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Juanjo Ramírez @ramirezmascaro
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#HILO

Siglo XIX.

Años 1871.

EN LA TUNDRA SIBERIANA.

La expedición del coronel Grotski ENCUENTRA UN MAMUT CONGELADO, conservado en perfectas condiciones.

Probablemente el animal fue víctima de una la brusca glaciación que tuvo lugar hace más de 40.000 años.

Murió de frío.
La genética aún estaba en pañales, así que el mamut fue sometido a otro tipo de estudios, más rudimentarios.

Lo primero que hicieron los científicos, ya en Moscú, fue hacerle al paquidermo un lavado de estómago.

En su aparato digestivo encontraron ALGO DESCONCERTANTE.
Un paralelepípedo de metal oxidado con un par de pequeños agujeros.

Aquellos científicos de finales del XIX supusieron que se trataba de una minúscula flauta, obra del hombre de las cavernas.

ÚNICA EN SU ESPECIE, ya que hace 40.000 años, el ser humano no trabajaba el metal.
Hicieron con ese hallazgo lo que se suele hacer cuando un objeto no encaja con las cronologías oficiales:

Archivarlo en los depósitos de un museo, donde ningún visitante lo pudiese ver, a salvo de curiosidades incómodas.
Tuvo que llegar EL AÑO 2016 para que PIOTR MINSK, uno de los trabajadores del museo, redescubriese aquellos restos de estómago de mamut e identificase el objeto en cuestión.

Y NO:

NO ERA UNA FLAUTA.
A pesar de la costra de óxido, era muy fácil reconocer aquella cosa en el siglo XXI.

Se trataba de ESTO:
¿Qué demonios hacía UN PENDRIVE siendo engullido por un animal prehistórico hace más de 40.000 años?
La directiva del museo, temiendo por su reputación, se deshizo de esa pieza de su colección enviándola a uno de los pocos lugares en los que se toman estos asuntos en serio:

LA UNIVERSIDAD DE PLEANVILLE.
Allí comprobaron que el puerto del pendrive encajaba a la perfección en nuestros ordenadores actuales, y no era de extrañar:

Según la información de registro, había sido fabricado el 11 de agosto de 2014...

... cuarenta milenios después de ser hallado.
La gran pregunta era:

¿Se podía aún RESCATAR LA INFORMACIÓN de ese disco duro?
El departamento de Informática de Pleanville, dirigido por Bob Cowey, comprobó que sí:

La información estaba prácticamente intacta.

Y para mayor asombro de los investigadores, el pendrive resultó contener imágenes.

ESTAS IMÁGENES:
Las imágenes estaban a su vez organizadas en distintas carpetas...

y cada carpeta estaba identificada con un número.

Dentro de cada carpeta, los nombres de cada archivo también eran números.
Aquí entra en juego una de las mentes más brillantes y prometedoras de la Universidad de Pleanville:

MARISA KOPELSON.

Licenciada en Matemáticas y en Ingeniería, en ambos casos cum laude.

Kopelson se tomó lo de resolver ese "puzle de imágenes" como algo personal.
Lo primero que llamó su atención fueron LOS NÚMEROS DE LAS CARPETAS.

Todos ellos tenían seis dígitos.

Los últimos dos dígitos siempre terminaban en 16, en 17 o en 18.

Los dos primeros dígitos nunca superaban el número 31.

Los dos dígitos intermedios nunca superaban el 12.
ERAN FECHAS.

Ordenadas según el estilo europeo.

Y, a juzgar por los dígitos finales, se referían a los próximos tres años.
Marisa Kopelson ordenó numéricamente las carpetas para establecer una cronología.

Acto seguido, centró sus esfuerzos en la fecha más próxima:

160916

16 de septiembre de 2016.

En esa carpeta había dos fotos. La primera de ellas, bautizada como 1510, era ÉSTA:
Buena parte de los recursos de la Universidad de Pleanville se centraron en localizar la torre que aparecía en la foto.

Se probó a introducir la fotografía en todos los buscadores de imágenes, pero no figuraba en ninguno.
Recurrieron entonces a un software que deconstruyó la estructura geométrica de la torre y buscó los mismos patrones en todas las imágenes de la red.

