Hilo va.
Ofendiditos abstenerse.
El supuesto genocidio es tal que, por ejemplo, en México, con cerca de 130 millones de habitantes, alrededor del 55% son indígenas o mestizos.
Voces que fueron tan efectivas como para que la reina Isabel prohibiera en su testamento la esclavitud en las nuevas tierras.
Poseen amplios conocimientos en agricultura y astronomía, son buenos arquitectos y tienen una organización social...
Son brillantes orfebres, pero desconocen cómo utilizar otros metales que no sean la plata, el oro y el cobre.
Sus carreteras son excelentes pero no conocen la rueda.
Y lo hacen porque sus guerras, continuas, no son de conquista. Son guerras rituales.
En cierto modo, recuerda a las antiguas culturas europeas de 2000 años antes de la llegada de los españoles.
Se aprovechará de ese perpetuo estado de guerra ritual para establecer alianzas con las ciudades-Estado opuestas a México.
Porque el canibalismo también se lleva.
Es por tanto una teocracia muy atrasada en los aspectos morales frente a la nueva cultura que llega desde el océano.
Cortés conquista México por primera vez sin combatir. Eso sí: para ello renuncia a que sus aliados tlaxatecas entren en la ciudad porque sabe que en caso contrario se liaría una carnicería.
En todo caso, los españoles son bien recibidos en apariencia pero todo el mundo sabe que su futuro es acabar siendo sacrificados.
Nuevamente, la brutalidad de una religión primitiva.
Alvarado, lugarteniente de Cortés, meterá la pata matando a gran parte de la nobleza local y eso desatará la rebelión.
Cortés salva su vida esa noche porque rodeado, en vez de matarle, los guerreros aztecas intentan echarle mano para sacrificarlo al dios de la guerra, Uitchipolitchi.
A eso prácticamente se reduce la crueldad de Cortés en México.
No es cierto que existiera ningún genocidio ni que el exterminio o la esclavitud entraran en los planes de la corona.
No olvidemos que las ciudades-estado centroamericanas estaban construidas sobre sangre.
Lo demás son milongas.
FIN