Viendo la #SteamSpringSale me saltan a la vista juegos que amo y que están medio olvidados. No indies de nicho, sino juegos grandes que salieron en el momento incorrecto, o llenos de bugs, o de géneros pasados de moda.
Digámosle los NO-GOTYs. Los NOTYs.
Son los juegos que venían impulsados por cierto hype pero no alcanzaron masa crítica. Se perdieron las ventas, las nominaciones, las discusiones de fin de año, un lugar en la historia.
F a los NOTYs. Acá van 24 en oferta. Algunos a $100, otros a $1000. Aprovechemos.
The Witcher 2.
Sí, el combate está un paso atrás del tercer juego y el mundo se siente mucho más chiquito, pero eso no está necesariamente mal para la historia contenida que este RPG magistral quiere contar. Merece salir de la sombra de su hermano mayor. $73
L.A. Noire.
Gran juego lineal obligados por las modas del momento a convertirse en desértico mundo abierto. Historia sorprendente, actuaciones al nivel de Naughty Dog, e interesantes sistemas detectivescos. Olvidate de hacer side quests y es de lo mejor de la década. $996
Darksiders 2.
El mejor de la saga logra el equilibrio perfecto entre dos influencias: el combate de God of War y la aventura puzzlera de Legend of Zelda. Aparte, se roba ideas de diseño de nivel hasta de Portal. No tiene final, pero la vas a pasar tan lindo en el camino. $145
Binary Domain.
A principios de los 2010, Capcom, Square, Konami y Sega peleaban por romperla en el mercado yanqui. Esto es básicamente un sólido third person shooter a lo Gears of War con espectaculares bosses y giros narrativos inesperados, cortesía de veteranos de Yakuza. $63
Call of Juarez: Gunslinger.
Es una pena que este shooter western clásico tome el nombre de aquella mediocre saga. Los niveles no ofrecen nada original, pero las armas se sienten muy bien y el toque cómico de un narrador no irrita en las 3-4 horitas que te va a tomar. $159
Remember Me.
Y no, nadie se acuerda de este Dontnod pre-Life is Strange, una aventura de acción competente que brilla con los “Memory Remix”, secuencias en las que la protagonista modifica los recuerdos de amigos y enemigos, puzzles ingeniosos, visualmente espectaculares. $116
Deus Ex: Mankind Divided.
El juego del medio de una trilogía que nunca terminará. Necesariamente incompleto, pero repleto de pequeñas historias, grandes batallas y un mapa interconectado a lo Hitman 2016. Vale la pena aunque no hayas jugado el anterior. $87
Far Cry 2.
Un FPS de mundo abierto exasperante que pocos años después, hubiese sido GOTY. Caótico, impredecible, e injusto… hasta que entendés cómo funciona su mundo y empezás a jugar tan sucio como los diseñadores. Para amantes de Soulslike y Pathologics. $525
The Club.
Bizarre Creations diseña un FPS con la lógica de un juego de carreras, basado en repetir niveles para mejorar tu puntaje usando trucos a lo Tony Hawk. Si la idea te interesa, vale la pena comprarlo por los dos mangos que sale y ver si es lo tuyo. $79
Sherlock Holmes: Crimes and Punishments.
Los ucranianos de Frogwares tienen la hermosa cualidad de soñar más allá de su presupuesto. Si resistís el 3D dureli y tenés la paciencia para entender sus sistemas, vas a disfrutar uno de los mejores juegos de detectives. $455
Assassin’s Creed: Syndicate.
Corto, ligero, gracioso… no son adjetivos que uno relacione de inmediato con esta saga que se toma a sí mismo tan en serio. Tuvo la mala suerte de ser el último AC antes del reset de Origins, pero es Ubisoft haciendo (muy bien) Batman: Arkham. $1312
Vanquish.
Una obra maestra del gaming de acción, que como otros de esta lista parece ideal para esta época post-Souls. Es Platinum haciendo un juego de Sega de Treasure, con un argumento que parodia el cine yanqui y (un poquito) a Hideo Kojima. Imperdible. $172
Enslaved: Odyssey to the West.