Tras varias horas analizando píxeles, LA TORRE FUE LOCALIZADA, en una colina de LA ISLA DE MALTA.
Kopelson dedujo que si los números de las carpetas indicaban fechas, los que daban nombre a las imágenes podían ser horas.

Según esa hipótesis, la torre de Malta estaba asociada a las 15:10.

16 de septiembre del 2016, a las 15:10.

Imagino el estremecimiento que sintió Marisa:
Porque hizo ese descubrimiento, precisamente, a las 14:20 del 16 de septiembre de 2016.

Durante un segundo creyó que era imposible llegar a tiempo a la torre.

Luego recordó que entre Pleanville y Malta hay una diferencia de OCHO HORAS.
OCHO HORAS para cruzar el Atlántico, si quería estar en el lugar de la foto a la hora indicada.

No había tiempo de organizar una expedición oficial. Ni siquiera había tiempo de preparar bien la maleta.

Kopelson voló a contrarreloj, por su cuenta, sin apenas equipaje.
Días más tarde, ya libre del estrés y las prisas, Marisa recordaría haberse cruzado con unas SEIS PERSONAS en su ascenso hacia la torre.

Y si no le fallaba la memoria, iban vestidas de forma similar a la de los seis individuos que aparecían en la foto del pendrive del mamut.
En el fragor del momento no tuvo ocasión de pensar ni en eso, ni en ninguna otra cosa.

Cuando subió a lo alto de la torre (intuyó que debía estar allí a las 15:10) sucedió ALGO TERRIBLE.
Aunque la edificación era una pequeña atracción turística de la isla, el gobierno de Malta se estaba planteando cerrarla al público debido a su deterioro.

El peso de Marisa Kopelson, sumado al de otros visitantes provocó UN DERRUMBE.
Exactamente el mismo derrumbe que estaba inmortalizado en la otra foto de la carpeta 160916:

La 1616.
Marisa Kopelson salió ilesa del accidente pero otros, por desgracia, no pudieron decir lo mismo.

Hubo tres heridos y un muerto:

ANDRÉS CARDUÑA.
El intento de Kopelson de obedecer las hipotéticas instrucciones del pendrive había desembocado en una tragedia.

Días más tarde, sin embargo, quedó claro que la muerte de Andrés había evitado tragedias aún mayores.
La autopsia de Carduña reveló que el sujeto estaba incubando un virus desconocido hasta la fecha.

El "virus Carduña" hizo temblar a forenses y biólogos. Más letal que el Ébola, más contagioso que la gripe. Y al ser desconocido para el hombre, también lo era su antídoto.
Si ese virus hubiese llegado a un entorno menos aislado y más superpoblado, habría sido imposible frenarlo.

Y en el bolsillo de Andrés Carduña se hallaron unas tarjetas de embarque que produjeron escalofríos:

Esa misma tarde tenía planeado viajar a Washington.
Los escombros de la torre fueron esterilizandos, y mientras centenares de biólogos de distintos países estudiaban el virus...

... Kopelson analizó la carpeta número 071016.
En esta ocasión había un deadline 16 días y una única fotografía en la carpeta:

La 130210.
En esta ocasión iba a ser más complicado localizar el lugar.

Se usó el mismo software para localizar al oso de peluche, pero no se obtuvieron resultados satisfactorios. Lo más parecido que se encontró fue esto:
Marisa no se dio por vencida. Analizó los demás elementos de la imagen.

Rastreó los patrones del azulejo de la pared y descubrió que se fabricaban y consumían principalmente en España, en la provincia de Málaga.
A continuación captaron su atención las cintas de VHS de la foto.

A pesar de la baja resolución, había tres títulos que podían identificarse:

- JUNGLA DE CRISTAL: LA VENGANZA.

- EL REY LEÓN.

- EL JOVENCITO FRANKENSTEIN.
Dos de esas cintas pertenecían a una misma colección de tirada limitada, por lo que resultó fácil de rastrear.

