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1) Es comprensible que los países de la región, así como los que integran la Unión Europea, eviten hablar de una opción militar para abordar el caso Venezuela. Nadie quiere complicar más un asunto de por sí extremadamente complicado. Sin embargo…
2) …las magnitudes del problema venezolano permiten prever que éste sólo podrá ser estabilizado cuando las principales democracias occidentales decidan comprometerse de lleno en el asunto, y eso pasa por contemplar las opciones militares.
3) El régimen venezolano no es sólo venezolano. Es un nudo fundamental en el funcionamiento de un entramado de intereses transnacionales (entre políticos y delictivos) que, por lo general, constituyen amenazas a la estabilidad de las democracias occidentales.
4) Se entremezclan allí, como ya es bien sabido, los intereses de los gobiernos de Cuba, Rusia, China e Irán, al igual actividades varias de Hezbollah, ELN y diversos carteles del narcotráfico. Están involucrados también grupos diversos políticos de izquierda revolucionaria.
5) Todos esos actores no sólo han obtenido ventajas económicas mediante el régimen chavista, sino que además, a través del tema Venezuela, han desarrollado y fortalecido sus nexos y alianzas. Sus niveles de cooperación son ya muy elevados.
6) Aparte del modo en que han sometido y saqueado a la sociedad venezolana, el nivel de operaciones que desarrollan dichos actores en prácticamente todos los países de Occidente es significativo y potencialmente muy peligroso.
7) Si por un lado han forzado el desplazamiento de millones de venezolanos (que podrían llegar a 8 millones en un par de años, según diversas estimaciones) que afectan a países vecinos, amenazando con el exterminio de muchos venezolanos, los riesgos no se quedan ahí.
8) Los actores que conforman dichos entramados han demostrado su capacidad para convulsionar la opinión pública, proyectar o destruir figuras políticas, conducir actos terroristas o desestabilizar otros países.
9) Ante semejante panorama, es importante que los países vecinos comprendan que se encuentran ante una amenaza inédita en muchos sentidos, y que como tal requiere también una respuesta inédita.
10) Dicha respuesta inédita pasa por un cambio importante en la política exterior de los países llamados a jugar un rol preponderante en la estabilidad regional. Conviene que dejen de verse como víctimas de inestabilidad y pasen a verse como factores de estabilidad.
11) Y si bien lo ya realizado por el Grupo de Lima (así como por las demás naciones principales del Occidente democrático) es ya muy significativo, la naturaleza del problema venezolano demanda un compromiso aún mayor.
12) A la postre, todo esfuerzo y falta de determinación en estos momentos sólo redundará en un pronto y terrible agravamiento de la situación de los venezolanos, y con ello, de la inestabilidad de toda la región.
