Contra los que reniegan de las figuras más simbólicas, como Lenin, que encarnaron y condensaron parte de la más avanzada praxis de la clase obrera revolucionaria mundial, sí, pero también contra aquellos de los panegíricos y vacuidades sin contenido que conmemoran su natalicio. 
Personalmente, cada vez comparto y entiendo menos las efemérides hagiográficas que más bien se recrean en la derrota, en la impotencia y la incapacidad por volver a hacer del comunismo revolucionario un horizonte para la humanidad. Pero tal práctica tiene su lógica interna.
Todo tiene su lógica interna, incluso la locura. La mayoría de quienes buscan "reafirmarse" usando el natalicio de Lenin ni siquiera atienden a una de sus enseñanzas más básicas para cada nueva generación revolucionaria: atender los problemas no resueltos de la revolución.
Como la mayoría —aunque, afortunadamente, una mayoría cada vez menos mayoritaria— no cree que sea necesaria acometer una profunda reconstitución ideológica del marxismo como teoría de vanguardia, se limita a recordar las viejas glorias entre la parroquia.
Como si la teoría revolucionaria fuera un producto acabado, y, lo que es peor, como si hoy realmente estuviéramos frente a una vanguardia que ha hecho balance del ciclo revolucionario anterior y ha conseguido arrinconar a todas las formas de oportunismo dentro de ella.
Las hagiografías para los feligreses. Ya que ayer intenté cuestionar algunos mitos de Trotski y el trotskismo respecto a la revolución bolchevique y Lenin, qué mejor que hoy para recomendar y compartir unas muy breves reflexiones de un trabajo de Lenin que es puro marxismo vivo.
El texto es el conocido folleto "Cartas sobre tácticas", escrito a mediados del crucial mes de abril de 1917. Aquí se puede leer: marxists.org/espanol/lenin/… (pp. 111-116).
Entre otras cosas, el documento desmiente a aquellos que, desde la ignorancia o la malicia, siguen tratando de igualar la teoría trotskista-parvusista de la revolución permanente y la teoría leniniana de la revolución ininterrumpida aplicada a la Rusia de la época.
Y me parece un ejemplo precioso de aplicación de un marxismo vivo, respetuoso con los principios insobornables del comunismo, pero contrario a convertirlo en letra fosilizada.
Lenin procede en primer lugar a definir la situación de Rusia respecto a las fuerzas de clase en pugna, sin olvidar uno de los problemas esenciales de la revolución para todo marxista: el problema del poder.
Lenin considera, para abril de 1917, que la fase democrático-burguesa de la revolución ha concluido, por lo que ve sus tesis confirmadas. Pero no ha sucedido como si de una receta de cocina se tratara, sino de una forma inédita, original, peculiar.
Así, Lenin entiende que la dictadura democrático-revolucionaria del proletariado y el campesinado se ha hecho realidad bajo la forma del nuevo poder encarnado en los Soviets. Pero la fórmula como tal "ha caducado ya". ¿Y cuál es la nueva tarea, según Lenin? Último párrafo:
Nada más y nada menos que, por decirlo así, para Lenin se trata ahora de llevar la revolución dentro de la revolución, de escindirse de los que abanderando la revolución se oponen en realidad a llevarla hasta sus últimas consecuencias, a transformarla en revolución socialista.
A partir de ese momento, Lenin entiende que aquellos que se siguen apegando a la fórmula ya superada de dictadura democrático-revolucionaria del proletariado y el campesinado forman parte de los "viejos bolcheviques"
Lo que antes era justo, ahora pasa a ser parte del "viejo estilo". ¡Pues sí que era dogmático Lenin...! La dinámica de la vida social de la Rusia de abril de 1917 ha llevado a una situación que rompe los esquemas rígidos: existen dos poderes (el obrero-campesino y el burgués).
Y, lo que es más original, nuevo e inaudito, resulta que el poder proletario-campesino es ahora el sostén o apéndice del poder burgués. ¡La dictadura democrático-revolucionaria obrero-campesina ha entregado *voluntariamente* el poder a la burguesía!
El nuevo Gobierno Provisional de Rusia, que desde abril está integrado por mencheviques y eseritas (Kerenski entró antes como ministro de Justicia), realmente no ejerce poder alguno, pues el poder —armado, la única forma de poder para el marxismo— reside en los Soviets.
De hecho, es un poder del tipo de la Comuna de París, ya que no hay cuerpo burocrático-represivo y militar por encima de las masas (recadito para los anticomunistas estadólatras). ¡Pero es un poder que sirve en la práctica, por estar dirigido por el oportunismo, al poder burgués!
Frente a toda visión maniquea, paternalista y conspiracionista, Lenin cree que los diputados obreros, soldados y campesinos han entregado *libremente* el poder a la clase burguesa de Rusia. Y recuerda que el orden capitalista no se mantiene *solo* por medio de la violencia.
El bolchevique concluye que la correlación de las fuerzas de clase en liza se ha desarrollado de tal modo en Rusia que se ha sustanciado en una nueva forma: la colaboración entre clases (que, obviamente, beneficia a la burguesía).
Como demostración de que la teoría de la revolución permanente de Parvus-Trotski no es la visión que tiene Lenin del carácter y las etapas de la revolución en Rusia, este afirma que él no defiende un *gobierno obrero*, y preconiza dar un paso más, derrocando el poder burgués.
Queda demostrado lo falsario de las tesis que tratan de probar que en abril de 1917 Lenin "rectificó" para asumir el esquema trotskista. Pero para mí este escrito es más interesante por ser un gran ejemplo de la idea de que el comunismo, o es una cosmovisión viva, o no es nada.
La pregunta que podríamos hacernos en el 150 aniversario del natalicio de Lenin es la siguiente: ¿es hoy el movimiento comunista internacional hegemónico un ejemplo vivo de superación de viejos esquemas y paradigmas agotados, siguiendo la estela del mejor Lenin? Nada más.
