Pedro Torrijos Profile picture
💡 Cuento historias. 3 bestseller: Territorios Improbables, Atlas de Lugares Extraordinarios, La Tormenta de Cristal. La Pirámide del Fin del Mundo EN PREVENTA

Sep 8, 2022, 59 tweets

Para muchos, el Chrysler es el rascacielos más bonito del mundo. Pero ¿sabíais que está decorado como un coche? ¿Y que ganó una carrera?

Y la ganó EN EL ÚLTIMO MOMENTO y gracias a una maniobra secreta.

En #LaBrasaTorrijos de hoy, la carrera que cambió Manhattan.

🧵⤵️

(Se recomienda la lectura del episodio de hoy acompañada de la siguiente banda sonora)

open.spotify.com/track/6s3FV8At…

El 23 de octubre de 1929, el Chrysler Building coronó su estructura. Debía ser un momento de celebración pero allí no había ningún periodista para inmortalizarlo.

La carrera por ser el edificio más alto del mundo llegaba a su fin y, aparentemente, el Chrysler había fracasado.

"The Race into the Sky", que es como la llamaba la prensa, había durado ocho meses pero, de facto, había comenzado mucho antes.

Había comenzado en 1924, cuando Architectural Review publicó un artículo glosando las virtudes de un edificio en Broadway: el Albermale.

El artículo ponía por las nubes tanto al edificio como a su arquitecto, William Van Alen (iz.), obviando que Van Alen no era el único responsable del diseño, sino que lo había hecho en colaboración con su socio, H. Craig Severance (dr.)

La relación entre ambos ya llevaba un tiempo deteriorándose, pero lo de que le ningunearan abiertamente y por escrito cabreó bastante a Severance, lo cual provocó que el estudio se disolviese y los dos arquitectos se separasen con bastante mal rollo entre los dos.

Aunque era el menos creativo y el que tenía menos talento, Severance era el que buscaba los clientes, así que Van Alen estuvo bastante tiempo sobreviviendo como pudo.

Hasta que, en 1927, recibió la llamada de un hombre que le cambiaría la vida: William H. Reynolds.

Aparte de exsenador por el estado de Nueva York, Reynolds era promotor inmobiliario y había comprado un solar en la esquina de la 42 con Lexington.

Quería construir un gran edificio para estimular el Midtown y, para ello, contrató a Van Alen.

A petición de Reynolds, los primeros diseños de Van Alen contemplaban un edificio de 40 plantas, lo suficiente como para atraer las miradas desde el bajo Manhattan, donde estaban los edificios más altos de la ciudad, hacia el Midtown.

Sin embargo, según fue avanzando el proceso, el proyecto fue aumentando en altura.

Para febrero de 1928, el futuro Reynolds Building había crecido hasta las 54 plantas.

Pero como justo al lado habían comenzado las obras del Chanin Building (iz.), que iba a tener 56 plantas, Reynolds le dijo a Van Alen que de eso nada, que había que subir el rascacielos mucho más.

El diseño final, aprobado en junio del 28, medía 246 metros y tenía 67 plantas.

Y aunque era un diseño algo más conservador que el inicial, con esos 246 metros superaría al Woolworth, que con 241, ostentaba el récord de altura.

Cuando comenzaron las obras en septiembre del 28, el Reynolds iba a convertirse en el edificio más alto del mundo.

Sin embargo, al poco de comenzar la construcción, Reynolds se dio cuenta de que no tenía suficiente dinero para financiar semejante obra, así que se lo vendió todo: solar, obras y arquitecto a Walter Percy Chrysler, el propietario de la tercera compañía automovilística del país.

A partir de ese momento, el edificio se llamaría Chrysler Building, y cambiaría la historia para siempre.

Y la cambiaría porque Chrysler no solo tenía dinero (tenía tanto que pagó el edificio literalmente DE SU BOLSILLO), sino que era un hombre que creía firmemente en el futuro, así que dio rienda suelta al espíritu creativo de Van Alen.

Y Van Alen respondió construyendo el rascacielos más bonito, y más avanzado, del mundo.

Con el apoyo de Chrysler, Van Alen elevó el edificio una planta más, hasta los 250 metros, y cambió la cubierta por esa corona telescópica de acero inoxidable que se convertiría en símbolo del edificio.

Y de toda Nueva York.

Pero, además, honrando al origen automovilístico del promotor, Van Alen diseñó una serie de ornamentos DIRECTAMENTE relacionados con el mundo del motor.

Como esos guardabarros y tapacubos de ladrillo y acero inoxidable de la planta 31 (en serio).

O las gárgolas de esa misma planta, que son virtualmente idénticas a la figura del capó de un Chrysler Plymouth de 1929.

Pero en 1929, cuando las obras iban ya avanzadas, apareció un nuevo jugador en el tablero: el banquero George Ohrstrom presentó el proyecto de un nuevo rascacielos en el 40 de Wall St.

Y su arquitecto iba a ser H. Craig Severance, el antiguo socio y actual enemigo de Van Alen.

Aunque el proyecto inicial del denominado Manhattan Trust solo contemplaba 47 plantas, siendo Severance quien era y teniendo el competidor que tenía, en abril del 29 cambió el proyecto por un rascacielos de 260 metros de alto, 10 más que el Chrysler.

Comenzaba así la "Carrera hacia el cielo" entre un edificio neogótico de cubierta piramidal bastante chusco y otro que era puro futurismo (y lo era, y lo es).

Según avanzaban las obras de ambos edificios, los proyectos se modificaban en una carrera frenética añadiendo más y más altura.
Hasta que el Chrysler obtuvo el permiso para llegar hasta los 282 m.

Pero a los pocos días, Severance presentó un diseño final que alcanzaba 283 m.

