Thread by @icevainillaice

El antiperonismo en cuarentena continúa exhibiendo su desprecio clasista, violencia e intolerancia. Siguiendo ese amplio abanica Abanico que va desde la impostura “culta” de Loperfido a los más mediocres provocadores
Nada nuevo. El odio tiene su historia.
Disfruten de este hilo

El odio antiperonista nació con el peronismo y se tradujo en muchos libros.
Un buen antiperonista tiene como manual básico “El libro negro de la segunda tiranía”, editado en 1956 y reeditado en 1973 antes de la vuelta de Perón, para recordarle a la ciudadanía las obras del tirano

Pero hay libros de todo tipo.
Desde los escritos por radicales denunciando la barbarie peronista, hasta la publicación oficial de los 5 tomos de la Comisión Investigadora que se creó para ello o el fallo de la Corte Suprema que expropió los bienes del dictador “prófugo”

Las publicaciones oficiales debían construir un relato fiable, creíble y verosímil de la Revolución Libertadora que venía a salvar a la República de las garras de la tiranía.
Y utilizaron los mismos métodos que criticaban al publicar los discursos “democráticos” de sus líderes.

Tambien se publicaban libros de derecho sobre que legitimaran los actos de los golpistas: en un caso la proscripción de 1955 y en otro la ley marcial que instauraron en 1956.
Spoiler alert: no estoy en la biblioteca de Edu Feinman (no hay datos que certifiquen que tenga una)

Pero no solo había publicaciones oficiales.
Abundaron libros que exaltaban el golpe de estado convirtiéndolo en una gesta patriótica y de liberación. Como le gustaba al ex ministro Avelluto.
Que construían la imagen de un golpe cívico militar, cuyos héroes eran todos.

El peronismo no debía tener cabida en la vida democrática argentina. Para ello había que estigmatizarlo, transformarlo en el mal argentino, en el enemigo a vencer.
La tarea educativa para erradicar al peronismo debía construirle un nuevo nombre. Los elegidos: tiranía y dictadura.

Así pulularon libros de toda índole para desperonizar a la sociedad asociando incluso el peronismo con el nazismo.
Si, de la misma manera que solemos leer acá en estas redes, los argumentos siguen siendo similares.
El reduccionismo antiperonista tiene sólidos antecedentes.

Obviamente uno de los objetivos centrales fue destruir el mito de Eva Perón. Una biografía escrita por Mary Main, una argentina hija de británicos, publicada en GB y EE.UU. en 1952 y luego base del famoso musical homónimo, la muestra vengativa, cínica, megalómana y manipuladora.

Como vemos el antiperonismo literario nació antes de los intentos de abordaje del peronismo desde otras perspectivas. Claro que tampoco se podía escribir a favor del peronismo.
La idea era construir la nocion de “anormalidad” del hecho peronista, sin ningún tipo de positividad

Y el relato llegó a Harvard. Buscando responsabilidades, la culpa era de los argentinos que le creyeron, de la falta de educación democrática del los políticos que lo dejaron.
Cualquier similitud con los discursos que repiten en estos días no es pura coincidencia.
Es plagio.

Nada de democrático había en el peronismo. Incluso había que combatir la poesía peronista. Y así apareció la poesía antiperonista que nos explicaba la dictadura y la liberación.
Con poemas como “Juan Domingo, el verdulero” y “La huida del payaso”, entre muchos más épicos.

Así podemos ver que el odio y el desprecio actual no es más que una remake de mala calidad de lo escrito hace 65 años. Los dirigentes políticos opositores también escribían libros antiperonistas. No se crean que Fer Iglesias abrió camino alguno. Los socialistas siempre adelante.

También hubo libros para describir las detenciones arbitrarias (que las hubo como las hubo después de 1955 y en muchos otros periodos de la historia democratica) acompañados de títulos rutilantes y de una gráfica que la emparentaba con los campos de concentración

Otro campo literario explorado fue el de la vida sentimental de Perón. Para mostrar la inmoralidad del “degenerado”
Se llegó a escribir de que si no fallecía su primera esposa el país se hubiera salvado de la tiranía.
Hoy la inmoralidad sigue siendo eje del discurso antiperonista

Como podemos observar la literatura antiperonista abarcó mucho campos. Resaltamos un libro de Ernesto Sabato quien fue el único que, en esos años criticó el desprecio clasista que el antiperonismo, del que formaba parte, vertía sobre los trabajadores y seguidores peronistas

También hubo libros de antiperonistas que buscaban una salida institucional para lograr erradicar al peronismo de la vida política argentina. La reforma constitucional era un camino. Había variedad de propuestas. A la luz de los años parece que no lograron su objetivo.

Como no debía haber lugar en la democracia para el peronismo la reconstrucción vendría de la prédica y la educación democrática y de la virtud cívica cristiana que tutelara y protegiera a la República de los salvajes peronistas.
No muy distinto de lo que quiso hacer Cambiemos

La construcción de un relato antiperonista que educara a las “masas trabajadoras” incluía la educación en los valores liberales de “menos estado” (estatismo fatal lo definió Federico Pinedo) y en una “nueva universidad” democrática (según la definió Alfredo Palacios).

Ya habían querido convencer que el peronismo era nazi en 1946 con el libro Azul publicado por la embajada de EE.UU. ahora lo harían con los libros escolares.
Así había antidemocracias, democracias falsas y tiranías.
El peronismo era todo eso.
Un aporte a la teoría política.

Sin embargo, no alcanzaba sólo con los libros y los nuevos programas antiperonistas (que siguieron vigentes hasta 1973).
Había que educar a los maestros o cambiarlos. No podían ser peronistas.
Así lo contaban los medios e intelectuales antiperonistas como el ex Juez Fayt.

Y así, hasta hace pocos años siguieron publicándose libros que despreciaban y odiaban al peronismo y a los peronistas.
La versión kirchnerista del peronismo les dio nuevas oportunidades para reconstruir los argumentos y adaptarlos a las nuevas épocas.
Pero no fueron muy creativos

Siguen utilizando los argumentos de 1955 que justificaron persecución, proscripcion, cárcel, fusilamientos y desapariciones.
Quisieron erradicar al peronismo de la vida política argentina.
Pero algo falló.
Hoy siguen intentándolo.
Pero la historia se repite como farsa.