La visión tradicional de la autoestima (AE) —que equiparaba una autoestima deseable con una autoevaluación global positiva— se puso en entredicho con la aparición de estudios contradictorios.
Diversas investigaciones mostraban que algunas personas con graves problemas en su funcionamiento y en su relación con los demás se sentían muy satisfechas consigo mismas (por ejemplo, individuos con una marcada personalidad antisocial).
A pesar de las ventajas de una alta AE (emociones positivas y más seguridad en uno mismo), se demostró que algunas personas con alta AE eran egocéntricas, arrogantes y prepotentes, y tenían tendencia a distorsionar la realidad para hacerla coincidir con su autoimagen.
En los últimos años, se ha incorporado el constructo de "autoestima óptima" para separar los componentes deseables de los que resultan problemáticos.
En este sentido, la propuesta de Kernis (2003) plantea que la AE óptima incluye:
- Mantenerse en contacto con el 'self' y los valores genuinos que guian nuestras metas y decisiones.
- Apertura a la información autorrelevante, sin distorsiones, reconociendo los propios errores.
- Autoevaluación positiva, fruto de gestionar eficazmente los retos vitales y de vivir experiencias satisfactorias.
- Tendencia a la estabilidad.
- No depender de los logros concretos o de la aprobación interpersonal.
- Tendencia a mantener relaciones interpersonales auténticas.
En su modelo, Kernis diferencia entre dos tipos de alta AE:
+ AE frágil y vulnerable a las amenazas, asociada a muchos tipos de estrategias de autoprotección o mejora de uno mismo.
vs.
+ AE estable y segura, asociada a un buen ajuste psicológico y al bienestar subjetivo.
Si bien hay un consenso respecto a que una baja AE puede ser problemática, la propuesta de Kernis refuerza el planteamiento de que una alta autoestima no siempre es positiva ni funcional en todos los individuos.
Kernis, M. H. (2003). Toward a conceptualization of optimal self-esteem. Psychological inquiry, 14(1), 1-26.
Ethan Mollick, profesor de tecnología en la Universidad de Pensilvania, explica en un artículo* lo que ha sido capaz de hacer solo con aplicaciones de inteligencia artificial... en 30 minutos.
El experimento: crear un proyecto para comercializar el lanzamiento de un nuevo juego educativo.
La activación repetida o crónica de la representación cognitiva de uno o más estresores psicológicos (cognición perseverante) predice la aparición de trastornos somáticos.
🔽🔽
La cognición perseverante (preocupación + rumiación) es una reacción común a los acontecimientos estresantes y forma parte de la respuesta por defecto a estímulos amenazantes, novedosos y ambiguos.
Sin embargo, esta respuesta por defecto se ve potenciada en las personas que tienden a preocuparse y a rumiar en exceso y de forma crónica.
Últimamente he tenido un par de casos de chicos con problemas de adicción al porno/masturbación, y en ambos casos lo primero que les he dejado claro es que no se puede depender de la fuerza de voluntad para dejarlo.
🔽🔽
Cuando un hábito se ha desbocado no podemos depender de si estamos más o menos motivados o de si tenemos más o menos fuerza de voluntad para poner fin a la adicción y recuperar las riendas de nuestra vida.
Porque lo que entendemos por "voluntad" es algo muy voluble, ya que depende, en gran medida, de nuestro estado de ánimo.
Por lo tanto, toda potencial solución que esté sustentada únicamente en el cambio actitudinal tiene muchas probabilidades de acabar en recaídas recurrentes.