De reencontrarse con los dioses arcanos, con el poder sanador del sol y la luna, con los misterios de civilizaciones antediluvianas...
...y también con hostias de la policía, por cierto.
Sí, el 1 de junio de 1985, 1.300 policías se enfrentaron a 600 fiesteros que iban allí dispuestos a celebrar el Stonehenge Free Festival.
Arrestaron a 537 personas, las fotos llenaron los periódicos y el día se recordó como "The Battle of The Beanfield".
Que tú dices: se pasaron un poco, ¿no? Pues sí, se pasaron bastante y, de hecho, en 1991, varios de los arrestados recibieron 24.000 libras en compensación por brutalidad policial.
¿Pero qué hacían allí los polis?
Pues evitar se celebrase el festival, porque el del año anterior había reunido a unas 100.000 personas que, entre otras cosas "cavaron hoyos en túmulos de la Edad del Bronce para usarse como letrinas y cientos de motos rodaron por encima del yacimiento, alterándolo para siempre".
O sea, liarse a porrazos no es la solución más pacífica para proteger un yacimiento arqueológico de esa importancia pero, desde luego, algo había que hacer para que la gente no lo destruyese.
(Algo que, por cierto, y de manera mucho más esporádica, ha seguido pasando).
Y eso que, en 1985, Stonehenge ya era un monumento público gestionado por Patrimonio Inglés. Porque durante la mayor parte de su existencia moderna, el círculo megalítico fue de propiedad privada y destino incierto.
No voy a hacer un repaso exhaustivo de lo que es Stonehenge porque debe haber miles de tesis doctorales que hablen del yacimiento, pero digamos que debe ser el monumento prehistórico más famoso del mundo y sobre el que existen registros más antiguos.
Aparece en el "Historia de los Reyes de Inglaterra" de Geoffrey of Monmouth, escrito en el siglo XIV y donde se asegura que su emplazamiento original no estaba en Wiltshire sino en Irlanda y que fue Merlín quien lo trajo a Inglaterra con artes mágicas (y un gigante).
Su primera representación realista es del XVI, lo pintaron Constable y Turner en el XIX y, de hecho hay fotos de 1880 del estado (un poco hecho polvo) del monumento en esa época.
Y también sale en decenas de pelis y series.
En Thor 2, en Transformers, en Sharknado, en Spinal Tap y, por supuesto, en Doctor Who (tiene todo el sentido que una institución británica como Stonehenge salga en otra institución británica como el Doctor).
Pero, sin duda, donde más aparece y con lo que más se relaciona al círculo megalítico de Wiltshire es con *tachán* EL MISTERIO.
Que si el misterio de Stonehenge, que si la revelación de los druidas, que si la energía de la Tierra, que si alineas el ojo de una aguja con un rayo de sol que atraviese el pórtico principal el día del Solsticio a la vez que saltas a la pata coja...
(Aunque puestos a ser, ejem, esotérico, a mí me gustan más otras explicaciones)
Y sí, es cierto que no se sabe exactamente cuál era la función de Stonehenge, entre otras cosas porque los arqueólogos datan el yacimiento de entre hace 5.000 y hace 4.000 años y nadie nos dejó un libro de instrucciones.
Lo más probable es que fuese algún tipo de construcción de uso mixto entre lo astronómico, lo religioso y lo funerario.
Aquí se ve una reconstrucción de como debía ser en su estado "óptimo".
Lo que sabemos seguro es que a principios del siglo XX era un monumento en muy mal estado, entre otras razones, porque llevaba pasando de manos privadas a manos privadas durante siglos.
Hasta que, en 1915, Sir Cosmo Gordon, su último dueño, lo puso a la venta en una subasta.
La misma subasta en la que la señora Mary Bella Alice Chubb sabía que iban a ofertar unas cortinas de gala y unas sillas a juego para el comedor. Así que le dijo a su marido, el acaudalado abogado Cecil Chubb, que fuese allí y pujase por ambos lotes.
Aquí están ambos.
El señor Chubb fue a la casa de subastas y pasó olímpicamente de las cortinas y de las sillas y se fijó en un lote muy especial.
Decía así:
"Lote 15: Stonehenge, con aproximadamente 30 acres y 2 varas de tierras a su alrededor".
—¿Pero cómo van a subastar un monumento nacional? ¿Es que ya no hay respeto por la tradición ni por la corona ni por Inglaterra? ¿A dónde vamos a parar?— pensó Cecil Chubb con esta cara de señor británico.
...bueno, en realidad lo que pensó es que si el monumento seguía cambiando de manos, podía pasarle cualquier cosa.
(Y en #LaBrasaTorrijos ya sabemos que ese "cualquier cosa" puede ser muy jebi).
