Es la frase más suave que llegó a Jaime (nombre alterado), un niño de 1º ESO cuya madre me pidió ayuda hace 5 años.
Ahora me ha dado consentimiento para contarles un caso en el que me fallaron las TICs, pero no la intuición
La madre de la víctima se pone en contacto conmigo en persona.
Por aquella época, la figura de los peritos informáticos (y menos los especializados en delitos por RRSS perpetrados por o contra menores) es desconocida.
Mucho menos conocido soy yo.
Ella sabe de mí y de mi labor porque he ayudado al hijo de una conocida suya en un caso similar.
La cliente me cuenta que su hijo lleva meses recibiendo correos electrónicos de direcciones desconocidas que dicen hablar en nombre de toda su clase.
En ellos, se arrojan palabras muy duras contra el muchacho, que llega a tener un serio problema de autoestima.
¡Como para no bajarte la autoestima!
También ha cambiado la cuenta de su hijo, pero el bully la consigue y vuelve a la carga🤔
Jaime no puede adoptar una desconexión TIC por asuntos de clases.
Él, hecho trizas. Ella, desesperada.
¡Vamos a por esos correos!
Lo primero que sorprende es la fijación del bully: a lo largo de este tiempo, la madre de Jaime lo ha bloqueado 23 veces. Y siempre se ha hecho una cuenta nueva para continuar su agresión.
En todos los caso, el bully ha tardado menos de 20 días en conseguirla y continuar acosándolo.
Trazo su rastro.
Todos los envíos, todas las cuentas, me llevan a IPs con la misma dirección en el callejero.
¿He encontrado el dispositivo (al parecer, fijo) de acoso?
Hay una buena y una mala noticia:
Es de un cibercafé.
Me identifico ante el dueño: el hombre (de nacionalidad no española) finge no entenderme al ver la placa.
Le aclaro que no estoy allí por él y que su colaboración me ayudará a no responsabilizarle.
De pronto, vuelve a hablar español.
Puedo meterme a recuperar, pero siendo un PC anónimo de un cibercafé, habrá millones de porquerías.
Como informático forense, no puedo hacer más.
Los mensajes guardan un patrón en algún lugar, algo que no he visto pero que bordea mi consciencia.
Algo relcionado con las fechas...
De una manera no visible, hay un patrón (que no puedo desvelar) que se repite con excepciones (que no puedo contar), dependiendo de eventos en la vida de Jaime (como citas médicas o viajes).
Tengo una hipótesis y pregunto a la cliente por dichos eventos futuros.
Esta vez habrá una diferencia: yo estaré allí.
Fue duro, no fue parte de mi campo y nadie me lo iba a tener en cuenta... pero había alguien instigando a un niño al suicidio.
No podía dejarlo estar.
Lo que sí puedo decirles es quién era, su objetivo y el por qué de su periodicidad:
Jamás se le había pasado por la cabeza al niño o a su madre que su exmarido estuviera detrás del #bullying.
Su periodicidad guardaba relación con las visitas del muchacho.
Así conseguía su correo: se lo preguntaba... y él se lo daba a su papá.
Cuando su exmujer se negó (hacía mucho), se le ocurrió fingir un caso de acoso escolar hacia Jaime.
Se le olvidó pensar en el daño que estaba haciéndole a su hijo.
Perdió muchos privilegios sobre el niño tras cometer tamaña estupidez.
Jaime se repuso (con el tiempo).
-Indicios localizados.
-Pruebas documentadas.
-Informe pericial concluido.
-Caso cerrado.