Hoy en el 49 a. C. Julio César dio el paso más importante de su vida cruzando el río Rubicón al volver de la Galia, declarando en la práctica una guerra civil.
Y lo hizo con una famosa frase que, tal vez, llevas diciendo mal toda la vida…😉 #HiloRomano #IactaAleaEst
El río Rubicón, situado al norte de la actual Italia, a mediados del siglo I a. C. era la frontera natural que separaba la provincia romana de Italia de la Galia Cisalpina.
Ninguna legión romana podía cruzar esa frontera simbólica sin antes desarmarse.
El Senado romano, especialmente influido por Catón el joven, trató de eliminar el poder político y militar de César. Así se convertiría en un privatus, un ciudadano corriente al que podrían juzgar.
A pesar de los intentos de evitar el enfrentamiento armado, César no concebía estar por debajo del Senado, por lo que solo quedaba una opción, la guerra estaba a punto de comenzar.
César se excusó de una fiesta en el campamento al atardecer diciendo que se encontraba mal. Sin embargo, reunión a sus caballeros de máxima confianza para adelantarse con ellos y cruzar el Rubicón.
Ese momento decisivo supondría el casus belli de una nueva contienda entre romanos y muchas más horas de traducción a los pobres estudiantes de latín del futuro...
También cuenta Suetonio que César señalando el anillo de oro que llevaba en su mano dijo que se lo quitaría (entregando su dinero) para pagar a quienes le ayudaran a defender su honor.
Los que estaban más lejos y venían a César levantar su mano y señalar el anillo pensaron que se refería a que los convertiría en caballeros (equites) y les entregaría 400.000 sestercios a cada uno.
El anillo de oro era un signo de estatus de caballeros y senadores que, para serlo, debían tener esa suma de dinero.
De nuevo según Suetonio, César, al cruzar el río Rubicón, hoy en el 49 a. C., pronunció la célebre frase: iacta alea est (La suerte está echada)
Si, así como la lees es como aparece en el texto de Suetonio, a pesar de que tradicionalmente se suele decir "alea iacta est".
Y nunca está de más recordar que si alguna vez lees la frase jacta alea est debes saber que la letra J se creó en el s. XIII. En latín clásico debes pronunciar: iacta alea est.
Y sin embargo, lo más seguro es que César no pronunciara en latín la frase “iacta alea est”. Fue Suetonio quien la tradujo así en su Vida de los doce Césares.
Y sin embargo, lo más seguro es que César no pronunciara en latín la frase “iacta alea est”. Fue Suetonio quien la tradujo así en su Vida de los doce Césares.
También hay que pensar que ni Suetonio ni Plutarco estaban allí aquella noche (ni el uno ni el otro habían nacido siquiera), por lo que es posible que César no dijera nada memorable en aquel momento.
Sus propios escritos ni siquiera mencionan el cruce del río, de hecho.
Muchas veces, las fuentes escritas a posteriori beben de una tradición que tiende a ensalzar a los vencedores y a aplastar a los vencidos (a estas alturas creo que te has dado cuenta de eso y de mucho más).
Aun así, por supuesto, con esto no quiero reducir todas las fuentes a meros panfletos propagandísticos (aunque algunas sí lo sean😅), sino despertar el pensamiento crítico al leerlas.
Es cierto que Suetonio y Plutarco, al escribir, tenían obras anteriores de referencia.
Es destacable la obra de Asinio Polión. Gracias a Plutarco sabemos que Polión estaba presente en el momento del cruce del Rubicón y que también dejó escrito su relato del momento.
Un relato que, desgraciadamente, no conservamos y que solo intuimos en escritos posteriores.
La frase del Rubicón en griego que transmitió Plutarco, tenía el sentido de inicio de partida (sea lanzado el dado).
Todo estaba por decidir. Ni la suerte estaba echada ni era el final de la partida como tradujo Suetonio.
La guerra entre César y Pompeyo acababa de comenzar.
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Este mosaico del s. VI de los magos conservado en la iglesia de San Apolinar de Rávena tiene mucho que contarnos.
