En el centro de la mezquita saudí de Masyid al-Haram, en el centro de La Meca, se levanta la Kaaba. Un prisma negro que es mucho más que eso.
Es la Casa de Alá.
El lugar donde lo divino toca lo terrenal.
El centro del Islam.
Y sí, he usado tres veces la palabra "centro" porque ese prisma negro es literalmente el punto central al que se debe orientar el rezo de TODOS LOS MUSULMANES DEL MUNDO.
A esa dirección se la llama Qibla y se aprecia perfectamente en ordenación centrípeta de la propia Meca.
Pero es algo que se aplica en cualquier lugar del planeta.
Por ejemplo, la Qibla en las mezquitas suecas está en el Sur, mientras que las mezquitas de Indonesia se orientan al Noroeste.
Es decir, la Qibla es la dirección hacia La Meca.
Esa orientación no solo se da en las mezquitas; cuando un musulmán reza en su casa, también debe hacerlo hacia La Meca.
Antes era frecuente que todos tuviesen una pequeña brújula de bolsillo para encontrar la Qibla, pero ahora hay muchas apps que te lo dicen con precisión.
Teniendo en cuenta que hay unos 1.500 millones de musulmanes en el mundo, entenderéis lo importante que es saber con exactitud dónde está La Meca.
Más aún cuando se trata de construir una mezquita en la capital del país más poderoso del planeta (al menos en los años 50).
En realidad, la idea de construir un gran centro islámico en Washington venía desde los años 30, impulsada sobre todo por Egipto, pues a principios del siglo XX habían llegado varias oleadas de emigrantes de ese país a los Estados Unidos.
La cosa quedó parada durante la 2ª Guerra Mundial pero, en 1948, llegó a Washington un nuevo embajador, que sería capital en el desarrollo del futuro edificio: Kamil Abdul Rahim.
Rahim viajó y contactó con representantes de todo el mundo islámico para buscar los fondos necesarios para dar forma a su obra: aulas, biblioteca, auditorio... y todo ello alrededor de la mezquita más grande del hemisferio occidental.
El diseño del edificio correría a cargo del Ministerio de Obras Públicas de Egipto, cuyo arquitecto jefe era, curiosamente, el italiano Mario Rossi.
(Esta es la planta que proyectó Rossi).
Y digo "curiosamente", porque Rossi era católico pero también fue el artífice de un montón de edificios islámicos en Egipto, algunos tan importantes como la Mezquita Abu al-Abbas al-Mursi, en Alejandría.
Con el diseño de Rossi, las obras del Centro Islámico de Washington comenzaron en 1949.
Como las obras no podían dirigirse por un arquitecto extranjero, el Ministerio de Obras Públicas de Egipto nombró director de obra al arquitecto estadounidense Irwin S. Porter.
La construcción avanzó rápido y, para 1953, el edificio estaba prácticamente terminado, a falta esencialmente de la decoración (algo bastante importante en ese edificio, por cierto).
Fue entonces cuando lo visitó por primera vez el embajador Kamil Abdul Rahim.
Rahim llegó allí, se plantó en el centro de la mezquita, sacó un mapa y su brújula de bolsillo y le dijo a Porter:
—Esto no está bien. El muro de la Qibla no apunta a la Qibla. La Meca está al sureste y esto está orientado a más de 50º al Noreste.
Porter le dijo que probablemente era culpa de la que la brújula se orientaba por el norte geográfico y no por el magnético, porque ellos habían seguido a rajatabla el diseño de Rossi.
Pero el embajador, entre bromas y veras, le contó una historia:
"Antiguamente, cuando en Egipto se construía una nueva mezquita, los Ingenieros Reales venían antes de la inauguración y comprobaban que la orientación era exacta. Si había alguna desviación, obligaban a demoler el edificio y a construir uno nuevo".
Porter tragó saliva y, esa misma tarde, llamó Wellman Chamberlin, cartógrafo de la National Geographic Society y le pidió que por favor comprobase la dirección de La Meca.
A las pocas horas, Chamberlin contesto: 56º 33' 15''. JUSTO LA DIRECCIÓN A LA QUE SE ORIENTABA EL EDIFICIO.
—Pues no lo entiendo, porque el embajador ha colocado la brújula encima de un mapa y la dirección estaba al sureste.
