Esta es una definición mía, yo hablo del Corporate Game como todo lo que hay que hacer en la práctica, en una gran corporación, para prosperar. Básicamente cuales son las reglas para escalar la cucaña corporativa.
Comprende un montón de prácticas que muchas veces son legales, otras son lícitas, las más son dudosamente morales y algunas directamente delictivas.
Como ya sabéis, soy bastante suspicaz en general sobre el Corporate Game, pero tampoco quiero ser injusto ni hacer generalizaciones de Asamblea de la Complutense.
En este territorio mágico de la polarización , ya sabemos que si no eres anticapitalista y antisistema le estás lamiendo las botas al poder.
Fundamentalmente voy a hacer gravitar mi turra sobre dos puntos básicos: La falacia de McNamara y el Skin in the Game.
La falacia de McNamara es un sesgo cognitivo que debe su nombre al ex Secretario de Defensa estadounidense Robert McNamara.
Afirma que los responsables de la toma de decisiones a menudo confían demasiado en datos fácilmente cuantificables en el proceso de toma de decisiones, ignorando información más subjetiva que puede ser de mayor valor.
Esta dependencia de los datos cuantitativos puede conducir a una decisión errónea basada en suposiciones falsas y datos inexactos. Me duele la boca de decir que el 80% de los datos relevantes sencillamente no están ni se les esperan. dirigentesdigital.com/liderazgo/javi…
La falacia de McNamara se observa a menudo en decisiones a gran escala, como las que toman los gobiernos o las empresas, y puede acarrear graves consecuencias para los implicados.
Además, esta falacia puede llevar a los responsables políticos a adoptar una visión a corto plazo de un problema, en lugar de considerar las consecuencias a largo plazo de sus decisiones.
Esto puede conducir a políticas que no son beneficiosas a largo plazo y que pueden agravar el problema que pretendían solucionar.
La falacia de McNamara tiene su origen en la guerra de Vietnam, en la que el número de bajas enemigas se consideró una medida precisa y objetiva del éxito.
La guerra se redujo a un modelo matemático: Aumentando las muertes enemigas estimadas y minimizando las propias, la victoria estaba asegurada.
Los críticos señalaban que la guerra de guerrillas, la resistencia generalizada y las inevitables imprecisiones en las estimaciones de bajas enemigas pueden desbaratar esta fórmula.
El interés de McNamara por las cifras cuantitativas se aprecia en el Proyecto 100.000: al rebajar los requisitos de admisión en el ejército, aumentó el alistamiento.
La clave de esta decisión fue la idea de que un soldado es, en abstracto, más o menos igual a otro, y que con el entrenamiento adecuado y un equipo superior, sería un factor positivo en las matemáticas de la guerra.
Al parecer, el general de brigada de las Fuerzas Aéreas estadounidenses Edward Lansdale le dijo a McNamara que no estaba teniendo en cuenta los sentimientos de la población rural vietnamita común.
McNamara lo anotó en su lista con lápiz, luego lo borró y le dijo a Lansdale que no podía medirlo, por lo que no debía ser importante.
Vamos a un ejemplo profesional de falacia de McNamara: General Electric , que hablé de ellos en el hilo turras de los huevos de serpiente:
Bajo el mandato de Jack Welch, GE perseguía a principios de los ochenta un objetivo estratégico sencillo. Cada empresa debía ser 1 ó 2 en su mercado.
Este enfoque singular llevó a GE a reducir costes sin descanso. Tanto en electrodomésticos como en motores, redujeron costes trasladando la fabricación fuera de EE.UU. a lugares con costes más bajos. Los costes laborales determinaban las decisiones.
Cuando el crecimiento de los beneficios industriales se ralentizó, Welch recurrió a las finanzas.
Cuando Immelt asumió el cargo en 2001, la suerte estaba echada. La orgullosa empresa industrial se había convertido en uno de los mayores bancos del país. No pudo sobrevivir a la crisis financiera mundial.
La incesante concentración en los objetivos de Welch y en el precio de las acciones, impulsada por la eficiencia, condujo a una inversión insuficiente en los enormes cambios que se estaban produciendo con el nacimiento de Internet.
GE no supo ver el enorme potencial a largo plazo. Sus inversiones en alta tecnología fueron tardías y demasiado lentas.
Sobre Skin in the Game me duele la boca de hablar. Podéis acudir a las herramientas de los übermensch @ToniDorta o @k4rliky y encontrar cien mil referencias cuando he hablado del tema:
Que no es necesariamente real, la mayor parte de los corporativos son trabajadores decentes y honestos, pero hay una serie de cosas que sí hay que tener en cuenta si quieres jugar.
Mi tesis es que, siguiendo nomenclatura de Graná, habiendo más hijos de puta que ventanas, básicamente la cultura corporativa es víctima de lo mismo que casi todo lo demás: La arquitectura de incentivos.
