Thread by @MarianaOE

Me mandaron hoy esta nota de que la Covid-19 puede causar infartos cerebrales en personas entre los 30 y los 40 años y recordé una historia muy fuerte que viví hace varios años en mi departamento anterior.

Se las voy a contar por si les sirve de algo.

cnn.com/2020/04/22/hea…

Hace varios años mi hermano me pidió que le ayudara a planear una cena para pedirle matrimonio a su novia. Cociné una cena con las cosas que más le gustaban a ella -lasaña y crème brûlée- y le expliqué cómo recalentar y preparar todo y quedé de ir a cenar con un amigo.

Total que estaba nerviosa por mi hermano y yendo hacia el restaurante mejor decidí irme a mi departamento a buscar el repuesto del gas del soplete que se usa para caramelizar el crème, y se lo pasaría a dejar por cualquier cosa.

Cabe aclarar dos cosas - yo estudié 4 años de Medicina y mi mamá es Psiquiatra y siempre tengo en mi casa una receta suya firmada en blanco por cualquier emergencia-

Así que yendo hacia mi casa, mi amigo me llama y me dice que no podrá ir a cenar porque le salió una emergencia en el trabajo, así que mi plan de viernes se cancela y no tengo ganas de cocinar, así que decido pasar a comprar algo para comer. Se tardan horas en darme las cosas.

Así que le llamo a mi hermano y le digo que le voy a llevar el repuesto del soplete, que cómo va todo, que si necesita algo, que qué tal los nervios y nos quedamos hablando unos minutos, yo con el auto orillado y me cuelga porque su novia llega.
Voy a arrancar y llama mi amigo.

Total que nos quedamos hablando unos minutos y yo mientras estoy comiendo en el coche -como un animaaal- pero es mi primera comida del día a la casi 8 pm. Me cuenta que la crisis de la chamba ya se apagó y que a las 9 hay una ida a una cantina con unos amigos suyos, que si caigo

Le digo que sí, qué pasó por él y en la última mordida de mi hamburguesa, me mancho la blusa.

¡Déjame irme a cambiar a la casa -estoy a 10 minutos- y te caigo!

Así que me voy a mi casa. Llego, me estaciono y veo que algunos vecinos están saliendo y gritan.

Mi vecina -agente inmobiliaria- y que me vendió mi departamento está llorando y reclamándole al marido que cómo es posible que esté borracho, que jamás lo vio tomar, que seguro es un alcohólico y su amiga-vecina también- le dice que hasta se desmayó de lo ebrio.

Total que en eso veo al susodicho llegar a la escalera central del área común del edificio y se sienta, sujetándose la cabeza y empieza a hablar arrastrando la voz. Yo voy subiendo la escalera, intrigada por la historia y caminando a 1 km/hora para escuchar el chisme.

Mi vecino todavía trae puesta su ropa de correr -es maratonista- y yo voy pensando que se me hace raro que esté ebrio un viernes 8 y pico pm, además teniendo un hijo chiquito y llegando de entrenar. Pero la esposa llora, le dice que se vaya de la casa y él sentado en la escalera.

Entonces yo -subiendo a paso de tortuga- lo saludo a él y le digo, ¿todo bien? pues hay algo que no me hace sentido. Y me contesta: “Bueeengash díaaaaaaas, árbol”. Y le digo, ¿cómo? ¿árbol? Y me contesta: ¡jueves!

Entonces me pongo a pensar en todas las cosas que había visto en la carrera de Medicina y recuerdo el primer paciente que me tocó en una guardia en el hospital. Era un hombre parecido a mi vecino, que había empezado a decir cosas extrañas y todo mundo en su casa lo creyó ebrio.

Cuando llegó a urgencias y lo interrogué -me lo aventaron porque era un ebrio y nadie quería tratar con un borracho a las 4 am- me contestó “no tomé, lunes” y tampoco me cuadró.

Mi abuelo era un alcohólico, así que conozco muy bien lo que es un borracho hablando.

Toda esta reflexión es apenas en el minuto que me lleva llegar de la escalera a mi casa, entro pero me regreso de inmediato con mi vecino, le pregunto cómo se llama, no contesta, le pregunto qué día es hoy, me contesta: sopa y le digo a su esposa, creo que le dio dando un infarto

Ella me dice que no, que está pedo, que hasta se desmayó. Y le digo, mira, no te puedo explicar mucho más, pero cada minuto es valioso, así que vamos a llevarlo al hospital.
Le marco a una amiga que trabajaba en el Instituto de Neuro, me dice qué necesitamos hacer y llegamos.

Usamos la receta que tenía de mi mamá y que agarré por instinto cuando entré a mi departamento. Sin ella hubiese sido imposible que nos recibieran.

Mi vecina no podía ni hablar, yo dije las pocas cosas que sabía del vecino, y lo recibieron en el hospital.

Estuvo 8 días internado por un infarto cerebral que había empezado apenas unos minutos antes de que yo llegara.

Tooodo lo que hice ese día, la cancelación, la comida tardada, el mancharme la ropa coincidió para que yo volviera a casa en ese momento justo para verlo y hablarle.

Los accidentes cerebro vasculares -infartos cerebrales- pueden asemejarse a alguien ebrio. La gente empieza a arrastrar las palabras, pierde orientación y se les empieza a colgar la cara o a tener la mano pesada.
Es VITAL actuar rápido, nada de acostarlos un rato, al hospital.

Yo logré ayudar a mi vecino porque alguna vez en mi vida había visto a un paciente con esos síntomas, porque llegué en una suma de coincidencias y por chismosa también 🤭.

Estén atentos en estos días. Este virus que nos acecha puede causar algo así en nosotros.

¡ATENTOS!

Acá les dejo esto que me compartió una doctora por acá.

Cada minuto que dejamos pasar es un minuto que hace la diferencia entre la vida y la muerte. Entre poderse recuperar al 100 o tener una vida de secuelas terribles.

Acá más información.

Uno nunca sabe cuándo les pueda ser útil. Léanla y compártanla.

Todo este hilo de chisme y drama para que se les quede esta información.

En mi historia no hay tragedia final, pero en tantísimos casos, sí.