El 4 de octubre, Kopelson localizó una papelería en cuyos registros figuraba la venta de las tres películas en un lapso de tres meses.

La tienda estaba en MONTECORTO.
Montecorto es un pueblecito de Málaga con poco más de 800 habitantes.

Aunque en la papelería que vendió los VHS no supieron precisar qué persona los había comprado, Marisa no se dio por vencida.

Recorrió el pueblo preguntando por el dueño de ESTE PERRO.
Parecía un cruce de Pastor Alemán con Husky Siberiano o Alaskan Malamute.

No debía haber demasiados animales así en un pueblo de 800 habitantes del sur de Andalucía.

En menos de dos horas, Marisa localizó la casa donde se había hecho la foto.
Tras presentarse al dueño de la vivienda, Marisa le pidió permiso para estar en la habitación de la foto, junto al oso de peluche y al perro.

El número de la foto en el pendrive era el 130210.

Aguardaron el 7 de octubre hasta las 13:02 y 10 segundos.

NO OCURRIÓ NADA.
La decepción de Marisa Kopelson fue monumental.

¿Se dio por vencida?

NO.

Pidió permiso al dueño de la casa, un simpático malagueño de 34 años, para llevarse el osito de peluche a los laboratorios de la Universidad de Pleanville.
Allí descubrieron que la clave estaba EN EL ALGODÓN que servía de relleno para el muñeco.

Aunque tal cosa no ocurrió hasta que Kopelson se dio cuenta de que los números de nomenclatura de la foto, en este caso, NO se referían a horas, minutos y segundos.
ERAN CROMOSOMAS.

Cromosomas concretos del ADN de ese algodón, que resultó ser transgénico.

Se rastreó su procedencia sin demasiada dificultad: Campos de algodón ubicados en el nordeste de África, que pertenecían a una multinacional China.
El estudio de los cromosomas 2, 13 y 10 de ese algodón transgénito resultó inquietante.
RICHARD MILLERSON, genetista de Pleanville, descubrió que la información contenida en esas secuencias de ADN era la necesaria para hacer mutar el virus del resfriado común...

... y transformarlo en el recién descubierto "VIRUS CARDUÑA".
Cuando la Universidad de Pleanville informó de todo esto al Gobierno de USA, se tomaron medidas de inmediato.

A espaldas de la ONU, y haciéndolo pasar por un ataque de empresas rivales, incendiaron más de 100.000 hectáreas de algodonales en África.

No salió en las noticias.
Fue un sabotaje coordinado entre los estadounidenses y varias potencias europeas.

Querían a toda costa eliminar todo rastro de esa secuencia en el planeta, para evitar que China reinventase por accidente el Carduña.

Al dueño de la multinacional china, Lao Wei, le sentó mal.
Wei disponía de buenos informadores. No le costó identificar a los auténticos autores del ataque.

Eso recrudeció las relaciones diplomáticas entre China y las potencias occidentales.
¿QUÉ HACÍA KOPELSON MIENTRAS TANTO?

Investigar el contenido de la siguiente carpeta:

070117
ecíamos al principio que Marisa se tomó esta investigación COMO ALGO PERSONAL.

Las fotos de la carpeta 070117 tuvieron mucho que ver con ello:
Marisa reconoció desde el primer momento la calle que aparecía en la imagen 0804.

En otros tiempos la frecuentó bastante, y pasó muchas noches en una de las casa que se muestran en la foto:

La casa de su exnovio.
Adam Rubinek, doctor especializado en Física Cuántica por la Universidad de Pleanville...

... y pareja sentimental de Marisa Kopelson... hasta el día de su muerte.

Rubinek murió en 2012, electrocutado intentando reparar un acelerador de partículas en su propio laboratorio.
A estas alturas, Kopelson tuvo que asumir lo que ya sospechaba:

Alguien había previsto que ese USB, hallado en un mamut de hace 40.000 años, llegaría hasta las manos de Marisa.
Aquello suscitaba infinidad de interrogantes.

El que más obsesionaba a Kopelson:

¿POR QUÉ TANTO ACERTIJO?

