¡Acabó #FluzoSanisad! Espero que os haya interesado la higiene medieval, y que queráis un poquito más, porque hoy con el #refluzo os llevo a la Inglaterra del siglo XIV para presentaros a una mujer q se inventó un ingenioso retrete y con ello causó enormes problemas a sus vecinos
Se llamaba Alice Wade, y no sabemos mucho de ella, salvo q vivía en Londres a principios del XIV, en la parroquia de St. Michael Queenhithe. Era un barrio céntrico, con su iglesia del siglo XII, pegadito al Támesis, con un muelle. Y junto aquel muelle había unas letrinas públicas
Las letrinas públicas inglesas usaban distintos sistemas de evacuación. Las más espectaculares estaban en el puente de Londres, y vaciaban directamente sobre el Támesis, una solución óptima. Otras daban a un gran pozo negro que debía vaciarse cada X tiempo.
Las de St. Michael, en cambio, utilizaban otro sistema: desaguaban al río, pero apoyadas por una cloaca, que recogía las aguas pluviales y sucias de las viviendas del barrio, entre ellas la de Alice Wade, y la derivaban a las letrinas para limpiar o arrastrar los restos.
El agua de lluvia que no se almacenara, los cubos de agua sucia de la cocina, de fregar los platos, de lavarse con jabón o bañar a los niños, de lavar la ropa, o del oficio que se desempañara en cada casa, todo iba a cañerías cerámicas o de madera, que desembocaban en la cloaca.
Las ordenanzas municipales (de Londres y de casi cualquier parte en aquella época) prohibían arrojar residuos sólidos en las cañerías y cloacas, para no taponarlas, debido a que no había un flujo constante de agua, ni era tampoco demasiado potente.
Pero siempre hay vecinos incívicos, o inconscientes, y ese fue el caso de Alice Wade, que en 1314 se puso a hacer bricolaje en su letrina. Buena parte de las viviendas londinenses contaban con una, con pozo ciego, que era la solución medieval estándar para letrinas domésticas.
El problema de los pozos negros era q uno debía mantener tapada la letrina para evitar el olor, y echar cenizas, cal, serrín o restos de hojas y ramas para amortiguarlo. Y luego pagar a los poceros que venían a vaciarlos para trasladar el contenido al campo como valioso abono.
Y Alice Wade estaba harta de su pozo y sus obligaciones, así que compró o se construyó una cañería de madera (pipam ligneam), y con ella conectó el asiento de su letrina con la cañería que llevaba las aguas pluviales de todo el vecindario.
¡Era estupendo! Cuando a Alice le daba un apretón, iba allí, soltaba la carga, se limpiaba con hojas, musgo, o lo que tuviera almacenado, luego echaba un cubo de agua, ¡y listo! ¡Y letrina siempre bienoliente! Pero claro… los zurullos de Alice Wade acabaron taponando el desagüe.
Y si hubieran taponado la cloaca abierta de la calle, por ej. porque hubiera algún otro residuo sólido, pues aún: los “rakers”, “beadles” y demás oficiales de limpieza ingleses que patrullaban las calles recogiendo porquería y desatascando cloacas lo habrían solventado.
Pero, mala suerte, lo que se atascó fue la cañería que pasaba POR DEBAJO de las casas de otros vecinos. Con un doble resultado: primero, las letrinas del muelle dejaron de recibir agua, por lo que el arrastre de excremento quedó a medias, y todo empezó a oler fatal.
Segundo, la cañería taponada vertía, quizá los días de lluvia, y el hedor insoportable de los cagarros atascados de Alice Wade se esparcía por las desafortunadas viviendas.
Según el mito de la Edad Media guarra, todo esto debería haberles dado igual porque se revolcaban en caca y vaciaban orinales por la ventana sin miramientos. La realidad, claro, fue otra.
A nadie le gusta vivir oliendo a mierda, y en la Edad Media tampoco, por mucho que su umbral de tolerancia al estiércol animal fuera, por fuerza, muy superior al nuestro. Además, recordemos, ellos asociaban el mal olor a la enfermedad.
