Una de los relatos propagandísticos más extendidos en el mal llamado Occidente es la existencia del Tíbet como una especie de paraíso budista, lleno de paz y amor, liderado por el Dalai Lama, el epítome de la bondad.
Nada más lejos de la realidad ⬇️
Jetsun Jamphel Ngawang Lobsang Yeshe Tenzin Gyatso es el decimocuarto y actual Dalai Lama.
Según vende la propaganda anglosajona, es un pobre fugitivo huído de China en 1959 que solo busca la independencia de su tierra querida.
Pero... ¿cómo se vivía bajo su poder realmente?
Por cierto, esta es una foto suya en 1955 (derecha), unos cuatro años antes de exiliarse. Para los que dicen que «era un niño».
Antes de 1959, el Tíbet era gobernado por un sistema teocrático y feudal encabezado por el Dalai Lama, quien era la figura religiosa y política más importante.
La sociedad tibetana estaba estructurada de manera jerárquica con terratenientes, monasterios y granjas.
En el sistema tibetano, había una clase de servidores, los llamados "serfs", que trabajaban la tierra y estaban ligados a sus terratenientes en condiciones de puro esclavismo.
Estos servidores realizaban trabajo agrícola y otras tareas sin recibir compensación alguna.
Los monasterios tibetanos tenían un papel destacado en la sociedad y poseían grandes extensiones de tierra. Los monasterios también tenían sus propios esclavos.
Además, el gobierno tibetano dependía en gran medida de las contribuciones económicas de estos monasterios.
El propio Dalai Lama se exilió con 3200 kilos de oro, toneladas de plata, 20000 artículos de lujo y joyas y casi 10000 piezas de exclusivas pieles y telas.
Su familia poseía 27 señoríos, 30 ranchos y más de 6000 esclavos.
En todo el Tíbet existían castigos severos para aquellos que intentaban escapar de la servidumbre o desafiaban el sistema establecido.
Estos castigos podían incluir mutilaciones y otras formas de violencia.
Especialmente cruel era la práctica de la desollación. Los señores y allegados del Dalai Lama coleccionaban las pieles de sus esclavos como trofeos.
Todo aprobado bajo el mandato del pacífico y bondadoso líder budista.
El 95% de los tibetanos vivía en condiciones de pobreza extrema.
Las oportunidades para mejorar su situación eran nulas debido al sistema feudal. Los monjes y señores recorrían las chabolas de las familias tibetanos y se llevaban a sus hijos como esclavos.
Todos los monasterios y casas señoriales del Tíbet tenían su propio sistema interno de prisiones, con diversos métodos de tortura que incluían todo tipo de amputaciones, siendo el extirpamiento de ojos una práctica común para castigos.
La gente en el Tíbet estaba divida en 9 grados, a los que se les asociaba un valor. La clase más alta valían, literal, «su peso en oro», mientras que la más baja valía «menos que una tira de paja».
El Ejército de Liberación de la R.P. China acabó con el sistema feudal tibetano.
El Dalai Lama y su clase señorial, con miedo a perder su poder, organizó una revuelta en 1959 que acabó siendo suprimida por 🇨🇳.
Tras su huída, gracias a la CIA 🇺🇸, el Dalai Lama se convertiría en un as en la manga de Estados Unidos para, como siempre, promover la balcanización de China.
Sin embargo, tuvieron que empezar una campaña de lavado de imagen para reescribir la historia y presentar a la autoridad religiosa y política de un sistema esclavista feudal como alguien deseable.
Hollywood y la comercialización del budismo como «religión de paz» haría el resto.
🇨🇳 La República Popular China empezó a reorganizar la sociedad y darle una vida fuera del esclavismo a la mayoría de los tibetanos.
Aquí vemos a una señora, que había sido esclava, recibiendo su primera propiedad.
Hoy el Tíbet cuenta con línea de alta velocidad, a pesar de tener la orografía más complicada del mundo, y su esperanza de vida se compara ya a la de un país desarrollado.
Existen, además, diversos proyectos de infraestructuras que seguirán desarrollando la región.
Sin embargo, el mundo anglosajón seguirá usando la figura del Dalai Lama para promover la balcanización de China.
Aparte de darle el Nobel de la Paz en el 89 para intentar capitalizar Tiananmen y la caída de la URSS, el Dalai Lama sigue siendo el epítome del bien en Occidente.
Aún así, fruto de la manifiesta mejora del Tíbet en China, en donde el apoyo al gobierno de Beijing es masivo debido a la brutal mejora de las condiciones de vida, el propio Dalai Lama está en contra de la indepedencia.
Mientras los tibetanos de la India aún viven en condiciones miserables, los de China viven vidas plenas en donde los jóvenes van a la universidad.