Si se trataba de alguien intentando evitar tragedias futuras, cumpliría su misión más fácilmente dejando en el USB un texto explicativo.

Marisa barajaba DOS OPCIONES:
1- UN PERVERSO PSICÓPATA capaz de viajar en el tiempo SE ESTABA DIVIRTIENDO a costa de ellos.

2- Podrían existir OTROS VIAJEROS DEL TIEMPO interesados en PROVOCAR todo lo que el dueño del pendrive quería evitar.

Kopelson prefirió decantarse por la segunda opción.

POR TANTO:
1- Las imágenes del pendrive estaban diseñadas para que sólo Marisa pudiera desentrañarlas.

2- Marisa se estaba viviendo loca.

3- Las dos respuestas anteriores son ciertas.
Tras un par de ataques de ansiedad y varios diazepanes, Marisa se evadió de las implicaciones personales centrándose en la frialdad de los números:

0804

Tras descartar horas y fechas, dedujo que eran COORDENADAS aplicables a la cuadrícula que dividía la fotografía.
OCHO HORIZONTAL.

CUATRO VERTICAL.

El cuadrante resultante señalaba UNA VENTANA de la casa de su ex.

La ventana del que solía ser su despacho.
En cuanto Marisa evocó aquel despacho supo cómo interpretar la imagen 8179.

Recordaba perfectamente aquella baldosa suelta en el suelo. Crujía cuando la pisabas.

Adam solía utilizarla para enviarle mensajes románticos en código morse, posando el pie, alzándolo, posándolo...
Poco después del fallecimiento de Adam, su casa pasó a ser gestionada por una inmobiliaria.

Marisa fingió estar interesada en comprar la casa, le hicieron un tour por ese inmueble que tantos recuerdos despertaba en ella...

... y se las arregló para mirar bajo LA BALDOSA:
Ya no crujía. Adam la había reparado para que no llamase la atención, pero la masilla de las junturas era muy fácil de disolver.

Bajo esa baldosa, Marisa encontró UNA TABLET.
Ya en su despacho de la universidad, Kopelson cargó la tablet y la encendió.

PEDÍA UNA CLAVE DE ACCESO.

A estas alturas, ella ya tenía claro que su ex estaba detrás de todo esto.

Dedujo que la clave era el nº de la imagen:
4516

CÓDIGO CORRECTO.

La tablet le mostró ORO.
Ahí estaban, a título póstumo, todos los resultados de las últimas investigaciones de Adam Rubinek.

Marisa no entendía ni la mitad de lo que estaba escrito en aquellas páginas, pero su formación matemática le ayudaba a entender por dónde iban los tiros:
Teoría del caos, supercuerdas, manipulación del tejido espacio temporal, ecuaciones predictivas.

Allí había material para cambiar el mundo. Para bien o para mal.
Marisa supo a quién tenía que entregarle todos esos documentos, y lo adivinó gracias a la imagen 1813.
La letra 18: R

La letra 13: M

R.M.

Richard Millerson.

Marisa y Adam siempre se burlaban de su afición a coleccionar sombreros de colores.
Marisa no le hizo llegar la información a Millerson hasta el 16 de febrero. Así lo sugería la carpeta que almacenaba la foto:

160217

Y ahora que sospechaba que Adam podía estar detrás de todo esto, estaba más dispuesta que nunca a respetar "las instrucciones".
Si hubiese entregado la información a Millerson antes de la fecha señalada, el curso de los acontecimientos habría sido distinto.

Ya que precisamente el 16-F, el ordenador del genetista fue víctima de un ciberataque, y los trabajos de Rubinek cayeron en manos de los chinos.
En un principio, Marisa Kopelson se maldijo a sí misma por ser tan obediente con las fechas de las carpetas.

Más tarde, sin embargo, llegó a la conclusión de que si esa información tenía que caer en manos de China, Adam (o quien fuera) lo había previsto así.
Descartado cualquier tipo de fraude en lo que se refería al mamut congelado y el pendrive, sólo cabía llegar a la conclusión de que alguien había descubierto la tecnología necesaria para viajar en el tiempo...

... y la estaba usando...