Así que los vecinos indagaron, descubrieron el apaño de la letrina de Alice, le montaron un pollo, y luego fueron corriendo a ver al sheriff, que investigó el asunto y puso en marcha la denuncia en el tribunal correspondiente: el “assize de nuisance”.
Estos tribunales, de inspiración francesa e implantados en Inglaterra por Enrique II (s. XII), se componían de un jurado de 12 hombres, y los “assizes de nuisance” juzgaban los problemas entre vecinos, de forma que se obtuvieran compensaciones sin violencia.
El caso de Alice Wade y el retrete apestoso se juzgó el 9 de agosto de 1314. El veredicto del jurado fue claro: ella dispondría de 40 días para quitar su ingeniosa tubería de madera de la letrina, y hacer que el agua volviera a correr con normalidad.
No hay más registros sobre este caso, lo q significa que Alice cumplió y desconectó su letrina de la red de aguas pluviales y sucias (y se evitó una multa del tribunal). Es un caso bastante conocido de microhistoria que, junto con otros conservados por el estilo, nos dicen mucho.
Nos hablan de una sociedad funcional, q tiene los problemas higiénicos asociados a su contexto, y ponía remedios para solventarlos. Infraestructura, normativa, personal. Mejor o peor, con más éxito o menos, con eficacia o incompetencia, esto ocurría por toda Europa.
Y quizá eso sea lo que nos falta para acabar de convencernos. Una panorámica más general sobre la higiene medieval. Un repaso a las prácticas públicas y privadas de todo un milenio, de muchas gentes, culturas y religiones distintas, ya no solo en Europa sino en Asia y África.
En este proyecto llevamos metidos @alquicel y yo desde 2019, y hoy, el día de #FluzoSanidad, nos hace súper felices poder anunciar que...
¡¡POR FIN tenemos fecha de lanzamiento definitiva para “El olor de la Edad Media”!!
¡Principios de septiembre de este 2023! (ya os diremos día exacto cuando se acerque la fecha)
Para escribir este libro nos hemos apoyado en las investigaciones de cientos de historiador@s de medio mundo, de las últimas 3 décadas y más allá: arqueólogos, archivistas, filólogos, paleopatólogos, historiadores del arte… todos aportan piezas del gran puzle.
Y es un puzle maravilloso que muestra la lucha por una vida aceptable. Lejos de ser esa masa indolente de gente rendida a la asquerosidad, las distintas sociedades medievales lucharon por mantener limpios sus entornos y sus cuerpos.
Lo veremos con centenares de fuentes documentales, arqueológicas e iconográficas de todo el milenio, desde Irlanda hasta Irán, desde el norte de África a Islandia, con paganos, cristianos, judíos y musulmanes entre los siglos V y XV (y algunos coletazos anteriores y posteriores)
Los veremos limpiar sus calles y organizar sus ciudades, financiar reformas, fracasar y volver a intentarlo; les veremos vivir en el campo con lo bueno y lo malo, y en castillos, y en monasterios; intentar entender la enfermedad y actuar en consecuencia, y usar jabón, bañarse…
…lavarse las manos antes y después de comer, lavarse los dientes, lavar la ropa y mantenerla en condiciones, trasegar estiércol y también alejarlo, popularizar la intimidad en el retrete, o desarrollar códigos de modales, entre otros mil aspectos de la vida cotidiana.
Lo explicado hoy, pues, no es invención ni leyenda rosa medieval. Durante estos meses, mientras acabamos con edición, revisión, etc, os daremos alguna q otra pincelada en forma de hilo. Yo x hoy me despido aquí, no sin antes agradeceros a todos el haber estado, y en especial…
…a @adabsurdum y @cellotapeman por haber luchado y creído tanto en este episodio de #FluzoSanidad. La Hª de la higiene importa, nos habla tanto del pasado como de nuestro presente y nuestra relación con el cuerpo, el entorno y los residuos. Tema central hoy día. Merecía programa
• • •
Missing some Tweet in this thread? You can try to
force a refresh
Como hoy no salgo en #FluzoBelleza, para ir calentando motores os traigo un #prefluzo sobre belleza medieval. En concreto, sobre el canon de belleza que nos transmitió un divertido manuscrito catalán anónimo de finales del XIV llamado “Speculum al foder” o “Espejo del joder”
Ya os he mencionado esta obra alguna vez porque me encanta y contiene información muy interesante. Se trata de un manual médico-erótico, en parte basado en el Liber de coitu de Constantino el Africano, pero con mucha cosa de cosecha propia. Y contiene un montón de cosas.
