella en su sepulcro viviente.