... y quizá podía ver el mapa completo.
El tiempo pareció darle la razón a Kopelson.

Según una filtración de #WikiLeaks, podemos deducir que las empresas de Lao Wei se inspiraron el los trabajos de Rubinek para desarrollar EL PRIMER ARTEFACTO CAPAZ DE VIAJAR EN EL TIEMPO.
Estados Unidos no poseía la tecnología necesaria para llevar a la práctica las teorías de Rubinek. Eso implica que:

El viaje del tiempo sólo fue posible gracias a que la información necesaria para ello estuvo en el ordenador de Millerson en el momento adecuado.
Por otra parte, ese ciberataque al ordenador del genetista nunca se habría producido si el incendio de los campos de algodón de Wei no hubiesen generado una crisis diplomática entre China y USA.
Podría decirse que Marisa Kopelson, al investigar las imágenes de aquel USB, HABÍA PROVOCADO LA INVENCIÓN DEL VIAJE EN EL TIEMPO.
Marisa desapareció del mapa durante una buena temporada. Todo esto la superaba.

Supongo que se haría un millón de preguntas:

¿Tenía Adam algo que ver con la información de ese pendrive?

¿Había estado en el pasado? ¿Había estado en el futuro?
Adam había fallecido en 2012.

Ella misma había identificado el cadáver.

Los forenses certificaron que se trataba de Rubinek. Las piezas dentales coincidían, es análisis genético no dejaba lugar a dudas.
Por otra parte, Kopelson se desesperó al comprobar que era incapaz de desentrañar las restantes imágenes del pendrive.

Las repasó una y mil veces, buscó en ellas todo tipo de guiños, cualquier atisbo de complicidad entre Adam y ella.

Pero no encontró NADA.
Y no es de extrañar...

... porque el resto de las imágenes de ese USB no iban dirigidas a Marisa Kopelson.

IBAN DIRIGIDAS A MÍ.
El 7 de enero de 2017, hace casi dos años, recibí un extraño mail de un tal Adam Rubinek.

Meses más tarde averigüé que dicho mail fue enviado automáticamente a mi correo en el preciso instante en que Marisa Kopelson encendió la tablet que había hallado debajo de la baldosa.
Sentí violada la intimidad al ver que la carpeta 040317 (el día de mi cumpleaños) contenía una imagen de mi rincón favorito de Fuerteventura.

Siempre que puedo, me siento en esas piedras a contemplar el mar.
Tardé casi cinco segundos en darme cuenta de que una de las piedras había sido movida.

Las conozco como la palma de mi mano y sabía que ésta, normalmente, tiene el agujero mirando hacia el mar.
Acudí a ese rinconcito junto al mar el día de mi cumpleaños, puntual como un reloj.

Tanteé en el interior del agujero de aquella piedra hasta encontrar dos botes de los que se usaban para guardar los antiguos carretes de fotos.

Estaban llenos de folios escritos a mano.
Lo que Rubinek me relataba en aquellas páginas me resultó muy difícil de asimilar.

Conocía mi rincón favorito junto al mar (y muchas otras cosas de mí) porque hablará largo y tendido conmigo en el futuro.

O al menos eso aseguraba en su carta.
"Para conocer los pequeños asuntos debo viajar al momento adecuado y presenciarlos", escribía. "Los grandes asuntos se pueden predecir", aseguraba. "Obedecen a ecuaciones."
En la carta revelaba gran cantidad de información sobre los meses venideros. Profecías que fueron cumpliéndose con precisión aterradora.

Al fin tuve que aceptar que Rubinek, fuese quien fuese, poseía una visión global, como si contemplase el mundo desde MÁS ALLÁ DEL TIEMPO.
La clarividencia de Rubinek se basaba en sus fórmulas matemáticas y en complejísimos algoritmos.

Podía predecir qué cadenas de causas y efectos produciría o evitarían eso que él llamaba "los grandes asuntos".
Gracias a ello supo que, si no hacía nada para evitarlo, surgiría ese virus que fulminaría a la Humanidad en cuestión de semanas.

