¿Sabías que las monedas romanas son capaces de chivarnos si un emperador fue o no bueno para las arcas del estado? ¿Y que nos permiten mirar a un pasado que creíamos perdido?
En este ReFluzo romano te cuento estas y otras curiosidades sobre el #FluzoDinero en la antigua Roma.
Los romanos tenían un sistema monetario que se basaba en tres metales diferentes. Contaban con monedas de bronce para el día a día, monedas de plata para pagos más elevados y finalmente otras de oro, de gran valor.
Como puedes imaginar, a lo largo de la historia de Roma el sistema monetario varió mucho, pero podemos decir que, a comienzos del periodo Imperial la unidad básica de bronce era el as, la de plata el denario y la de oro el áureo. 1 áureo = 25 denarios; 1 denario = 16 ases.
Por supuesto, había algunas monedas de valor excepcional como los cuaterniones, grandes monedas de cuatro áureos, piezas de prestigio que rara vez se usarían. Son tan raras que en la actualidad solo se conservan dos: uno de Pompeya (en el @MANNapoli y otro en el @MANArqueologico)
En cuanto al valor que podríamos darle nosotros a cada una de estas monedas, es difícil establecerlo con seguridad. Pero te pongo un ejemplo que seguro que entiendes bien. Las jarras de vino de esta publicidad herculanense tienen unos precios que van de los dos a los cuatro ases.
Aunque por otra parte, junto a la puerta de la casa de los Vetii en Pompeya hay un grafito de una prostituta llamada Eutychis que ofrece sus servicios por solo dos ases, el mismo precio o incluso inferior al de una jarra de vino.
–Eutychis, graeca assibus II moribus bellis–.
Pero la moneda en la antigua Roma no siempre tuvo el mismo valor. La inflación ya acechaba a los romanos y la podemos detectar a comienzos del siglo IV. En el año 304, el emperador Diocleciano impuso en un edicto los precios máximos que podían alcanzar los productos.
En ocasiones hubo emperadores que utilizaron estrategias para tratar de paliar las crisis económicas sacando un mayor partido a las monedas. Es el caso del antoniniano, una moneda de plata creada por el emperador Caracalla a comienzos del siglo III con valor de dos denarios.
La trampa estaba en que solo contenía la plata de un denario y medio, siendo el resto una aleación de cobre. Con el paso de los años su calidad se fue degradando hasta que, en el bajo Imperio, llegó a tener menos de un 5% de plata (como en esta “chapa” del emperador Probo)
Rebajar la pureza de los metales de las monedas siempre fue algo muy socorrido para conseguir acuñar más monedas con la misma cantidad de metal. Precisamente por eso, analizando las monedas, podemos hacer que nos “hablen” sobre los momentos de bonanza o angustia económica en Roma
Esto también ayuda a eliminar algunos #BulosHistóricos sobre algunos emperadores como Domiciano. Tras su asesinato y con la posterior llegada al trono de Trajano, éste gastó una gran cantidad de dinero financiando sus costosísimas campañas militares.
Cuando el pueblo romano se dio cuenta de que el tesoro del aerarium publicum (las arcas del estado) del templo de Saturno prácticamente se había volatilizado, Trajano utilizó –de forma muy astuta, todo hay que decirlo– la excusa de la herencia recibida.
No el óptimo Trajano, sino el inhumano Domiciano era quien había expoliado las arcas públicas. La explicación convenció a la historia hasta que algunos investigadores comenzaron a fijarse en la pureza de los denarios y los áureos acuñados por Domiciano.
Se dieron cuenta de que, en periodos precedentes, como el reinado de su padre, Vespasiano, la pureza de los metales había bajado hasta el 90-94%, signo de que la economía no iba “sobrada”. Sin embargo, al analizar las monedas de Domiciano, se descubrió que había subido su pureza.
Tanto que la mayoría de las monedas acuñadas en aquella reforma tienen cerca de un 98% de pureza en el oro o la plata. Sin duda, Domiciano fue –y este es solo un indicio más que lo demuestra– un gran administrador imperial que consiguió llenar las arcas públicas.
Como has podido comprobar, las monedas tienen mucho que contarnos y estas son solo algunos de los muchos usos que tienen para la investigación.
Pero si hay uno que siempre ha sobresalido es la posibilidad de mirar a ese pasado perdido de la antigua Roma a través de sus diseños.
En este áureo de Marco Aurelio podemos ver su famosa estatua ecuestre, hoy conservada en los Museos Capitolinos de Roma.
Si te digo la verdad, me gusta mucho más que la versión que aparece en la moneda italiana de 50 céntimos…
También nos permiten conocer algunas estructuras de las que no queda ya nada, como la Basílica Ulpia del Foro de Trajano. Gracias a la detallada representación de monedas como esta, se ha podido recrear su aspecto original.
Y, por supuesto, nos muestran lugares y momentos clave de la historia romana como el Coliseo o el asesinato de Julio César en las idus de marzo del año 44 a. C.
Ahora sabes por qué me gustan tanto las monedas… Viendo lo que aportan, ¿a quién no le va a gustar el #FluzoDinero romano?
Si te ha gustado, te agradezco que hagas RT en el primer tuit del hilo. Me ayuda a seguir divulgando sobre la antigua Roma de forma gratuita.
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