Buenas! Finalmente voy a empezar a subir pequeños textos de ficción en forma de hilo. Son cortos y se leen rápido. Se agradece hacerlos volar y retener lo que se quiera de ellos.
Gracias por leer.
#microrelato #ficción #literatura #escribir #cienciaficción #WritingCommnunity
Gracias por leer.
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ESOS
Estaban pegados a las ventanas y también a algunas puertas, las de vidrio. Buscaban los vidrios como si les dieran frescor o limpieza, o las dos a la vez. Una asepsia que no tenían e intuían imprescindible en ese momento.
Estaban pegados a las ventanas y también a algunas puertas, las de vidrio. Buscaban los vidrios como si les dieran frescor o limpieza, o las dos a la vez. Una asepsia que no tenían e intuían imprescindible en ese momento.
Algunos volaban con sus nuevas alas. Se despeñaban de una cornisa de la churrasquera o la chimenea de la estufa, hacia abajo hasta casi tocar el suelo, planeando. Las extremidades cartilaginosas que todos llamábamos alas, eran en realidad un exceso de pellejos y callos fósiles
que no podían levantar vuelo por sí mismas.
Una podía verlos desde la ventana del baño mientras se lavaba la cabeza, a una distancia inusitadamente corta e incómoda. Era el horror. El paisaje estaba tomado.
Una podía verlos desde la ventana del baño mientras se lavaba la cabeza, a una distancia inusitadamente corta e incómoda. Era el horror. El paisaje estaba tomado.
Empezaron a poner rejas en las ventanas y vitrales más elegantes y sofisticados para no ver afuera. También cargaban el metal con electricidad para repelerlos indefinidamente, como mandaban los cánones y las buenas costumbres.
Pero esos seres lánguidos e inofensivos seguían insistiendo en estar cerca, aunque no los quisieran. Nada parecía funcionar para disuadir a esos músculo-esqueletos voladores. Su color era el ámbar y la tristeza, su necesidad diaria.
Empezaron a decirles músculo-esqueleto voladores cuando ya se habían extendido por todo el territorio. La cantidad abrumadora de contagiados dictaminó el cambio de categoría y la expulsión de la especie: eran plaga y dejaron de intentar curarlos.
Algún romántico que se obligaba a la empatía los llamaba "ésos", con la negación de ser humanos y la nostalgia de no ser cosas.
Cuando nos buscaban, no estábamos. Cuando nos encontramos, ellos se habían ido.
Cuando nos buscaban, no estábamos. Cuando nos encontramos, ellos se habían ido.
Y así en el infinito danzamos evitándonos por una pendiente de muerte.
Los seres finitos, los mortales, éramos todos, sin embargo. Siempre lo fuimos. Los que sabemos de antemano que existe el final de una línea y también el Final, así con mayúsculas.
Los seres finitos, los mortales, éramos todos, sin embargo. Siempre lo fuimos. Los que sabemos de antemano que existe el final de una línea y también el Final, así con mayúsculas.
En el fondo no había esperanza salvo, tal vez, la de una paz, con minúsculas, imperfecta y precisa, de esas que desaceleran la Tierra.
Una tan bella que dolía sentirla, y más dolía anhelarla. Y así fuimos los últimos que vivimos, a veces separados pero nunca juntos.
Una tan bella que dolía sentirla, y más dolía anhelarla. Y así fuimos los últimos que vivimos, a veces separados pero nunca juntos.
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