—¿Un mapa?
—Sí.
—Ese es el problema. Los mapas mienten. Dile que lo compruebe con un globo terráqueo.
Efectivamente, trazando una línea recta en una proyección Mercator, la dirección de La Meca desde Washington está al sureste.
Pero esa no es la distancia más corta y ni siquiera es una verdadera línea recta, porque Mercator es una de las proyecciones más deformadas del globo.
Así que, al día siguiente, Porter llevó un globo terráqueo y trazó una línea recta SOBRE LA SUPERFICIE ESFÉRICA.
Como esta.
La línea salía desde la Kaaba y avanzaba hacia el Noroeste...
..pero al llegar hacia Norteamérica no venía desde el Sureste, sino desde el Noreste...
Algo que se veía perfectamente al acercarse a Washington...
...y que al tomar contacto con la planta de la mezquita, lo hacía EXACTAMENTE por el muro de la Qibla. A 56º 33' 15''.
Tachán.
El embajador se convenció y el Centro Islámico de Washinton abrió sus puertas en 1954.
Es un edificio historicista de arquitectura y decoración que imita las mezquitas del periodo Mamluk egipcio, además de ser uno de los edificios islámicos más importantes de USA.
Y también es la demostración de que los mapas mienten y de que La Tierra no es plana, sino que tiene forma de esfera (bueno, de esferoide algo achatado por los polos).
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(Fin del HILO 🇺🇸🇪🇬🕋🌍)
LA PRIMERA ERRATA GUAPA:
Las brújulas se orientan por el norte MAGNÉTICO, no por el GEOGRÁFICO.
1. No quise meter demasiada terminología pero como tengo unos seguidores cojonudos y unos cuantos son geógrafos o marinos, y ya han puesto los nombres precisos, voy a decirlos:
¿Qué son una loxodrómica y una ortodrómica?
Una loxodrómica es la línea que corta a los meridianos por el mismo ángulo. Es decir, que la se puede seguir con una brújula y se traza recta sobre un mapa.
2. ¿Significa esta historia que hay muchas mezquitas mal orientadas?
Pues...probablemente. Si bien la mayoría de las mezquitas están lo suficientemente cerca de La Meca como para que la diferencia no se aprecie, es posible que algunas más lejanas sí que estén mal orientadas...
...sin embargo, pese a la historieta del embajador, esto no es *tan* grave.
Hay muchas interpretaciones coránicas que dicen que si el rezo se ha hecho con el corazón, aunque la dirección sea equivocada, la plegaria es válida.
Lo importante es que sea una equivocación. Si un musulmán reza *conscientemente* en otra dirección o, lo que es peor, dando la espalda a la Kaaba, es una blasfemia porque le está dando la espalda a Dios.
3. La forma de la planta, con la sala de oración girada respecto al acceso es así PRECISAMENTE porque Rossi y la gente del Ministerio de Obras Públicas Egipcio ya habían calculado con precisión la Qibla según la ortodrómica.
Esa era la frase que corría por los vecinos de Granadilla a principios de los 60, cuando las aguas del nuevo embalse de Gabriel y Galán comenzaron a subir por la ladera hacia el promontorio donde se levantaba el pueblo.
En 1980, Patrimonio Artístico comunicó al arquitecto José María García de Paredes un encargo esencial para la historia de España.
Solo había una condición: debía mantenerlo en absoluto secreto, porque NADIE PODÍA SABER que el "Guernica" volvía al país.
Esta es la historia:
"Querido amigo, es nuestro deseo encargarte el proyecto y realización del montaje para su exposición del Guernica de Picasso en el Casón del Buen Retiro". Así rezaba la carta que Javier Tusell, Director General de Patrimonio Artístico, envío a García de Paredes. Y añadía:
"Solo el director del Museo del Prado y un corto número de colaboradores míos saben este propósito nuestro, que seas tú la persona para llevar a cabo este tema".
Tal y como había pedido el propio Picasso cuando colgó el cuadro en el MoMA, su obra maestra regresaría a España en el momento en que se instaurase la democracia. Habían pasado dos años desde el referendum de la Constitución y el gobierno consideró que ya había llegado el momento del regreso.
Pero la España de 1980 era aún un país muy convulso y en Patrimonio Artístico sabían que el Guernica no podía exponerse como si fuese cualquier otro cuadro porque, desde luego, no era otro cuadro cualquiera.