Pocos estudios tienen más NOTYs que Ninja Theory, y a mi entender este es su juego más logrado. Una aventura de acción de combate preciso, secciones de plataformas intuitivas, y diálogos de Alex Dios Garland (Ex Machina, 28 Días Después). $60
Singularity.
El último juego de Raven antes de que los absorba la maquinaria Call of Duty es un FPS original con un par de mecánicas creativas y una historia de viajes en el tiempo inspirada en BioShock pero varios decibeles menos pretenciosa. Se termina en una tarde. $300
Resonance of Fate.
Hace poco se habló de la época en la que “JRPG” era mala palabra, y esta genialidad fue una de sus víctimas, remasterizada recientemente a 4K. Veteranos de Valkyrie Profile, Star Ocean y Vagrant Story crean una verdadera evolución de los clásicos de PS1. $683
El-Shaddai: Ascension of the Metatron.
Ni voy a intentar explicar este juego que mezcla acción, RPG, plataformas, ángeles y demonios sexy con estética de anime, JPOP y alucinación lisérgica. No encajan muy bien todas las partes, pero la experiencia es única. $615
The Darkness II.
En los últimos años cayó en desuso el FPS “milanesa con papas fritas”, que no tiene grandes ideas pero hace todo relativamente bien. No es necesario jugar el primero para disfrutar esta experiencia ultraviolenta, bien de cómic noventero. $139
Dead Rising 2: Off the Record.
Capcom tardó poco y nada en arruinar su saga de zombis. Este es el último DR 100% bueno, una remake del sólido segundo juego de la serie pero desde el punto de vista de Frank West, protagonista del primero. Gore, acción y humor negrísimo. $119
Thief.
Su mala recepción quizás tuvo que ver con que se parece más a Dishonored que a aquella saga clásica de Looking Glass. Es una pena porque hace lo suyo muy bien, con una estructura de hub que te invita a repetir niveles y aprender sus intrincados sistemas de sigilo. $87
Lego City Undercover.
El mejor juego de TT no es licenciado sino una historia original, parodia amable de Grand Theft Auto y las series policiales de los ‘70s y ‘80s. Si tenés tolerancia a las “dad jokes” y no te molestan puzzles simples entre tiroteos, este es tu juego. $490
Sniper Elite 4.
O cualquier Sniper Elite, la verdad. Hacen solo una cosa mejor que la competencia (pista: está en el título) y en el resto hacen agua. Agotan rápido, pero a este precio ¿por qué no tenerlo en la biblioteca de Steam para cargar un ratito y liberar tensiones? $114
428: Shibuya Scramble.
Novela visual difícil de vender hasta a otakus. Una historia complejísima, intrincada, contada a través de miles de fotografías. La localización es magistral. La experiencia es única. Por algo es uno de los pocos puntajes perfectos de la Famitsu. $1337
Call of Cthulhu.
Mi favorito de entre los juegos “lovecraftianos” de los últimos años. El tráiler pinta survival horror, pero en realidad es una aventura gráfica tradicional en primera persona con (terribles, lo siento) secuencias de acción. $480
The Talos Principle.
Los psicópatas de Serious Sam dejan de lado las metralletas por un juego de puzzles en primera persona que te puede licuar la masa encefálica. Si no por su dificultad, por su excelente historia sobre AIs, filosofía y la existencia de Dios. Posta. $551
4 más que recomiendo tanto que hasta yo me cansó:
- Sleeping Dogs (best mundo abierto) $87
- Lightning Returns: Final Fantasy XIII (surrealista, emocionante) $197
- Mad Max (best car combat) $612
- Metal Gear Solid V: Ground Zeroes (no, no es una demo - es un nivel perfecto) $35
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Acá va una historia que ilustra la precarización absoluta del periodismo moderno.
404 Media, sitio fundado por ex-empleados despedidos de Vice Media, publicó ayer una nota surrealista: Bing te permite hacer imágenes de personajes famosos chocando aviones en las torres gemelas.
