Thread by @DespertaFerro

❌No, Julio César no murió #Taldíacomohoy en los Idus de marzo de 44 a. C. Murió antes, combatiendo en la terrible Guerra de la Galia. El líder de los galos, Vercingétorix, expuso su cabeza como un trofeo. Esta es la verdadera historia de su final. ABRO HILO ⬇️

#IdusDeMarzo

Cayo Julio César llevaba seis años de campaña en la Galia Comata, desde que en 58 a. C. buscase en la migración de los helvecios una excusa para intervenir allí, más allá de las prerrogativas que le daba su mandato como procónsul de la Galia Cisalpina y el Ilírico.

Los helvecios, derrotados, vieron frustrada su migración hacia occidente. Así ocurrió con el “rex Germanorum” Ariovisto o con la resistencia belga, que sucumbieron ante el César. En 56 a. C. fue el turno de las comunidades armoricanas y los aquitanos, vencidos por Licinio Craso.

Además, cual nuevo Alejandro Magno, César había ido donde ningún hombre civilizado había llegado: allende el Rin, hasta las espesuras de la Selva Hercinia y a Britania, la isla del “Finis Terrae”.

Pero, las malas cosechas y las exigencias de aprovisionamiento impulsaron una rebelión entre algunas comunidades de la Galia Belga y Céltica, que fue sofocada por una rápida respuesta de César a principios de 53 a. C. Sin embargo, era un aviso de lo que estaba por venir…

Las élites de muchas “civitates” galas se dividieron entre aquellos que rechazaban la injerencia romana y aquellos que aprovecharon su apoyo para reforzar su poder. Pero incluso entre estos había quien se resentía de ser llevado por las riendas.

Vercingétorix era uno de ellos. En el invierno del 53/52 a. C, aquel noble arverno encabezó una conspiración de numerosos líderes galos, animados porque en Roma las tensiones entre “optimates” y “populares” amenazaban con una guerra civil.

Vercingétorix se hizo con el poder con un “putsch” entre los arvernos y envió embajadas al resto de “civitates” conjuradas, que le confirieron el mando. César, que se encontraba en la Cisalpina, regresó a toda prisa y en invierno realizó una incursión en territorio arverno.

Esto obligó a Vercingétorix a regresar, lo que César aprovechó para reunirse con las dos legiones que invernaban entre los lingones e inmediatamente sumarlas en Agendico (Sens) a las seis allí estacionadas y las dos que lo hacían entre los tréveros. Comenzaba la partida.

Vercingétorix puso sitio a Gorgobina (probablemente en la actual Sancerre), “oppidum” de los boios, clientes de los eduos, pero la llegada de César obligó a levantar el asedio. El procónsul marchó contra los senones y luego contra los carnutos, para saquear Cenabo.

A continuación, se dirigió hacia el sur, para alcanzar el país biturige y atacar el “oppidum” de Novioduno, que se rindió. Su estrategia era castigar a las “civitates” rebeldes del centro de la Galia, para deshacer la coalición antes de dirigirse contra los arvernos.

Tras tomar Avarico, “la ciudad más bonita de la Galia”, César fue derrotado junto al “oppidum” arverno de Gergovia. Perdió una legión y hubo de retroceder para unirse con su legado Labieno en Agendico. Lo más grave fue que los eduos, potentes aliados, se pasaron con Vercingétorix

César estaba en un grave apuro, sin aprovisionamiento y hostigado por la estrategia gala de la tierra quemada. Aun así, los jinetes germanos y los legionarios de César lograron desbaratar los ataque galos obligándoles a refugiarse en el “oppidum” de Alesia, de los mandubios.

César estaba en un grave apuro, sin aprovisionamiento y hostigado por la estrategia gala de la tierra quemada. Aun así, los jinetes germanos y los legionarios de César lograron desbaratar los ataque galos obligándoles a refugiarse en el “oppidum” de Alesia, de los mandubios.

César les siguió y procedió a cercar la plaza con una doble línea de circunvalación. Buscaba doblegar a Vercingétorix y defenderse contra los intentos de socorro. Antes de cerrarse la tenaza, Vercingétorix evacuó a la caballería y ordenó que llamasen a una movilización general.

La partida se jugaba ahora con el estómago, aguantar el hambre hasta que llegase la ayuda exterior. Pasaron los días, las vituallas se consumieron y se expulsó a los no combatientes para alargar las raciones, que murieron de hambre atrapados entre las dos líneas. Era una guerra.

Al final llegó el socorro. Gran parte de la Galia Céltica y Bélgica movilizó sus recursos, en un postrero esfuerzo para reunir un enorme ejército de 8000 jinetes y 250 000 infantes, que conocemos por el último despacho enviado por César al Senado (cifras probablemente hinchadas).

Dos intentos concertados con los sitiados fueron repelidos, pero se decidió una tercera intentona contra un punto flaco en las defensas al norte de Alesia, guarnecido por dos legiones. Contra ellas se enviaron a 60 000 guerreros mientras el resto presionaba en otros puntos.

César se lo jugaba todo y él mismo acudió con refuerzos para rechazar a los guerreros de Vercingétorix, que atacaron desde la plaza. Mientras tanto, los galos habían entrado ya en el campamento superior, donde a duras penas los contenía Labieno.

César tuvo que reunir a un grupo de jinetes e infantes y acudir en ayuda de su mejor oficial para tratar de salvar la situación, pero esta vez no tuvo la fortuna que siempre le acompañaba. Cayó abatido en medio de la melé y cuenta la épica gala que sufrió 23 heridas.

Sus restos acabaron como trofeo en un santuario arverno. Los legionarios romanos entraron en pánico. Solo dos legiones dirigidas por Labieno pudieron retirarse en orden, pero el resto cayeron masacradas, atrapadas en su propia trampa. Roma jamás conquistó las Galias…

La historia desarrollada en este hilo es una ucronía, aún faltarían unos años para el magnicidio que acabo con la vida de César en los Idus de marzo de 44 a.C. Descubre esta #ucronía completa y otros muchos “what ifs” de la historia de Roma en UCRONÍAS⤵️
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