No hay azul como el azul de Fra Angelico, ni color que nos serene como él ni que nos ponga tan extrañamente de acuerdo. Porque eso es el azul, el color del consenso, de la reflexión y la serenidad.
También de la tristeza.
En este #BlueMonday, venís conmigo?
Pues dentro HILO🧵
¿Por qué este color que a nadie disgusta se asocia a la tristeza? Si es el color del cielo, del mar, de los ojos bonitos...
Desde la Baja Edad Media es, además, el color femenino por excelencia, consagrado a la Virgen María como trasunto de la gloria celeste en la tierra.
Añádele una luz dorada y tendremos la femineidad que no asusta, la que no tienta, la más serena y domesticada de todas. El modelo perfecto de mujer sin traza de pecado ni de peligro.
Y es así hasta tal punto que... ¿cuál es el color por excelencia de las tradicionales princesas Disney? No es el rosa, por más que quieran convencernos que hemos visto mal. Es el azul. Y si es combinado con amarillo dorado, más princesa y más buena todavía.
Que es un color femenino también lo sabían los pintores del siglo XVI y algunos como Veronés no dudaron en envolver con él a la mismísima Venus, especialmente en su tórrida aventura con Marte quien, aludiendo a la sangre y la violencia, llevará para sí mismo el color rojo.
Tan alto y tan limpio es el azul y tan estrecha amistad trabó con el oro, que los reyes de Francia no dudaron en componer sus armas sembrando un campo de azur con flores de lis doradas. Y es que, en palabras del heraldo Sicilia:
"Porque si como el hijo de Dios, que es Rey de Reyes, y Señor de Señores, tiene por sus armas y escudo el cielo, iluminado maravillosamente de estrellas, así el Rey de Francia, por gloria de aquel celeste Rey, porta las armas que son el lirio de oro en campo azul".
¿Hay así, pues, color más noble, más limpio, más emparentado con la divinidad? Es además, el color del zafiro, la joya que, por su pureza, luminosidad y firmeza simboliza el ánimo fuerte y la sinceridad de pensamiento del soberano.
Entonces, ¿por qué es triste?
Porque el azul es también el color más lejano de todos, el color que tiñe lo inalcanzable, el del aire interpuesto, el del frío y eso lo convierte en un color, no solo triste, sino nostálgico. No es una pena negra, es una nostalgia azul y suave.
Leonardo entendió esto y revolucionó el paisaje en la pintura, haciendo que la vista más lejana se perdiera en azules. Y así lo asumieron sus discípulos, sus admiradores y todo aquel que supo mirar y entender.
¿No están impregnados esos paisajes de cierta nostalgia? Es ese color cerúleo, como lo llamaban los clásicos y que nos recuerda Lodovico Dolce en el XVI, el color del luto de las mujeres griegas, el de la barca de Caronte, el color "tristo e malinconico".
Es, en palabras de Geoffrey Chaucer en su poema "The Complaint of Mars" (1385), el color de las lágrimas:
"Wyth teres blewe and with a wounded herte"
Con lágrimas azules y con un corazón herido.
Para Goethe era un vaho tenue que teñía las "tinieblas del espacio infinito", el color de las sombras de los objetos cercanos, del humo sobre un fondo oscuro y la raíz de una llama. A Goethe se le escapa la poesía por los poros incluso cuando quiere ser prosaico.
Y, sin embargo, este no fue su azul más famoso, sino el de su atormentado Werther. Goethe lo describe vestido con gran apego a una levita azul y un calzón amarillo y fue tal entusiasmo que levantó su personaje, que pocos fueron los que no vistieron de Werther en su época.
La asociación entre el azul y la tristeza quedaba así asegurada. Y la pintó arrebatada Van Gogh (ay, las lágrimas azules de Chaucer...) y nos puso un nudo en la garganta.
Y Picasso hizo que nos encogiésemos de frío y de rabia con ella (¿no notáis los pies helados cuando veis el primer cuadro?).
Y, ya en nuestros días, Tim Burton imaginó a la más triste de las novias con su piel y su magia azul en "The Corpse Bride", una película que rezuma nostalgia, belleza y tristeza a cada segundo.
Y sí, también James Cameron supo cómo tocarnos la fibra sensible y congelarnos el corazón con aquella tabla y aquella despedida entre Rose y Jack en un mar helado y azul.
Hasta Maléfica es un poco menos maléfica y un poco más melancólica cuando la luz que la ilumina es azul, el vaho azul de Goethe.
Y, bueno... ella.
No os vengáis abajo. Elegid vuestro azul preferido en este mundo y pensad que, a veces, hasta la tristeza puede ser bonita.
Si habéis llegado hasta aquí, gracias por vuestra valentía y, si os ha gustado, dad amor y RT que siempre se agradecen los cariñitos, más en días como hoy!
Bonus track: Mi azul preferido, ese "azul en delirio celeste sobre mí, cúspide de lo azul" que diría Salinas (¿creíais que solo leo a Goethe o a Chaucer?).
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"ENTRE MIEDO Y SPERANÇA".