El punto ya lo escuchaste pero vale: la AI es TONTA. Es imposible de controlar, moderar, guíar. Si la alejás de los parámetros limitadísimos en los que opera hace lo que quiere, rompiendo todo en el camino. La nota y las ilustraciones son fabulosas. Samantha Cole es una leyenda.
Ayer salió una nota en Kotaku que habla de lo mismo. O mejor dicho, es la misma. Más corta, menos graciosa, con un tono más indignado.
Pero es la MISMA nota. Las mismas fotos, el mismo razonamiento, el recuento del proceso, con UN crédito de “reported by 404 media” en el medio.
Hace casi dos meses, @jessiblady, editora de @lacosacine, me dijo que existía la posibilidad de entrevistar a Denis Villeneuve por #Duna. Pero que no me entusiasme, que no era nada seguro.
En 1991 pasé el verano en el departamento de mi tía Laly en Mar del Plata. Yo había leído a Verne y a Bradbury, pero su biblioteca tenía cosas… distintas. Tapas misteriosas de Minotauro. Números de El Péndulo. Un estante entero de Ultramar. Entre ellos, #Duna (bue, #Dune).
#Duna no es fácil, pero me atrapó. Como buen gamer de PC, no me amedrentaron las parrafadas geopolíticas ni las 30 páginas de glosario.
Quería saber TODO sobre Paul Atreides, el anti-Luke. Un héroe sin empatía, barrera intencional que Frank Herbert te desafía a cruzar.
SADNESS. Buscando unos stickers en la cajita de recuerdos de Tokyo Game Show 2019 me encontré un panfleto (doblado! Sacrilegio) de #GenshinImpact, un año antes de su lanzamiento. Nunca visite el stand. Cómo iba a saber que meses después sería mí juego favorito? 😢
Sadness increases. Había MERCHANDISING.
Me dio nostalgia extrema recordar el puesto de #DeathStranding en el que regalaban latas de Monster...
El final de #Liyue es insuperable. Espectacular, épico, alejado de todo cliché de fantasía occidental. Pero en lo que respecta a desarrollo de personajes, arcos narrativos y puro DRAMA #Inazuma deja la vara muy alta.
#GenshinImpact, el mejor juego de 2020, es el mejor de 2021.
Inazuma es un archipiélago. Islas independientes, con sus culturas y ecosistemas.
Y los personajes también son islas, que incapaces de comunicar sus miedos y deseos mantienen a los demás a distancia. La raíz de una serie de tragedias que se cuentan a escala humana y política.
Temía que Inazuma caiga en los lugares comunes del manga y animé que Genshin viene esquivando, pero toma cosas que no esperaba.
La estructura episódica a lo One Piece, la ambigüedad de protagonistas y antagonistas... y en el final una referencia a Kurosawa inesperada y perfecta.
Hoy abrí por primera vez en meses una caja de folletos, volantes, catálogos y regalos promocionales varios. Algunos de estudios conocidos, otros más raros.
Acá va un tour por el (hasta ahora) último Tokyo Game Show presencial.
Makuhari Messe es una bestialidad. El salón principal, de 54.000 metros cuadrados, tiene ocho pabellones conectados, donde podés encontrar todos los estudios japoneses (y algunos no japoneses) que alguna vez amaste.
La guía es una SÁBANA.
Los 8 halls están divididos en tres zonas. La del medio es la más cotizada. Ahí están los estudios grandes (#Konami, #Sony, #BandaiNamco, una sección internacional, y el espacio del medio que se reparte entre empresas de telefonía celular y gaming mobile. Acá empieza el show.
Por supuesto que hay un contexto socioeconómico para todo esto, pero honestamente no me interesa usar el precio de un juego como lente para procesar la Argentina, sino preguntarme ¿de qué tenemos que hablar, en 2020, los que hablamos de gaming?
Cuando termine noviembre, y como pasa en cada generación, la prensa mundial de videojuegos no va a hablar de otra cosa que de #PS5 y #XboxSeriesX.
De los juegos nuevos, de los multiplataforma que corren mejor, de los tráilers de lo que se viene.