El origen de los reyes magos está en este y otros restos que conservamos de la antigua Roma. ¡Vamos a descubrirlos! #HiloRomano
En este sarcófago del s. IV conservado en los Museos Vaticanos en el que entragan los regalos al niño Jesús junto a sus camellos, se les representa con gorros frigios para denotar su origen oriental.
El primero de ellos señala la estrella que les ha guiado hasta Belén.
Este y otros sarcófagos similares del siglo IV son las representaciones más antiguas de la adoración de los magos.
Se les representa con ropas de estilo persa, incluyendo pantalones y los tres tienen la misma edad, algo que no cambiaría hasta la Edad Media.
Hoy en la antigua Roma se celebraban las compitalia, fiestas en honor a los Lares compitales, a quienes se dedicaban pequeños altares en las encrucijadas de las calles. Ellos eran los protectores de los vecindarios romanos.
Los Lares compitales eran los dioses encargados de proteger los cruces. En latín, la palabra compitum significa cruce y en ellos se encontraban sus pequeños altarcillos de culto.
Las compitalia eran unas fiestas de limpieza ritual -lustratio- en las que se paseaba un cerdo hasta llegar al cruce de calles en el que se encontraba el altar compital. Frente a él, se sacrificaba el animal para pedir la protección de los lares.
Vivimos tiempos increíbles. Estamos más cerca que nunca de ver el momento en el que los mármoles del Partenón vuelvan finalmente a Atenas.
¿Cómo será el acuerdo? ¿Saldrán ambas partes beneficiadas? Vamos a verlo.
Este puede ser uno de los momentos más importantes de la historia en lo que a colaboración patrimonial se refiere. Sin duda se tratará de la vuelta más importante de piezas arqueológicas que se ha vivido nunca.
Pero, ¿podemos estar seguros de que se producirá?
Ya solo el hecho de que ambas partes reconozcan que llevan más de un año de reuniones secretas nos permite hablar con cierto respaldo.
Nada es seguro hasta que no esté firmado, pero nos podemos permitir soñar con ello.
Hoy en el 106 a. C. nació en Arpino Marco Tulio Cicerón, el orador y jurista más destacado de su tiempo.
Y también, no vamos a negarlo, uno de los personajes que más amor/odio ha despertado a lo largo de toda la historia de entre aquellos que vivieron en la antigua Roma.
Siendo aún muy joven, Cicerón fue enviado a Roma y posteriormente fue a Grecia donde se formaría con con grandes maestros.
El cognomen “Cicero” significa garbanzo. Se lo pusieron a un antepasado de Cicerón por un grano o verruga en forma de garbanzo que tenía en la nariz.
Piadoso Jano que cierras las puertas del viejo año y abres las del nuevo, a ti consagramos este día de buen grado.
Si alguna vez te has preguntado cómo celebraban los romanos el año nuevo o por qué comienza el 1 de enero, este es tu #HiloRomano. #FelizAñoNuevo 2023.
Presta atención porque será especialmente interesante para ti si has oído por ahí que el origen del comienzo del año el 1 de enero tiene algo que ver con Hispania y el año 153 a. C. #BulosHistóricos
El mes de enero en la antigua Roma estaba dedicado, como marca su nombre –Ianuarius–, al dios Jano. Con sus dos cabezas, era capaz de mirar al pasado y al futuro.
Además, al ser el dios protector de las puertas, cerraba la del año que terminaba y abría del que comenzaba.
Hoy en el año 39 nació Tito, hijo del Emperador Vespasiano y su sucesor desde el año 79. Fue uno de los emperadores con peor suerte del siglo I… Pocos sufrieron la ira de Júpiter como él.
¿Quieres saber por qué? Te lo cuento en este #HiloRomano
Según cuenta Suetonio, Tito nació en una pequeña y sórdida casa junto al Palatino. Ya en el siglo II, después de que su familia pasara por el trono imperial, sabemos que la casa quedó visitable para los curiosos.
Sus desgracias empezaron pronto. El joven Tito era amigo de Británico. Se envenenó parcialmente la noche del asesinato de este y estuvo enfermo mucho tiempo. Por suerte, seguiría vivo para llegar a vivir muchas desgracias más.