Por eso, cuando el Chrysler coronó la estructura en octubre del 29, la prensa ya sabía que no iba a ser el más alto del mundo.

Sabía que en el 40 de Wall St. se estaba construyendo el ganador de la carrera.

(Y entonces)

Y entonces, del interior de la corona comenzó a emerger una aguja de acero.

Muy poco a poco, minuto a minuto, las grúas extrajeron la espira hasta que descansó en lo alto del rascacielos. Medía 37 metros.

Con la aguja instalada, el Chrysler alcanzaba los 319 metros de altura. No solo era el edificio más alto del mundo, también superaba los 300 metros de la Torre Eiffel y se convertía en la estructura más alta del planeta.

El proceso duró 90 minutos y se llevó totalmente en secreto. Van Alen había escondido las cuatro piezas que formaban la aguja en el interior de la corona sin que ningún competidor y ningún periodista lo supiera.

Por eso no había allí nadie para dar fe.

En la calle solo estaba Chryler, Van Alen y un grupo de ingenieros supervisando todo el proceso.

En palabras del arquitecto fue "Como una mariposa saliendo de su envoltura y desplegando sus alas".

¿Y qué pasó después?

Pues lo que pasó es que, el 24 de octubre, justo un día después de la maniobra secreta del Chrysler, se produjo el Martes Negro de Wall Street.

El Crack del 29 tocaba cénit y los medios no estaban muy por la labor de seguir hablando de rascacielos.

Tal fue así que la prensa no se dio cuenta de que el Chrysler había ganado la "Carrera hacia el cielo" hasta un mes después.

Pero, en realidad, este no fue el fin de la carrera.

Bueno, para saberlo, pincha en "mostrar respuestas", que la historia aún no ha terminado.

⬇️⬇️⬇️

El Chrysler Building solo fue el rascacielos más alto del mundo durante menos de un años, desde que se inauguró el 27 de mayo de 1930 hasta que, el 1 de Mayo de 1931, abrió sus puertas otros edificio llamado a ser símbolo de Nueva York: el Empire State Building.

Sí, el Empire State también es un icono y sí, también es muy bonito...

...pero, en mi opinión, el Chrysler tiene algo que el ESB no tiene: un optimismo militante por el futuro.

Al Chrysler se le encuadra en el movimiento art decó. Y sí, lo es.

Y eso se ve en muchos detalles del interior.

En los ascensores...

O en las propias puertas de acceso se ve ese gusto por la decoración que asociamos al art decó.

Pero, en realidad, para referirse a este tipo de arquitectura y diseño industrial, el término "art decó" no se empezó a usar hasta los años 60.

Sabéis como se hacían llamar los participantes en la Exposición de Artes Decorativas de París de 1925?

Les modernes.

Los modernos.

Es más, ¿sabéis qué decía Marinetti en el Manifiesto Futurista de 1909?

"La magnificencia del mundo se ha enriquecido de una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un automóvil de carreras, con su radiador adornado de gruesos tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo... un automóvil que ruge es más bello que la Victoria de Samotracia".

Porque eso es exactamente el edificio Chrysler: una oda a la belleza de la máquina.

Motores rugiendo en la planta 31 y águilas cromadas volando en la 62 sobre el cielo del mundo.

Y eso lo sabía William Van Alen. Sabía que un rascacielos no se aprecia a pie de calle, que lo único que verdaderamente se ve son los salientes.

Por eso, lo único que se ve desde la acera son los Mercurios y las águilas, como se aprecia perfectamente en esta foto.

Y también sabía que un rascacielos solo se aprecia en su totalidad desde lejos.

Por eso, la corona de acero inoxidable con sus siete arcos retranqueados y sus inconfundibles ventanas triangulares son un símbolo.

Un símbolo de lo que cualquier rascacielos querría ser.

Porque esa corona que se despliega telescópica hasta perforar el cielo es un símbolo de la máquina y de la velocidad.

Es una nave espacial de acero inoxidable apuntando al futuro.

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(Fin del HILO 🏙️🗽🚀)

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Y ahora sí: las codas, los fun facts y los saludos a mi mamá!

1. Estas dos fotos son las únicas que yo he sabido encontrar de la aguja emergiendo sobre la corona.

2. Como todos los rascacielos de la época, la estructura del Chrysler es de acero. El ladrillo que vemos en la fachada es eso, solo fachada, no tiene ninguna función estructural.

3. Por otro lado, salvo la corona de acero inoxidable y algunos remates de piedra, TODA la fachada es de ladrillo, lo cual hace que el Chrysler todavía sea el edificio de fachada de ladrillo más alto del mundo (y me temo que lo seguirá siendo forever).

4. La historia de la Carrera hacia el Cielo se ha contado en muchos sitios (aunque en ninguno hablan de futurismo italiano porque yo soy Pedro Torrijos y ellos no 😬)

La versión que más me mola a mí es la que sale en "Amor con preaviso", en la que Hugh Grant se la cuenta a Sandra Bullock en un mionuto, dentro de un helicóptero y con la intención de ligársela.

Para que digan que estas historias no sirven para nada.

5. En la actualidad, dentro de la corona del Chrysler no hay esencialmente nada...

...aunque en su momento, dentro hubo muchas cosas, entre ellas el consultorio de un dentista.

6. El Chrysler es un icono absoluto y, como tal, ha salido en decenas de pelis y series. Por ejemplo, de una de sus águilas es de donde salta Will Smith en Men in Black III para viajar en el tiempo.

Y la corona también es la guarida secreta de Kingpin, el villano principal de Daredevil, al menos en los tebeos y en la serie de animación.

(Y en el episodio del próximo jueves, vamos a conocer la historia de la ciudad del motor que se construyó en medio del Amazonas).

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