Por eso, el encargo era bastante específico: construir una urna que protegiera al Guernica de posibles ataques en su nueva localización del Casón del Buen Retiro. Una estructura que resguardase el cuadro pero que a la vez permitiera verlo sin reflejos ni distorsiones.
Y García de Paredes diseñó un objeto FORMIDABLE: un joyero levemente inclinado para evitar los reflejos pero cuyos vidrios podrían resistir hasta el lanzamiento de un granada.
Como esos vidrios pesaban un quintal la urna se sujetaba por una estructura de acero sobre dos peanas de hormigón (estructura calculada, por cierto, por una jovencísima Ángela García de Paredes).
Y sin embargo, pese al canto y al grosor que necesitaba, esa estructura apenas se aprecia y, cuando se ve, sirve para enmarcar un cuadro que se exponía desnudo.
Y allí, al fondo de una sala, suspendido, casi flotando bajo fresco del Toisón de Oro de Lucas Jordán, el Guernica se convirtió, otra vez, en historia de España.
Esta es solo una de las historias que contamos en el último episodio de "Cómo suena un edificio" el podcast del @museoico que me encargo de dirigir y presentar.
Se llama "La atmósfera y la matemática" y es quizá el mejor que hemos hecho.
El Hotel Belvedere, en Suiza, es uno de los edificios más fotogénicos del mundo.
En medio de una carretera alpina, parece de una peli de Wes Anderson y, sin embargo, está cerrado y abandonado por culpa del coche y del cambio climático.
Esta es la historia: en 1882, el empresario Josef Seiler construyó una pequeña posada en una horquilla de la recién abierta carretera del Furka Pass, en los Alpes Suizos.
La carretera era cada vez más transitada, así que Seiler amplió varias veces la posada hasta que, en 1907, se convirtió en un hotel con 90 habitaciones. Lo llamó "Hotel Belvedere".
En esa época, el hotel era básicamente un establecimiento de lujo donde paraba la alta sociedad, entre otras cosas, para acercarse al glaciar del Ródano, que estaba a apenas unos cientos de metros de la carretera.
Con la popularización del alpinismo, el Hotel Belvedere vivió sus momentos de mayor gloria, pero, sin embargo, su declive no tardó en llegar. Tras la 2ª Guerra Mundial, la modernización del coche privado, que permitía cruzar los Alpes en un solo día e incluso menos sin necesidad de hacer paradas para dormir, comenzó a hacer que el Belvedere perdiese atractivo.
Su aparición en "Goldfinger", la peli de James Bond del 64, insufló una cierta nueva vida en el Belvedere, pero no fue suficiente porque, para los años 70, el glaciar se había retirado más de un kilómetro de la carretera y las vistas desde el edificio eran mucho menos espectaculares.
En vista de la cada vez mayor ausencia de huéspedes, el hotel se cerró en 1980. En 1988 se restauró y volvió a abrirse y, a partir de 2010, encontró un cierto revival precisamente gracias a lo instagrameable que es su imagen.
Pero no parece haber sido suficiente. En 2015, el Belvedere volvió a cerrar y ahora solo es un resto abandonado de cuando la montaña era un lugar al que ir y no un decorado por el que pasar a toda velocidad.
Cuando el Chrysler Building coronó su estructura, ningún periodista estaba allí para contarlo. Todos sabían que había fracasado en la carrera por ser el edificio más alto del mundo.
No podemos recuperar las vidas que se han perdido en la DANA. Por eso, yo creo que ahora habría que concentrarse en evitar que la tragedia se repita.
Para ello, lo suyo sería actuar en tres ámbitos:
Urbanismo, ingeniería y narrativa.
¿Cómo lo hacemos?
🧵⤵️
(Disclaimer: posiblemente, lo que vais a leer ya lo hayáis leído en otros hilos u otros lado, pero igual es interesante recopilarlo de algún modo, que es lo que yo hago en este hilo).
URBANISMO.
Estos formidables mapas de @esme_mys nos enseñan las zonas inundables de la zona afectada (Horta Sud) superpuestos sobre el plano de los municipios desde 1956 hasta 2024.
Como se ve, en 1956, las áreas inundables eran esencialmente huertas.