Así que decidió pujar por el terrenito antes de que se lo llevase un extranjero. Pagó 6.600 libras, si bien el subastador dijo: "Caballeros, es imposible poner un precio a Stonehenge y esta cantidad es minúscula, pero si nadie puja más alto, tendré que venderlo a ese precio)
6.600 libras son 500.000 € de hoy en día, lo cual es RIDÍCULAMENTE bajo para lo que significa Stonehenge.
Pero el caso es que Chubb llegó a su casa y, aunque no traía consigo ni las cortinas ni las sillas, regaló a su mujer el monumento más importante de Inglaterra.
(No, hombre, no. Pero cómo va a hacer semejante majadería)
No, claro que no.
Aunque hay crónicas de la época que dicen que Chubba le regaló Stonehenge a su mujer, en realidad, el hombre hizo un regalo muchísimo mejor.
Regaló el monumento a Inglaterra.
En 1918, justo tras el fin de la 1ª Guerra Mundial, Cecil Chubb donar Stonehenge al pueblo británico con la condición de que la gente de Wiltshire pudiese visitarlo sin pagar ni un penique.
Condición que sigue vigente hasta hoy.
Si os ha gustado el episodio de hoy, hacedme RT al hilo, FAVs, follows o tiradme una piedra (pero flojito, que nos conocemos, so cafres)!
Todas las imágenes del hilo de hoy están acreditadas en la descripción de la primera fotografía de cada tuit. Todas se han usado bajo su correspondiente licencia.
#LaBrasaTorrijos se escribe en directo todos los jueves desde el soleado barrio de Villaverde.
(Fin del HILO 🪨🪨🪨💸🇬🇧)
(Aunque llevo dos viernes haciéndolo y la semana que viene TAMBIÉN será el viernes...)
(Y en el episodio de la semana que viene vamos a entender por qué no se puede vencer al océano).
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Hace diez generaciones, el odio y la xenofobia dejaron a una etnia sin tierra y les obligó a vivir en el agua.
200 años después, sus tataranietos construyeron el campo de fútbol más bonito del mundo (gracias a Maradona).
Os cuento la historia en #LaBrasaTorrijos
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Como nos enseñó Gerardo Olivares en su divertidísimo documental/no documental "La Gran Final", un Mundial de fútbol afecta a la vida hasta en los lugares más remotos: el Sahara, la Amazonía o el desierto de Gobi.
hay veces en las que un acontecimiento deportivo universal altera la vida y cambia el territorio del lugar más insospechado.
Especialmente cuando en ese acontecimiento se produce uno de los momentos más bellos y más decisivos de la historia del deporte.
El Museo Judío de Berlín es uno de los lugares más emocionantes que existen.
Quizá porque no es realmente un edificio, es una cicatriz de hormigón y tiniebla construida por un hijo del Holocausto.
Os lo cuento en #LaBrasaTorrijos.
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La primera vez que Daniel Libeskind pisó Nueva York llegó en avión.
Tenía 13 años y era un niño prodigio de la música. Un virtuoso del acordeón que venía a la Gran Manzana junto a otro niño prodigio: el violinista Itzhak Perlman.
Juntos llenarían el Carnegie Hall.
La segunda vez que llegó a Manhattan fue en 1960, el año siguiente.
Hizo el viaje en barco junto a toda su familia y todas sus pertenencias.
El joven Daniel sabía que llegaba a Estados Unidos para quedarse.
A las 21:45 del 13 de noviembre de 2015, cuatro terroristas del Estado Islámico entraron en la sala Bataclan de París y abrieron fuego indiscriminadamente contra las 1500 personas que asistían a un concierto de la banda Eagles of Death Metal.
Todo el mundo ha emitido ya su opinión PERO OS FALTABA LA MÍA, que es la que verdaderamente necesitáis para cuñadear a gusto en la cena de Navidad.
¿POR QUÉ LA RESTAURACIÓN DE NOTRE DAME ES EQUIVOCADA?
(Y no es porque esté muy limpia).
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Lo primero es lo primero: este hilo es una respuesta a este otro que escribió mi buen amigo @itineratur, en el que afirma que a él le gusta mucho como ha quedao Notre Dame.
Aquí es importante señalar que a @itineratur le gusta mucho todo lo francés: la Torre Eiffel, el Arco de Triunfo, las baguettes, rendirse a los nazis a la primera de cambio...
A veces se nos olvida que los pueblos y ciudades donde vivimos no existen porque sí.
La mayor parte de nuestra experiencia como habitantes depende del territorio donde se construyó el lugar donde vivimos hace cien, quinientos, mil o dos mil años.