La cobertura sobre RTVE es un buen ejemplo del estado putrefacto de parte del periodismo español, su sectarismo, ausencia de rigor y manipulación, unas veces por deshonestidad y otras por ignorancia. Ahí van los hechos, que en su día solían importar. (1/11)
Al llegar al poder el Gobierno del PP aprobó en 2012 un decreto ley que le permitió elegir sin consenso al presidente de RTVE. Escogió a José Antonio Sánchez, que aparece en los Papeles de Bárcenas y en su etapa de cronista parlamentario cobró sobresueldos del PP. (2/11)
El nuevo presidente “independiente” se puso a ello. Los periodistas no afines fueron cesados y reemplazados por comisarios políticos. Moncloa impuso el veto a tertulianos incómodos y llenó de tragasables del oficio los platós. Se creó una redacción paralela a su servicio. (3/11)
El control era tan burdo que terminó en pulso entre Cospedal y la vice Soraya por meter a su gente. RTVE vivía su mayor degradación desde la etapa de María Antonia Iglesias con el PSOE. Ningún partido ha entendido en este país qué es un medio público. Y de quién (4/11).
Los trabajadores de RTVE, hartos de manipulación, iniciaron una campaña para recuperar RTVE, exigiendo un concurso público (bloqueado por el PP) para elegir nuevo presidente y despolitizarla. Pedro Sánchez lo había prometido en la oposición, pero… (5/11)
…el líder socialista llegó al poder debiendo favores a Pablo Iglesias, que le sacó adelante la moción de censura contra el PP. Iglesias exigió, entre otras cosas, RTVE. Sánchez decidió entregársela y se propuso un Consejo dominado por Podemos, todo menos independiente. (6/11)
Los trabajadores del RTVE siguieron con su protesta: no querían cambiar de amo, sino dejar de tener uno. El Gobierno reculó, los partidos no llegaron a un acuerdo y se nombró a Rosa María Mateo administradora única, mientras se completa el concurso público en marcha. (7/11)
Veteranos profesionales de la casa, con apoyos de hasta el 80% en la plantilla, han vuelto a ocupar puestos de responsabilidad. Los censores han sido apartados y los programas renovados, mientras los que callaron durante 6 años de manipulación gritan “¡purga!”. (8/11)
RTVE no tiene aún Consejo y su presidenta dispone de un mandato provisional. Por primera vez en mucho tiempo RTVE está en manos de sus periodistas. ¿Son todos los nombrados estupendos y todos los cesados horribles? Seguro que no. ¿Está RTVE a salvo? Tampoco. (9/11)
Los partidos, TODOS, van a seguir tratando de controlar RTVE. Pero se van a encontrar en frente con una plantilla decidida a no permitirlo y esa es una de las escasas buenas noticias que ha dado nuestro miedoso periodismo en mucho tiempo. (10/11)
Lo mismo esta nueva etapa termina como tantas otras: en el tipo de manipulación, sectarismo y falta de rigor que ha llevado a colegas a criticar a profesionales de RTVE antes incluso de que iniciaran sus nuevos programas. Y, entonces, con hechos, habrá que denunciarlo. (11/11).