Cuando Prospero Alessandri pidió a Moroni que lo retratase, no solo quería dejar constancia de su buena planta, sino de su sabiduría. Él es el hombre imperturbable, el sabio que nada teme pues nada espera y es que, como decía Séneca: ... ⬇️
«de todo [...] huye el sabio, ya que él no necesita saber cómo se vive en la esperanza o en
el miedo».
¿Os parece original? Pues no lo era en absoluto.
(sigue)
Esa idea, la de vivir al margen de los deseos que no son sino fuente de insatisfacción y miedo pues están destinados a no verse cumplidos (si no, no serían deseos, preguntad a Bataille), toma su forma más perfecta en una divisa: "NEC SPE, NEC METU".
¿Cómo se explica lo inexplicable? ¿Cómo se habla de lo que lo que se nos escapa de tan grande, de tan hondo como es? ¿Cómo se cuenta un misterio?
La respuesta es simple, guardando SILENCIO.
¿Venís conmigo y con Miguel Ángel?
Pues dentro HILO 🧵
Se dice que, cuando en 1589 Felipe II encargó a Lavinia Fontana esta Virgen del velo, la pintora se inspiró en la Madonna de Loreto rafaelesca (copia en el Louvre) y en la Madonna del velo de Sebastiano del Piombo.
Y yo me pregunto, ¿de verdad esto es así?
Lo cierto es que ahí está el velo, ese que la Virgen llevaba y con el que envolvió a su Hijo según la tradición piadosa.
La lectura, sin embargo, va más allá del tierno juego entre madre e hijo. Ese velo es lo que encubre el misterio o, dicho en palabras de San Agustín:...
Permitidme algo.
Permitidme que hoy no celebre a Bernini, que no celebre ni sus manos ni su genio, ni la carne blanda de Proserpina ni el alma escapando de la boca de Teresa, ni siquiera su luz.
Hoy voy a celebrar su sombra, lo que quedó a su sombra.
¿Venís?
🧵#OrgulloBarroco
Dejadme que celebre a Francesco Mochi y la timidez de María, el desequilibrio pequeño y la belleza enorme que se esconden en Orvieto. Alguien debería enseñarle a ese ángel a llamar antes de entrar, pero ¿quién se aguanta las ganas de anunciar el Barroco?
Quiero celebrar, en mitad de la locura y del arrebato barrocos, lo exquisito y lo pequeño de un Stefano Maderno, aquel que escondió la belleza debajo un altar en el Trastevere y llenó de caricias blandas el cuerpo de Cristo muerto.
La muerte como el más dulce de los abandonos.
El alma pura es un traje blanco, impoluto, unos arcos altos y repletos de luz.
La maldad son uniformes oscuros, un techo bajo y opresivo lleno de sombras.
Aprovechando los 80 años de #Casablanca, ¿hacemos un mini hilo sobre EL COLOR BLANCO en el cine?
Pues dentro HILO. 🧵
Reconocéis la secuencia, ¿verdad? El héroe de la resistencia, Víctor Laszlo, se enfrenta a las fuerzas de ocupación nazi en un duelo incruento pero definitivo: frente al «Die Wacht am Rhein» alemán, el himno a la libertad: la Marsellesa.
El uso de las sombras, de las luces, los tonos usados en el vestuario están medidos con precisión. La luz o, lo que es lo mismo, el blanco, es el eje sobre el que gravita el lado bueno de la Historia.
En 1777, Goethe mandaba realizar esta escultura para su jardín de Weimar. Se la conoce como Altar de la Buena Fortuna (Agathe Tyche): un sólido cubo sobre el que reposa una vacilante esfera. Nos suena, ¿verdad?
Seguid un poquito más conmigo...
Mini HILO improvisado 🧵
Goethe hablaba con dos símbolos conocidos llenos de significado: el cubo es la firmeza, lo que no se tambalea ni titubea, el cimiento firme. La esfera es lo mudable e imprevisible porque nunca sabemos qué dirección tomará.
Y ahora, mirad el emblema 98 de Andrea Alciato (1531)...
Hermes, dios de la elocuencia, de las inquietudes intelectuales, de las artes, se sienta sobre un cubo mientras parece amonestar a la veleidosa Fortuna que avanza a merced de los vientos sobre su inseparable esfera.
Hay un gesto, una curva, un ángulo cuyo significado es tan universal que no necesita de geometrías ni matemáticas para entenderlo. Y, sin embargo, en su sencillez, encierra uno de los mayores misterios del ser humano: la tristeza.
¿Sufrimos un poquito?
Pues dentro HILO🧵
Todos lo reconocemos, ¿verdad? Todos hemos sentido alguna vez sobre los hombros ese peso que nos ha obligado a inclinar la cabeza. Lo vemos y sentimos el dolor, la derrota. Aristóteles estaría orgulloso de nosotros.
Estaríamos entrando de lleno en la "compassio", purificándonos a través del "pathos", del dolor de otro; ese movimiento del alma ajena encuentra un eco en la nuestra y nos hace mantener un diálogo con nosotros mismos donde reconocemos la fragilidad y la grandeza del hombre.