También supo que la única manera de evitarlo implicaba una guerra con China que desembocaría en un holocausto nuclear.
Para solucionar todo eso era necesario a su vez que China tuviese acceso a las investigaciones del propio Rubinek pues, como ya dijimos, sólo ellos poseían la tecnología necesaria para llevar esas teorías a la práctica.
Si China no inventaba su cápsula del tiempo, Rubinek no podría robarla y usarla para llevar a cabo sus planes.

El problema de ello era que entonces Lao Wei también podría viajar por el tiempo, descubrir sus intenciones y frustrarlas.
Y Lao Wei es un hombre peligroso para el mundo. Su ambición y su ansia de poder supera con creces su instinto de conservación, y su empatía hacia la Humanidad.

Aunque casi nadie lo sabe, GOBIERNA CHINA EN LA SOMBRA.

Es quien maneja los hilos.
Rubinek necesitaba que sus planes fuesen puestos en práctica por alguien que pudiese descifrar mensajes que nadie más pudiese comprender.

La persona ideal para ello era su novia, Marisa Kopelson.

Tenía que conducirla hacia las encrucijadas clave de "los asuntos grandes".
No obstante, Rubinek sabía que Marisa no podría llegar hasta el final.

Y no por falta de capacidad de deducción, sino porque...

... para que todo esto funcionase, Adam Rubinek DEBÍA MORIR ELECTROCUTADO.

Él lo había calculado con sus algoritmos, y NO HABÍA OTRA MANERA.
Para evitar la amenaza de holocausto nuclear que acabará originando la aniquilación del virus, Rubinek ha tenido que viajar al futuro y hacer cosas que, a la larga, LE CONVERTIRÁN EN UN AUTÉNTICO MONSTRUO.
El único modo de que el propio Rubinek no termine destruyéndonos a todos, es que él mismo SE QUITE LA VIDA, en un día concreto del año 2012.

¿Por qué?
Porque hacerlo en ese preciso instante de ese año concreto generará una reacción en cadena que EL PENDRIVE que ha de acabar en el estómago del mamut, SEA COMPRADO POR LA PERSONA ADECUADA.

ESA PERSONA ERES TÚ.
Para que todo ocurra como Rubinek ha previsto...

... para que la información adecuada llegara a manos de Marisa Kopelson hace dos años...

... hay que generar otra reacción en cadena que empieza con ese USB en el estómago de ese mamut en Siberia.
Este #HILO (y todos los anteriores que he escrito) los he creado siguiendo las instrucciones precisas de Adam Rubinek. Cada tweet ha sido publicado en el día y la hora que él había decidido previamente.
Con este nuevo hilo te he puesto en antecedentes, A TI:

El destinatario de las imágenes de la última carpeta.

¿Cómo sabrás que eres TÚ, entre todas las personas que leerán esto?

MUY SENCILLO:
La respuesta está en la foto de la carpeta 081118

En ella hay una única imagen:

La 501
El mosaico de azulejos en la pared de la derecha es en realidad un código QR.

Encuádralo con la cámara de tu móvil y pulsa el botón de hacer fotografía.
En las 24 horas siguientes recibirás un mail en tu carpeta de Spam.

Al principio creerás que es un virus, te aseguro que no lo es.

ÁBRELO.

En él encontrarás las carpetas que debes meter en el pendrive, y toda la información que necesitas para construir la cápsula del tiempo.
En la carpeta 159118 hallarás las coordenadas de Siberia en las que tendrás que poner en funcionamiento la cápsula temporal.

El número de la carpeta te dará una pista sobre el momento exacto del pasado al que tendrás que retroceder.

PISTA 2: Página 67 del mail.
Si el mail ha llegado hasta a ti, es porque tienes los conocimientos necesarios para construir ese artefacto, o estás destinados a tenerlos en el futuro.

La supervivencia de la Humanidad depende de ti.

Así que ponte las pilas...

... Y DALE DE COMER AL PUTO MAMUT.
GRACIAS por haber leído esta historia de #ficción.

DEDICADA A MI PERRO LOBO. IN MEMORIAM.
Si te apetece leer algún otro de mis #HILOS, hay unos cuantos AQUÍ:
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