Es muy complicado competir con gente que dedica un 30%, un 40% un 70% de su tiempo teóricamente dedicado al trabajo a lo que hay que hacer para prosperar en la organización en la que se encuentra.
Eso, por no mencionar las dinámicas de incentivos en directivos que subvencionan el "Salva tu culo" o "no cometas errores" por encima de la necesaria asunción de riesgos a determinados niveles.
Hay multitud de buenos consejos sobre como prosperar en una compañía. (Adjunto varios comentarios reales en varios foros sobre corporate climbing)
"Habilidad y dedicación. En cada puesto: sé positivo, dinámico, cooperativo, siempre disponible, nunca crítico a menos que se requiera una opinión crítica."
"Sé fiable y digno de confianza. Todo esto atraerá la atención de los altos cargos y directivos (odian los problemas y las desviaciones) y te darán acceso a las esferas en las que necesitas estar para progresar."
"Después, sigue adelante con un currículum actualizado y mejorado. Los días de la lealtad a la empresa han pasado a la historia. Nadie hace un favor a nadie. La empresa proporciona, tú cumples. Lo que cuenta es tu CV y lo dinámico que eres."
En realidad, es más sencillo: Decodifica cuanto antes la arquitectura de incentivos del lugar, sé consciente de la cultura que se genera de manera emergente derivada de ello, mapéala con tus opciones personales y si no te convence, huye.
Yo abandoné la posibilidad de una carrera prometedora en las Big 4 cuando me di cuenta de lo que bebían los socios que estaban en mi línea de progresión.
No había un juicio moral en mi decisión, pero tampoco me podía engañar pensando que las cosas cambiarían eventualmente. En esto es muy parecido a casarse con alguien esperando que cambie. Puede pasar, pero las posibilidades son fuertes en tu contra.
No hay compañías buenas ni malas, las hay mejor o peor adaptadas a tu naturaleza. #Personotecnia rules.
Por ejemplo, generalmente la mejor manera de hundir una startup es colocar a un corporate al frente. (Aviso a navegantes para los que hacemos Corporate Venture Building). Las habilidades necesarias para hacer bootstrapping y prosperar corporativamente son casi antitéticas.
No te engañes ni a ti mismo sobre lo que realmente quieres ni sobre la auténtica naturaleza de tu empresa y piensa que siempre hay un mejor match. Y uno peor. #Finhilo
En el hilo turras de hoy vamos a hablar de un tema sumamente delicado, como suele ser costumbre últimamente: De igualdad, equilibrios metaestables, dinámicas de sistemas e injusticias.
Disclaimer: Otro tema delicado, otro charco de Satán, otro fuego valyrio. Para oír a los suyos, o hablar de liviandades y cosas bonitas, sugar spice and everything nice, ya tiene usted otras cuentas. No se pare aquí y vaya a sitios más populares y menos conflictivos.
Como suele pasar con los incendios forestales, este tema arrancó desde varios focos de manera simultánea. Uno de ellos fue esta cita del profesor Bastos recogida en @bastos_quotes:
DISCLAIMER: Contiene opiniones discutidas y discutibles, como decía el paramecio. Sobre temas sensibles y emocionales. Puede contener trazas de soja, frutos secos, generalizaciones gratuitas (a pesar de que hablo siempre de facciones) y sesgos humanos. Enter at your peril.
Hablar de facciones lanares es un tema espinoso y evidentemente no es para hacer amigos. Todo el mundo es un pensador libre, políticamente incorrecto, nadie se siente un borrego. Es una invitación a una orgía de unfollows.
Los Morlocks son una especie ficticia creada por H.G. Wells para su novela de ciencia ficción de 1895 "La máquina del tiempo". En la novela, los Morlocks son una raza de criaturas humanoides que viven bajo tierra en el futuro.
Se les describe como pálidos, de piel blanca y dedos largos y finos. Son descendientes de la clase trabajadora de la sociedad futura de Wells y han evolucionado para vivir bajo tierra debido a las duras condiciones de la superficie.
Todo disclaimer suele ser una aceptación de la realidad de la premisa que se niega, pero intento al menor ser honesto conmigo mismo cuando digo que no tengo nada en absoluto contra los CFOs.
Considero que tener un buen CFO proporciona a las empresas una ventaja competitiva indiscutible. Los he conocido excelentes y son un activo espectacular.
En el hilo turras de hoy vamos a volver a hablar de Factor X, en concreto de "La conversación", la gestión de la realidad y su conexíón con el CPS. Al turrón.
Tres razones fundamentales para ello: Una, el jueves tuve la masterclass sobre Factor X para la gente del Master de CPS en @UNIRuniversidad y lo tengo fresco.
Dos, @ultraroncero me recuerda amablemente que nunca he especificado una definición formal del tema y sus diferencias con el factor humano.