Thread by @Bernardieux

¡Ese Personal! La Sección Cultural de la Dirección General de Asuntos Sin Importancia de @WeTweetEnergyMx en su “chapter Middle East” les trae este hilo cultural a toda madre, para que no me estén reclamando que nomás me dedico a decir que los proyectos de infraestructura del

gobierno son basura (aunque de todas formas siga opinando que los proyectos de infraestructura del gobierno son basura, desde luego).

Así que va. Hoy comienza el Ramadán (que es el mes sagrado musulmán). Es un mes lunar (o sea que dura un ciclo lunar) y por lo tanto no

necesariamente son 30 días, ni es en las mismas fechas... de hecho, se adelanta cada año un poco y, por ejemplo, el año pasado fue de mediados de mayo a mediados de junio, y este año empieza hoy, pero no termina el 24 de mayo, sino cuando termina el ciclo lunar que empieza hoy.

El Ramadán es un “mandamiento” de Alá, y está definido así en el Corán (el libro sagrado Musulmán) Durante este tiempo, la gente debe observar ciertas conductas que buscan la purificación del alma, del cuerpo y de la mente. ¿Cómo es esto? Pérenme, porque el contexto es

muy interesante.

En el Corán [Corán 2: 185] está escrito que “El mes de Ramadán es aquel en el que se reveló una guía para la humanidad el mismo Corán) y pruebas claras de la guía y el criterio (de lo correcto y lo incorrecto). Y a cualquiera de ustedes que esté presente

[que lo viva], que ayune el mes, y cualquiera de ustedes que esté enfermo o en un viaje, [que lo siga] varios días más, [que sepa que...] Allah (Que la Paz Esté Con Él) desea que esté tranquilo; Él no desea dificultades para ti; y que debes completar el período, y que debes

magnificar a Alá (Que La Paz Esté Con Él) por haberte guiado, y que quizás puedas estar agradecido”.

Por lo tanto, más que pasarla rezando (porque no es así), el Ramadán es toda una experiencia en la que estas conductas/obligaciones están basadas en que, a través de la privación

consciente de todo aquello que es superficial, se crean espacios para que cada uno cree conciencia sobre el hecho de que es uno y uno solo, y de que en esa individualidad y su humildad están la grandeza, la generosidad, la empatía, el perdón y el arrepentimiento sobre las malas

obras (o pecados, según se quiera verlo) y que todo eso no depende más que de uno mismo.

Por eso, el Islam aconseja que el Ramadán se lleve -de nuevo- como una experiencia espiritual profunda, de tal manera que las personas deben aprovechar el periodo para leer el Corán y

para evitar de forma consciente las distracciones cotidianas mediante la introspección y el espacio para estar con uno mismo. Es una etapa de recogimiento y de diálogo con Alá. Además, se propone que los creyentes ayuden a los demás, especialmente a las personas necesitadas.

De esta forma, la introspección y “el estar con uno mismo” se vuelven un asunto imprescindible, y una de las formas de conseguirlo es, justamente, hacerse consciente de todo eso que no se está haciendo, porque se entiende que no hacerlo es, por una parte, sacrificio (y, como en

las otras religiones el sacrificio debe ofrecerse a Dios como una forma de penitencia o de expiación), y por la otra, una oportunidad no sólo de “limpiar el cuerpo”, sino también de “limpiar el alma y el corazón”.

Desde luego, la parte más importante es el ayuno. No se puede

comer/beber nada durante las horas de luz, aunque después de la última oración del día (después de la puesta del sol) la familia y/o los seres queridos se reúnen para el “Iftar”, que es la primer comida del día, y debe hacerse en familia o con las personas que son más cercanas.

Esto del Ifter es chido. A veces se invita a alguien pobre a la mesa, o se organiza una mesa en la casa propia para quien necesite comida (la famosa hospitalidad árabe, que es todo un ceremonial de lo más interesante). Es muy común que varias familias se pongan de acuerdo y

monten tiendas fuera de su casa en donde hay comida y té para todo aquel que quiera ir (o para quien no tenga comida), y créanme que ir al Iftar a alguna de ellas es toda una experiencia, además de que es de-li-cio-so.

Pero no se trata sólo de “no comer y ya”, sino de “ayunar”

de todas aquellas cosas que son “superficiales” o “distracciones cotidianas” (beber, el sexo, fumar, o cualquier otra cosa que cada uno considere “un placer”). Además, durante el Ramadán es importante ayudar a los demás en todo lo que esté al alcance de la mano, pedir perdón

(con el corazón y con sinceridad) a aquellos a quienes se hubiera hecho daño u ofendido, y arrepentirse de todo aquello que hubiéramos hecho que no sea “buena onda”.

Y sí... escribí “buena onda” porque el Islam -a grandes rasgos- indica que hay que procurar la convivencia

pacífica y el entendimiento entre las personas como una forma de alabar a Dios, y eso es justamente “buena onda”, o, si quieren verlo así, “amar al prójimo como a uno mismo”.

Y al que me salga con que "pinshi Bernardieux, los musulmanes son todos unos pinches terroristas", me

veré en la necesidad de pedirle que cierre el hocico, e intente conocer a un musulmán de la misma forma que conoce a sus amigos de la peda para que se entere, y además que recuerde que, en nombre de Dios (que debe estar carcajeándose todavía cuando se acuerda), los católicos

han hecho verdaderas pendejadas dignas del peor terrorista.

Siguiendo, hay personas que no están obligadas a ayunar, por ejemplo, quienes están enfermos, las mujeres embarazadas, los niños o la gente mayor, o si se está de viaje. Sin embargo, la mayoría de la gente procura

mantener la tradición, y disciplinadamente siguen el mandamiento siempre que esto sea posible.

Y quienes no somos musulmanes debemos respetar la tradición, y no fumar o comer en lugares públicos, y ser discretos en el vestir (Dubai es toda una pasarela, pero durante el Ramadán

hay que ser recatados... no camisetas/vestidos sin mangas, no faldas por arriba de la rodilla, no zapatos descubiertos, etc.) aunque en otros países más rígidos el código de vestimenta es bastante más estricto.

¿Qué si yo sigo el Ramadán? Por supuesto que sí. No le rezo a Alá

(para eso tengo a mi Dios particular que me cae a toda madre), pero sí aprovecho los tiempos de introspección y de recogimiento para estar conmigo, para meditar y para “limpiar el alma”, y también aprovecho las ventajas del ayuno (que las tiene), y créanme, al final del ciclo

lunar unos se siente mucho mejor (y aprende que no es necesario sentir el estómago como tambor para funcionar normalmente y para sentirse bien).

Así que este es el Ramadán, y como el Ramadán implica ser generoso tanto en lo material como en lo espiritual, les deseo que Alá,

Dios o quien sea ese con el que se comuniquen los llene de bendiciones, y que cuando el ciclo lunar termine hayan tenido oportunidad de limpiar el alma y el cuerpo.

No sé si como ahora no le tiré toneladas de mierda al gobierno habrán llegado hasta aquí, pero si sí,

se los agradezco, como siempre, de todo corazón.

Así que lávense las manos, y por favor cuídense, Ese Personal.