¿Conseguirá el cruel Dalai Lama recuperar el favor de China? Lo dudamos, pero nunca se sabe.
PD: Efectivamente, como bien apuntan por aquí, la famosa película '7 años en el Tíbet', interpretada por Brad Pitt, está basada en las opiniones y visiones de un nazi.
Veréis que siempre lo describen como un «montañero austríaco» 😂
🇨🇳 China ha protagonizado el mayor desarrollo socioeconómico jamás visto, en los últimos 50 años.
Sin embargo, Occidente sigue vendiendo a China como una especie de experimento fallido y todo lo chino es negativo.
¿Por qué?
Repasemos el papel de nuestros economistas🧵
En las sociedades preindustriales, los sacerdotes ejercían una autoridad simbólica y moral que justificaba las jerarquías sociales, ya fuera mediante la divinización de los gobernantes, la promesa de recompensas ultraterrenas o la naturalización de las desigualdades como parte de un orden cósmico.
De manera análoga, los economistas actuales funcionan como los nuevos «sacerdotes» de un sistema capitalista globalizado, utilizando modelos matemáticos, jerga técnica y supuestos teóricos para presentar la explotación económica —como la precariedad laboral, la concentración de riqueza o la mercantilización de bienes esenciales— como fenómenos inevitables o incluso deseables bajo la lógica del «progreso».
🇨🇳 China es reconocida por su sistema político de partido único, en el cual el Partido Comunista de China ejerce un control absoluto.
No obstante, tras esta aparente uniformidad, resaltada por la propaganda liberal occidental, se encuentra un entramado político más complejo🧵
Junto al Partido Comunista Chino, la República Popular China reconoce de manera oficial la existencia de otros ocho partidos políticos, denominados colectivamente como «partidos democráticos».
Estas organizaciones políticas se encuentran subordinadas a la dirección del PCCh y desarrollan sus actividades dentro de los parámetros establecidos por el sistema.
Entre los partidos existentes, el más destacado y de mayor relevancia, después del Partido Comunista de China, es la Liga Democrática de China (LDC).
Establecida en 1941, la LDC constituye una organización distinguida, integrada por profesionales, académicos y empresarios de notable trayectoria, quienes se encuentran comprometidos con los principios del socialismo y operan bajo la dirección del PCCh.
Los regímenes democrático-liberales operan como un sofisticado mecanismo de expolio, mediante el cual las clases medias y bajas son esquilmadas a través de impuestos para engrosar las arcas de la élite capitalista y sus corporaciones 🧵
En este entramado, la clase política desempeña el papel de intermediaria complaciente, un mero gestor al servicio de los intereses superiores del capital.
Fragmentan a la sociedad ideológicamente y actúan como blanco designado para absorber la indignación de la ciudadanía.
Dicho sistema, fraguado bajo las doctrinas de Reagan y Thatcher, alcanza su cénit en el Occidente contemporáneo, donde las rentas derivadas del trabajo se hallan absolutamente supeditadas a las del capital.
🇨🇳 Dado que Occidente atraviesa actualmente una carencia de estadistas competentes y se enfrenta a una evidente decadencia, resulta oportuno revisar nuevamente las teorías del más destacado ideólogo chino de los últimos 40 años, Wang Huning, para entender el ascenso de China 🧵
Es miembro del Politburó solo desde 2017, pero sus ideas son centrales en la República Popular China actual y ocupan un papel crucial en el marco discursivo usado por Xi Jinping.
Repasemos algunos puntos clave de su posicionamiento ideológico a través de sus primeros años.
Wang desarrolló sus primeros trabajos acerca de la idea occidental de soberanía nacional, desde la Antigua Grecia hasta la modernidad, contrastada con la historia tradicional política china.
Estos estudios comparativos serían la base para desarrollar su posterior pensamiento.
🇬🇧 Ante la poderosa energía búmer de este tuit, analicemos algunas citas célebres del que fue elegido por la BBC como «The Greatest Briton», Winston Churchill, para descubrir cómo valoran la vida humana los británicos:
🇨🇳 Todos asocian la China clásica al confucianismo.
Sin embargo, se suele olvidar una vertiente igual de importante y que sigue moldeando la civilización mandarina actual: el legalismo.
No todo es armonía, paz y amor.
Destripemos el «realpolitik» chino🧵
El legalismo chino (法家 fǎjiā) es una escuela filosófica de la antigua China que prioriza el orden social mediante leyes estrictas, castigos severos y control estatal absoluto, ignorando la moralidad y el idealismo.
Surge en el caos de los Reinos Combatientes (475-221 a.C.).
A diferencia del confucianismo, que promueve la moralidad y la virtud como bases del gobierno, el legalismo prioriza la eficacia y el control, desconfiando de la naturaleza humana y rechazando la idea de que los gobernantes deban actuar como modelos éticos.