Desde que doy clases en el ITAM, al menos 3 grupos completos han elegido “Salud mental en el ITAM” como tema para un texto basado en entrevistas (el otro tema taquillero es acoso sexual en el ITAM, pero eso lo dejamos para otra ocasión.) (ojo, esto es un hilo)
Si eso no es suficiente para afirmar que hay un problema en la institución, en muchos de los textos que he leído he encontrado testimonios de profesores que minimizan, normalizan o banalizan la situación (varios de Estudios Generales).
He leído testimonios de estudiantes que se les olvida comer, cambiarse de ropa, que no salen de la cama en días, que entran en ataque de pánico en los exámenes. Que tienen gastritis y colitis a los 19 años.
Cuando me tocó dar clase de Taller de Técnicas de Estudio (para todos y todas las que cayeron en condicionamiento) me encontré más historias sobre estudiantes foráneos/as q no se hallaban ni en el ITAM ni en la ciudad, extrañaban a sus familias...
... otros eran exiliados de la violencia en sus estados (algo de lo que no se habla en el ITAM), mientras otros luchaban con el peso de las expectativas sociales o de sus familias y sufrían porque querían poner un estudio de baile, estudiar filosofía o dedicarse a la música.
Necesitaban ayuda profesional, y yo lo más que podía hacer era ayudarles a organizar su día y a que intentaran dilucidar qué los hacía felices. Si creían que el ITAM no iba a contribuir a esa felicidad (aunque esta fuera meramente económica o de estatus) los animaba a seguir.
De lo contrario, los conminaba a que se buscaran su felicidad en otro lado porque, en mi opinión, la universidad (ese período entre los 18 y los 25) debe ser una etapa no solo de aprendizaje sino de socialización y autodescubrimiento.
Cuando fui profesor de tiempo completo mis puertas siempre estuvieron abiertas a dudas escolares, filosóficas, vocacionales y hasta sentimentales. Se que no todos los profesores puedan, quieran o deban fungir como acompañantes psicosociales...
... tienen suficiente con las propias exigencias de la investigación, la docencia o los trabajos externos. Pero reconozco y agradezco a los que abren sus puertas. Aunque lo sepan, hacen la diferencia.
Dice Irene Stone, de la Universidad de Bristol, que las universidades son un reflejo de lo que sucede en la sociedad, y por eso no me sorprenden las críticas de ex itamitas sobre la situación. Vivimos en una sociedad individualista en la que hay altos índices de desconfianza..
... donde tenemos la necesidad de ser reconocidos/as constantemente, en la que el éxito es individual -también el fracaso. En la que es nuestra responsabilidad no deprimirnos, no tener ataques de pánico, y llevándolo al súmmum, de no ser secuestrados, asesinados o desaparecidos.
Como en la vida real, la ayuda psicológica puede ser de ayuda para algunas personas, pero no para todas. Por eso la solución no debe pasar solo por establecer un departamento de ayuda psicológica en el ITAM (aunque sería un gran avance).
Creo que entre estudiantes, administrativos/as, profesores/as y directivos tenemos la tarea de construir una universidad más humana que no enferme a su comunidad y que sirva también para mejorar la sociedad en la que vivimos.
