Baikonur (Kazajstán). Madrugada del 11 al 12 de abril de 1961. La inmensidad del Universo está ahí. Siempre. La vemos cada noche, y a veces nos sentimos pequeñísimos seres en esta pequeña roca sobre la que viajamos. #AbroHilo
Quizá esa reflexión, sumada al hecho de saberse elegido para la Historia de entre los 3.500 candidatos, sean motivos suficientes para que Morfeo no sea capaz de tumbarte rendido a sus pies (por mucho que digan que durmieron desde las 22h).
Yuri sigue despierto en la cabaña donde puede ser que pase su última noche -junto con Guerman Titov, su suplente y con quien empató a puntos en las pruebas-, esperando a que llegue el momento en el que vengan a buscarle.
Como es el elegido, se ve en la obligación de dejar constancia de ello.
Salga bien o mal, todo lo que haga y lo que le rodea está en la antesala de ser histórico.
“Salga bien o mal”, piensa.
El reloj no corre y ha llegado a ese punto en el que uno no sabe cómo pasar el tiempo. Se incorpora y coge el rotulador intentando no despertar a Guerman.
Mira a la cabaña de al lado, idéntica a la suya y se pregunta cómo el maestro Koroliov, que descansa en ella, ha sido capaz de evolucionar poco a poco su idea desde los cálculos sobre el papel a vislumbrar un viaje al espacio.
Quita el tapón al rotulador decidido a echar una firma en la puerta. Ya queda un minuto y medio menos…
De vuelta a la cama, observa a su compañero. Llegó con él a Baikonur después de unas duras pruebas de selección en las que el factor determinante para la decisión final no está claro del todo.
Algunos dicen que una respuesta en la entrevista personal con Koroliov le dio el puesto, otros que su origen humilde y su implicación, y otro afirman que fue la estatura
(Yuri era más bajito y podría maniobrar mejor dentro de los 2,4m de diámetro de la esfera que le transportaría al espacio. Su compañero se tendría que conformar con pasar a la historia como el segundo cosmonauta, en agosto de aquel año).
Sólo Gagarin sabe en qué pensó para tranquilizarse.
A lo mejor se pasó la noche pensando en los huevos con carne que les esperaban como desayuno, o imaginó el #Timelapse de crecimiento del árbol que plantó unos días antes, y que permanecería ahí para siempre.
“Salga bien, o salga mal” pensaría.
Las 4:50h le asaltan medio-despierto, como no podía ser de otra manera.
Pruebas médicas para reafirmar la normalidad de cara al despegue, se enfunda el traje con el que hará historia y le llevan en autobús hacia la rampa de lanzamiento.
Por el camino, una voz en su interior le susurra “Yura, o meas ahora, o quizá no mees nunca más… ¡en el mejor de los casos pasarán 5 horas!”.
Solicita la parada técnica, y mientras orina en una de las ruedas el chofer aprovecha para inflar el resto. Titov, suplente de lujo, espera dentro, también “trajeado”.
A bordo ya de la Vostok1, encajado en el asiento eyectable que le permitiría abandonar “la bolita” (como la habían apodado), los ingenieros tratan de comprobar que todo está como debe con el ruido de fondo de Gagarin silbando y canturreando todo lo que le viene a la cabeza.
Incluso bromea con los técnicos tras detectarse un fallo en un sensor durante la prueba de hermeticidad que obliga a recolocarlo.
En la nave, y como medida de prevención un tanto sui generis, una pistola para que pueda defenderse si aterriza fuera de territorio URSS y vienen mal dadas, además de una contraseña para desbloquear el modo automático en caso de emergencia…
... que le entregan a Yuri a la hora de entrar al módulo.
A las 9:07 de la mañana hora local, y en el más absoluto secreto -no hay cámaras que retransmitan el lanzamiento-, Gagarin nota como su espalda se aplasta contra el respaldo.
La emoción del momento le hace soltar un “Paiéjali!!” (¡¡Vámonos!!).
El empuje le lleva en unos minutos hasta los 28.000 km/h, y en la primera conexión por radio con Control le sale el soviético que lleva dentro. Nada de gritos ni alegrías desbordadas: “el vuelo se desarrolla con normalidad y yo estoy bien”.