Su inicio es épico: “Aunque dijo Albafumet que los libros que hablan de joder son muy abundantes, yo nunca hallo ninguno que me satisfaga, sino que los encuentro desviados y dispersos, de manera que hacían más daño que provecho. Por esto quiero hablar sobre este tema bien…
¿Sabíais que el 1er diccionario se escribió a principios del siglo XIII? Al menos, la 1ª obra con tal nombre: Dictionarius.
¡Y lo mejor es que nos enseña un montón sobre vida cotidiana medieval!
No es lo q se espera de un diccionario, claro, pero en fin, #middleages. Os cuento.
Lo escribió un gramático inglés llamado John Garland hacia a 1220, cuando estudiaba en París. Fue una obra de juventud q rompía la dinámica de glosarios y etimologías habituales. Su objetivo era ayudar a los niños a aprender latín y a traducir palabras francesas.
Y no tiene sistema ni orden, lo hizo como le salió de los cojones, apoyándose en lo q leía y, sobre todo, en lo q conocía: su rutina en las calles de París, pobladas de gente, mercancías y palabras. Luego sumó bloques random como “el cuerpo humano” o “armas de asedio”, y a correr
Y de forma separada al refluzo, dejadme que os dé un millón de gracias a tod@s. Las primeras, para l@s que habéis estado aquí cada jueves, o siguiéndonos desde la web, y comentando en vivo cada programa, creando hilos y refluzos, y compartiendo alegría y saber.
Este año lo he vivido con muchos menos nervios que el pasado, que venía virgen, pero a cambio ha coincidido con meses complicadines, y vuestra amabilidad y entusiasmo han sido un buen empujón para mí. Tuiter mola mucho silenciando a los 4 idiotas y quedándote con la buena gente.
Una persona muy importante para que mis nervios hayan sido light este año ha sido @RaquelMartos, su entusiasmo, su cercanía, su trabajo infinito, su memoria para llevarnos de pregunta en pregunta tras cada toma pifiada. Ha sido un lujazo poder currar contigo ❤️
¡Hasta aquí llegó la T2 del Condensador de Fluzo! Y yo me despido con refluzo sobre las #FluzoConstrucciones que más me interesan últimamente. No son monumentos, sino q están al servicio de la gente. No son defensivas, pero protegen de la muerte. No son templos, pero tb se reza.
Estas construcciones son los hospitales, esos sin los que hoy nuestra sociedad tendría una situación sanitaria infinitamente peor. Y su historia se remonta muy lejos, hasta el ocaso del mundo clásico, en el siglo IV. Aunque, cuando nacieron, no eran como los pensamos hoy.
La idea fue de los obispos cristianos. Para el s. IV los cristianos tenían ya una posición mucho más ventajosa, números, y una zarpita metida en los resortes del poder. Los obispos venían de la aristocracia romana en su mayoría, y como tales ejercían y promovían el evergetismo.
Pues yo empecé pensando lo mismo. Vi los tuits, leí fragmentos sueltos, y pensé: vaya cagada. Pero luego vi el revuelo del ADN dichoso y me leí este artículo completo, y mi opinión ahora es q se os (nos) ha ido la pinza con este tema. Interesada o bienintencionadamente. Razones:
External Tweet loading...
If nothing shows, it may have been deleted
by @NewsReputation view original on Twitter
Si la bilis permite leer más allá del parrafito de las bestias y las taras, se entera uno de que empieza con forma de fábula, y hace referencia al caso de una mujer que se puso como las cabras con la compañía Swiss pq por megafonía decían cosas en catalán, montó un megapollo, etc
Todos sabemos q esa gente existe. Es gente intolerante q siente repulsión innata hacia lo catalán, q no quiere saber ni integrarse, y no hago valoración, sólo describo. Todos conocemos, algunos lo vemos ahora más q antes, claro. Y es evidente q el texto habla d esa clase de gente