Thread by @DaviniaBeacham

UNA HUIDA HACIA ATRÁS
***
Londres, 1748

"Querido Perceverance:
Cuando leas esta carta yo ya no estaré en este mundo- levantó la pluma-*no es del todo mentira,no lo es* - ya sabes lo enferma que he estado y ya me quedan pocas fuerzas. Debes estar preparado para lo peor. >

>Ahora ya tienes 16 años y ya eres un hombre. Sé que lo hemos pasado muy mal en años anteriores, hice lo que pude y tu padre también, mientras vivió. Todo lo que hemos sufrido nos hace mas fuertes y tú además tienes algo especial. Lo sabemos los dos. Utiliza tu inteligencia,>

>es tu mejor arma. Te he enseñado muchas cosas y tú aprenderás muchas más. No dejes que nadie te doblegue. Y lo más importante, cuestionatelo todo. Siempre hay una razón y un interés detrás de cualquier acción. Pregúntate siempre a quien beneficia y evitarás sorpresas.>

>Se acerca la hora.Te dejo en buenas manos,George es un buen hombre.Te cuidará y ayudará, confía en él.
Te quiero
D"
-soltó el aire que había detenido en su cuerpo- Ya está. Espero que algún día me perdone *sabes que nunca lo hará para él estarás muerta, idiota * sí, muerta.>

Decidida secó la tinta, sacudió el papel y lo dobló cerrandolo con el anillo de George
-Muy bien lady Stanley es hora de que empiece la función.
Dejó la carta en la bandeja y sacó del secreter una botellita de vidrio,la destapó y, sin vacilar, se bebió todo su contenido.
- Hecho.

Su cuerpo estaba helado. Notaba cada parte que estaba en contacto con el ¿catre? No sabía muy bien donde estaba. No recordaba...si si recordaba poco a poco las imágenes volvían a su mente. La carta...luego ese líquido amargo y después nada. Su corazón se paró
¿cuánto tiempo?

Había acudido el médico como estaba pactado. Sí, debía haberlo hecho si no no estaría aquí ¿dónde estaba? No podía ver nada. Igual tendrías que abrir los ojos Davinia. Si eso es. Abrir los ojos

El techo se veia iluminado por una llama. No,no era una llama.Una chimenea.Fuego.Levantó un poco la cabeza.Vueltas. Pero sí,ahí estaba un hogar chisporroteando. La habitación tibia. Y amarilla. Esa luz agradable que solo puede venir de un buen fuego.Tan primario. Confortable...

Se había vuelto a dormir. ¿horas, segundos? Agua
-A a gua
Una mano le cogió la cabeza y le ayudó a beber de un cuenco. Alzó la mirada. Un fraile le sonreía. Amable pero severo. Ajá. Todo había salido bien. Estaba la abadía de Santa Anne de Beaupré

-¿qué hace un franciscano en una abadía benedictina?
"Vaya veo que es usted muy observadora a pesar de su estado. Soy el padre Anselmo y efectivamente estoy de visita. Vengo a menudo para estudiar y traducir la obra de Herodoto " hablaba mientras le acomodaba unos cojines

- Herodoto... conozco a alguien a quien le gustaría estar aquí- sonrió amargamente
"Seguro que sí, descanse querida, le he dado un calmante necesita dormir un rato mas. Por la mañana hablaremos "
- sí hablare...mos

¿PERO DONDE DIABLOS ESTOY?—caminaba deprisa por el camino de tierra que conducía a una de las entradas de la ciudad —¿dónde narices se supone que están las luces? ¿por qué no oigo ningún maldito motor de coche? —Cuando se cruzó con una familia que iba sobre un carro cargado de>

> cántaros de leche y diversos fardos, el mundo le cayó a los pies , se paró en seco — Dios mio, no —el llanto se le atascó en la garganta, casi no podía ni respirar, se retiró a un lado para que pasaran como una autómata —Dios mio, no no no —como si negarlo borrara todo

La familia dejó un rastro de polvo y continuó caminando, pensando , su cabeza era un torbellino —no puede ser, lo he hecho todo bien —se llevó la mano al cuello, la cadena colgaba ligera, tocó el anillo dentro del cual debía estar la piedra — no está, eso ha ido bien —respiró

—Igual no ha fallado , igual estoy aun aturdida, todos los campesinos son iguales — hablaba en alto para convencerse , una figura a lo lejos andaba lentamente hacia ella , a medida que se acercaba la certeza le caía como un mazazo — oh Dios...

Ya podía distinguir el rostro del hombre que vestía una casaca vieja y sucia y calzones casi raídos, el sombrero inconfundible le confirmó que no estaba en el siglo XX, algo había salido mal. La resolución volvió a su mente, como siempre practica decidió atacar el problema

— Disculpe ,señor —por suerte aun llevaba una falda larga, la camisa y el chal que el padre Anselm le había dado en la abadía, prendas atemporales que no despertaban sospechas. Al menos no demasiado —la ciudad que veo al fondo es Londres ¿verdad?

" Sí, señora" —escupió el hombre, al parecer no le hizo gracia tenerse que parar a hablar con una mujer sola en el camino, la miró de arriba abajo evaluando que tipo de mujer era
—Mi marido se ha adentrado un momento en el bosquecillo, ya sabe a hacer sus cosas —dando esta >

>estúpida explicación pensó que al menos se protegía algo, no le gustaba la cara del hombre, ahora se arrepentía de haberlo parado , por otro lado necesitaba saber en qué año estaba...piensa piensa...

...Meses después

Con los pies en el agua helada del Atlántico pensaba en cómo la vida sorprendía a cada paso
¿cómo iba a imaginar que aquel tosco hombre del camino iba a convertirse en su marido, en el amor de su vida, en el padre de la criatura que llevaba dentro?

Hundió un poco más los dedos en la arena mientras el agua irrumpía y llenaba rápidamente los hoyuelos que aparecían bajo sus pies. Suspiró satisfecha y se tocó el vientre. Por primera vez en su vida era completamente feliz. Esta vez se iba a quedar. Para siempre.

Nada iba a impedir que cuidara a este niño. No iba a cometer los mismos errores del pasado. Bastante le pesaban. Aunque había hecho todo posible por dejar bien a su niño nunca dejaba de pensar en qué estaría haciendo ¿sería feliz? Se le nubló el rostro un instante.

Descartó el pensamiento. Nada podía hacer ya. No podía volver. No sabía. No después del ultimo viaje. No podía arriesgarse. Y ahora... ahora tenia tenía otra oportunidad. Se agachó a coger una concha "Cardium" casi podía escuchar a Q "con la concha de los berberechos se>

>se decoraba la cerámica en el Neolítico mediterráneo, por eso se llama cerámica cardial" lanzó la concha al mar. Esta no era de berberecho ¿los había en la costa de Cornualles?
"¡Señora Devane!" Un chiquillo descalzo corría por la playa hacia ella "¡Señora Devane!"