Asombrado por la belleza y a medida que va completando la órbita a la Tierra le sale algo mucho más acorde con el momento.
Fueron 108 minutos de vértigo.
Si los del despegue son críticos porque nadie, nunca, había intentado algo semejante, los de la reentrada eran un salto al vacío... uniformemente acelerado.
Más aún cuando no se sabe que la fricción de la nave con las capas densas de la atmósfera hace que parezca que vas en una gran bola de fuego en la que piensas que vas a morir…
... tanto es así, que Gagarin se despidió de sus técnicos al darse cuenta con un “¡estoy ardiendo, adiós, camaradas!”.
Sin embargo, “la bolita” acabó cayendo no muy lejos -hablando en kilómetros- del lugar previsto, y Yuri activó el eyectable para aterrizar en paracaídas sobre una granja.
Alli, la campesina Anna Tajtárova permanecía estupefacta ante como “alguien” con un traje naranja y un casco blanco recogía un paracaídas y se dirigía hacia ella y su nieta Rita, de 6 años.
La conversación es de película:
- ¿Vienes del espacio?
- Ciertamente, sí… pero no se alarme, soy soviético.
Después de eso, le recogen los militares, notifica por teléfono la hazaña, etc, etc, etc… Es historia.
Tres meses después de su viaje, Yuri Gagarin visitó Manchester invitado por la AUFW. Había tanta gente bajo la lluvia para recibirle que rechazó cerrar el descapotable en el que iba. "Si ellos han aguantado las inclemencias del tiempo para darme la bienvenida, yo también"
Su trágica muerte pocos años después fue un mazazo, de la que Alexei Leonov pudo contar algunos detalles a la familia cuando los informes fueron desclasificados.
Una onda de choque supersónica pasó demasiado cerca del MIG-15 en el que volaba (con Seryogin). La onda fue generada por un Sukhoi Su-15 destinado a un vuelo de pruebas, al ocurrir a solo 500m del suelo (y no a 10000m, como estaba previsto).
Si has llegado hasta aquí, es probable que sea porque te apasionó el viaje de Gagarin, y también que te guste el homenaje a modo de diseño que hice para @delnabla y que puedes adquirir en este enlace. Te lo agradecería mucho. 😊 nablashop.com/producto/yuri-…
10 de agosto de 2020. 2:45h. a.m. Observatorio de Arecibo (Puerto Rico). Uno de los tres cables de acero de 3 pulgadas de diámetro que sujetan la estructura central se rompe y cae descontroladamente en plena madrugada.
Durante la liberación de todas las fuerzas resultantes, varios paneles de la suspendida Cúpula Gregoriana resultan dañados y la plataforma de acceso a la cúpula queda boca abajo.
La siguiente parada en ese repentino descenso hacia el suelo es el plato reflector que recibe las ondas del espacio profundo y el choque metálico deja una cicatriz de unos 30 metros en la semiesfera de paneles perforados de aluminio de 1x2 m.
La Mars Science City esta planeada para el desierto, cerca de Dubai, con el fin de ser un espacio en el que desarrollar tecnología para colonizar Marte. #hilo#ciencia#espacio
El estudio de arquitectos Bjarke Ingels (BIG) ha diseñado un prototipo de ciudad para que los humanos puedan vivir en Marte, y adaptado al desierto.
El diseño está hecho de biocúpulas, cada una de ellas cubierta con una membrana de polietileno transparente.
Hace algún tiempo me preguntaron, en una conversación entre amigos, sobre la vida en Próxima-b y sobre cómo habían desaparecido los dinosaurios, porque lo del meteorito era poco creíble (ejem...🙄). #hilo
Básicamente le expliqué que era poco creíble si estás acostumbrado a ver en el cine glaciaciones que se desarrollan en 48 horas...
... detecciones de asteroides que impactarán sobre la Tierra en menos de un mes, o recreaciones por ordenador que aceleran el time-lapse para transmitir todo lo que se quiere contar en apenas 5 minutos.