En 1980, tras una carrera estelar en los San Francisco Giants de la MLB, el primera base Gary Thomasson protagonizó uno de los fichajes más sonados de la historia del béisbol: se fue a Japón.
Por si no lo sabíais, el béisbol era (y es) una religión entre los nipones, pero nunca un equipo japonés había fichado a un jugador estadounidense en su mejor momento.
El fichaje de Thomasson por los Yomiuri Giants de Tokio salió en todos los periódicos, sí, porque el jugador tenía 30 años y estaba en plena forma pero, sobre todo, porque costó más de 2 millones de dólares y su salario era, con diferencia, el más alto de toda la liga nipona.
Por supuesto, los fans de los Yomiuri Giants esperaban lo mejor de Thomasson...
...entre esos fans se encontraba un tipo de 43 años llamado Katsuhiko Akasegawa, aunque era conocido en el mundo del arte como Genpei.
Genpei, además de fan de los Giants, era una de las figuras más brillantes (y más cachondas) del arte japonés de posguerra.
Su obra más famosa era una serie de billetes de mil yenes, que él no consideraba como moneda falsa sino como "maquetas de billetes" (con dos cojones).
Estos billetes se exponen en el MoMA y, por cierto, le llevaron a juicio en Japón porque las autoridades no se tragaron lo de que "no son billetes, son maquetas, igual que una maqueta de un avión no es un avión".
Genpei Akasegawa insistió en lo de que los billetes eran arte y, de hecho, convirtió el juicio en una performance en la que él y un montón de artistas contemporáneos se dedicaron a reflexionar sobre significado del arte.
Tras varias apelaciones, en 1970, la Corte Suprema de Japón condenó a Asekagawa a 3 meses de prisión en sentencia suspendida (o sea, que no pisó el trullo).
El caso del billete de mil yenes disparó la popularidad de Genpei, pero su contribución al arte (y al frikismo arquitectónico) no llegaría hasta 1972 cuando, en medio de la calle, descubrió una escalera que no llevaba a ningún sitio.
Tras ese descubrimiento, comenzó a explorar el entorno construido de su ciudad en busca de este tipo de configuraciones arquitectónicas.
Para él eran reliquias de una ciudad construida debajo de la ciudad.
Puentes que no cruzan nada y túneles que no atraviesan nada.
Puertas que abren al vacío.
Balcones inaccesibles.
Barandillas sin escalera.
Eran puntos de contacto entre los distintos estratos temporales que construyen la ciudad y que, una vez pasado su tiempo, acababan convertidos en yacimientos arqueológicos contemporáneos.
Durante ocho años, Genpei intentó encontrar un sentido a estos artefactos, que el consideraba "hiperarte"...
...hasta que Gary Thomasson llegó a los Yomiuri Giants.
Pese a tener unos números fantásticos en USA, la carrera de Thomasson en Tokio fue mucho peor que decepcionante.
En su primera temporada batió el récord japonés de "strikeouts" (eliminaciones sin batear), y la segunda temporada la pasó casi por completo en el banquillo, hasta que se lesionó la rodilla y abandonó el bésibol.
Lógicamente, los fans estaban cabreadísimos con Thomasson. Bueno, no todos los fans: Genpei Akasegawa acababa de encontrar el sentido a su búsqueda.
Eran artefactos absolutamente inútiles que solo eran un recuerdo de cuando servían para algo.
Así que los llamó "Thomasson".
En el 81, Genpei fundó el Thomasson Observation Center, donde fue recopilando fotografías de estos objetos urbanos, que luego se publicaban en la revista "Super Photo Magazine".
Desde sus páginas, animaba a los lectores a enviar fotos de los Thomasson que encontrasen.
Así, la búsqueda del Thomasson se convirtió en una de las actividades favoritas de los nipones aficionados a la fotografía.
Actividad que, de algún u otro modo, continúa hasta el día de hoy. Y en todo el mundo.
Genpei Akasegawa murió en 2014 a los 77 años.
Gary Thomasson vive en San Diego y seguramente nadie se acordaría de él si no fuese porque un artista japonés un poco troll decidió bautizar con su nombre a los restos inútiles que forman el pasado de nuestras ciudades.
Si os ha gustado el hilo de hoy, no olvidéis hacer RT al primer tuit, y también podéis dejarme un FAV o un follow, comprad mi novela o aportad los Thomasson que conozcáis, que seguro que hay alguno en vuestra ciudad.
Y si os ha gustado esta historia, os va a encantar "La Tormenta de Cristal", mi primera novela.
Basada en la increíble historia del Citicorp Center, el rascacielos que estuvo a punto de colapsar sobre Manhattan.
Ya está en todas las librerías y en todos los sitios online.
Todo el mundo ha emitido ya su opinión PERO OS FALTABA LA MÍA, que es la que verdaderamente necesitáis para cuñadear a gusto en la cena de Navidad.
¿POR QUÉ LA RESTAURACIÓN DE NOTRE DAME ES EQUIVOCADA?
(Y no es porque esté muy limpia).
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Lo primero es lo primero: este hilo es una respuesta a este otro que escribió mi buen amigo @itineratur, en el que afirma que a él le gusta mucho como ha quedao Notre Dame.
Aquí es importante señalar que a @itineratur le gusta mucho todo lo francés: la Torre Eiffel, el Arco de Triunfo, las baguettes, rendirse a los nazis a la primera de cambio...
A veces se nos olvida que los pueblos y ciudades donde vivimos no existen porque sí.
La mayor parte de nuestra experiencia como habitantes depende del territorio donde se construyó el lugar donde vivimos hace cien, quinientos, mil o dos mil años.
¿Sabéis quien fue el segundo español que tocó suelo lunar?
Luis Carrero Blanco.
Sí, en serio. Y esto no es un chiste; es una historia sobre la condición humana y el territorio (y la Guerra Fría).
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Decir que una historia trata de la Guerra Fría, la condición humana y el territorio es básicamente un pleonasmo porque, en mi opinión, la Guerra Fría fue la época de la historia en la que el control del territorio se trató de una manera más sofisticada.
Como entrar en guerra abierta era impensable, las dos superpotencias se dedicaron a tocarse los huevos mutuamente mediante operaciones más o menos en la sombra: espionaje, propaganda, intervenciones militares en terceros países, financiación de revueltas y golpes de estado...
Para solucionarlo, construyeron TRES ESPEJOS COLOSALES que reflejan su luz y la llevan hasta allí durante todo el invierno (y hasta juegan a vóley-playa).
En #LaBrasaTorrijos, Sam Eyde y los Tres Espejos de Rjukan.
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Voy a aprovechar el hilo de esta semana para hacer una pequeña reflexión sobre por qué Gehry condensa todo lo bueno y todo lo malo de los arquitectos-estrella y también por qué esta es mi obra favorita suya (junto a una de las primerísimas).
A Gehry le conocemos todos por el Guggenheim de Bilbao. De algún modo, es su puesta de largo.
Sin embargo, Gehry ya tenia 60 años cuando le encargan el museo de Bilbao. Es más, ya había recibido el Pritzker en 1989, por una carrera que era esencialmente potencial.
En 1989 (con 60 años), apenas había construido un puñado de cosas.
Dicen que cuando a Gehry le encargaron proyectar un edificio en Elciego, un pueblo alavés de menos de mil habitantes, no accedió inmediatamente porque, bueno, su obra pertenecía a las grandes ciudades.