OASIS
Cuando explotó el primer cerro chato, todavía quedaban escuelas y un poco de tejido burocrático. Ella recordaba perfectamente la explicación de la maestra, aunque no la había entendido. Pero recordaba la alegría y la esperanza con que le brillaban los ojos. 🧵
Era agua lo que salía del cerro. Agua deshilachada en una gran cortina de humo blanco como homenaje de paz. Esas rocas duras y porfiadas que habían sostenido por años praderas fértiles y penillanuras onduladas y que habían evitado siempre los movimientos de tierras,🧵
ya no lo hacían. Es curioso cómo nos aferramos a lo eterno, a creer cosas y certezas infinitas en un mundo que no lo es.
Siempre fue siempre sólo hasta que empezaron los eventos, porque entonces ya nada fue igual.
Los oasis se instalaron poco después.🧵
Los expertos repetían y pedían su cuidado como un mantra. Que el agua que emanaban era parte de un afluente subterráneo del mismísimo acuífero Grande filtrada en esos campos después del movimiento de una de las placas terrestres. Pero el espectáculo era tan bello.🧵
Las gotas ensuciaban de humedad todo el aire y hasta la plaza del pueblo abandonado que se veía de lejos. Las laderas de los cerros chatos, otrora fértiles, reclamaban la vuelta a su origen de monte virgen, de tierra de alimento, rica. 🧵
El verde volvió a extenderse en el horizonte de un radio corto pero intenso, lleno de esperanza o de fe en un milagro nuevo. La gente se dividía, pero opositores y activistas, se unían en el acuerdo de que el espectáculo era tan, pero tan bello. 🧵
Pero al fin y al cabo quiénes éramos cada uno de nosotros para negarle al otro la visión de la maravilla.
Del aire oscuro que recorre los coronillas espinosos en una noche de verano o el caminar del pie desnudo contra el pasto brillante y limpio. 🧵
Esos lujos que algunos sólo habían visto en vistas, sólo habían imaginado en olores, o encendido su hechizo en apariencia. Pero no, eso no era magia. Era la vida. La vida pulsando, como siempre, la cadena imparable hacia arriba, hacia adelante. 🧵
Y esa tierra fértil como un seno lactante, se convirtió en codicia de propios y ajenos. Vinieron unos de lejos a decirnos que era suyo con papeles amarillos. Les dijimos que eso funcionaba antes y que ahora la tierra no era ni siquiera del que vivía en ella, 🧵
que las relaciones de posesión quiméricas de propiedades heredadas ya se habían abolido hacía demasiado tiempo. Y logramos que se fueran.
Entonces vinieron los otros de más lejos. Y costó mucho más, pero también se fueron.
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Y quedaron los propios una vez que habíamos echado a los ajenos. Empezaron las normas de cuidado y expulsión y los fundamentos de preservación eminente.
Las visitas a los oasis se repartían en días y horas fijas. 🧵
YA nadie usaba reloj, y eso complicaba mucho a la mayoría. Poco a poco la sucesión de requisitos estrafalarios que implicaban la posesión de objetos inútiles y escasos, acabó por aislar a la élite en los oasis, como si se tratara de azar. Y todos lo aceptamos.🧵
Cuando el último oasis fue exprimido hasta su secado y extinción, ella ya tenía unos veinte años. Recordaba el día de escuela en que explotó el primer cerro chato, y la alegría de la maestra.
Ahora vagaban en grupos pequeños, deambulando mucho y quedándose poco.🧵
Así parecían encontrar comida y refugio suficientes para asegurar su sustento. Como en las lenguas antiguas, las tribus recuerdan historias de sueños y se cuentan leyendas, de oído en oreja y de oreja en oído, casi en un suspiro:
Antes había un color que se llamaba verde.
FIN
Buenas, sigo con los hilos para leer rapidito escapando al calor en algún suspiro. Se agradece hacerlos volar y quedarse con lo que uno quiera. Gracias por leer! #literatura#WritingCommunity#ficción#escribir#hilos
"El Asceta"
Algunas piedras frías transitan mi nombre. No molestan, tienen el olor del alivio.
A veces me consuela una frase que me revienta las retinas por cinco segundos. Luego entiendo su futilidad y la desintegro en el aire que entra y sale de mi pecho en forma rítmica y profunda. 🧵
A mi alrededor sólo hay viento.
No sé cuánto hace que estoy acá porque hace mucho pude eliminar los números. Pensé que iba a ser de las últimas cosas pero fueron el principio.
Más tiempo llevaron los adornos o adjetivos. 🧵
"Agua y arena"
Hay un mundo viejo donde yo no existo. Con paredes y pisos y puertas. Hace mucho que no voy, pero sé que no existo.
Ya la ciudad más grande había sucumbido al mar hecha un infierno de mugre y casas rotas. Lo que antes era una fortaleza en un morro viejo, 🧵
ahora era el único faro guía para adentrarse en sus aguas. Más allá de los bañados con sus juncos llenos de ratas, poco quedaba a la deriva.
Fue distracción, nomás. Apenas eso. Siempre estábamos más allá, errantes, buscando no sentirnos.🧵
"Redes"
No fueron las abejas, como todo el mundo esperaba, las grandes protagonistas del descalabro global o el efecto mariposa de cansinos instantes finales.
De lejos se veían como capullos gigantes incubando quién sabe qué criatura cambiante, pero eran sólo casas viejas🧵
Ya más de cerca se apreciaban las pequeñas figuras finas negras de ocho patas saltando incansablemente para cubrir toda la superficie, desde el techo a los zócalos.
Era raro ver taperas forradas como pupas de mariposa queriendo volver para vivir una vida distinta en el medio 🧵
Buenas, sigo con los hilos de ficción. Son cortos y se leen rápido. Se agradece hacerlos volar y quedarse con lo que uno quiera. Gracias por leer!
"Silencio"
Entre la primera letra, mayúscula, y el punto, final, hubo un largo enunciado lleno de comas, alegrías y tristezas🧵
No se puede vivir atormentado, decían los que esquivaban los días y también las noches. Sin ningún signo propio de luz o moral ajena habían condenado la humanidad a la Alegría, a la macabra obligación de la alegría, de la sonrisa sin gracia, del chiste de bolsillo.🧵
Era verano afuera y el aire olía dulce a jugo y a azahar. Había en la cortina negra de la noche, apenas una o dos luciérnagas derrochando vida o estupidez. Fue en ese momento que escuchó esa cadencia por primera vez, a lo lejos, casi como una quimera.🧵
ESOS
Estaban pegados a las ventanas y también a algunas puertas, las de vidrio. Buscaban los vidrios como si les dieran frescor o limpieza, o las dos a la vez. Una asepsia que no tenían e intuían imprescindible en ese momento.
Algunos volaban con sus nuevas alas. Se despeñaban de una cornisa de la churrasquera o la chimenea de la estufa, hacia abajo hasta casi tocar el suelo, planeando. Las extremidades cartilaginosas que todos llamábamos alas, eran en realidad un exceso de pellejos y callos fósiles