Thread by @Bernardieux

¡Ese Personal!, lavarse las manos bien debería tomar más o menos un minuto, y la ventaja de eso es que tuve un minuto para pensar en la insistencia de algunos en revolver el “petrólio” con la “soberanía energética”. Y se me ocurrió que el uno no es condicionante absoluto de la

otra, ni por accidente. Pero hay un problemita: ciertos personajes de la vida pública insisten en que hay que hacer a México autosuficiente en materia energética produciendo un chingo de “petrólio”, pero se están equivocando. ‘Orita les explico por qué mientras escucho

“Comfortably Numb” (Pink Floyd).

¿Se acuerdan cuando sus Jefas les decían “hasta que tengas tu casa, aquí no puedes hacer lo que te de tu chingada gana”, y se tenían que alinear a los designios del alto mando? pues, en términos coloquiales, la soberanía es el derecho de hacer

las cosas como a cada uno le dé su chingada gana. Por lo tanto, resulta que México, como país independiente, está en su perfecto derecho de hacer las cosas exactamente como le de su chingada gana. Ni más, ni menos.

Pero cuando vemos lo que estas damas y caballeros llaman

“soberanía energética” el asunto se complica, porque están queriendo colgar la soberanía de la generación de energía eléctrica, y pos eso tiene de soberanía energética lo mismo que yo tengo de medusa de las profundidades del mar (y ni siquiera sé nadar).

¿Que qué?...

ya los estoy viendo hablando con su mejor mitad... “ah cabrón, ¡mi amor, háblale al pinshi Bernardieux, y dile que saque ´pa andar igual!” ... es neta: la soberanía energética no se trata nomás de que “haiga luz barata” producida con “el chingo de ventiladores y paneles solares”,

o de que “tengamos hartos combustibles para producir luz”.

¿Y por qué es eso? Pues porque, aunque sea muy importante, generar electricidad es la parte más fácil. Es más... podemos decir que, en términos de soberanía energética, la generación -parafraseando a nuestro muy hábil

presidente- no tiene ningún chiste, porque nomás se trata de generar el chingo de “megaguats” y mandarlos al grid para distribuirlos a todo Ese Personal.

Así que el chiste está no sólo en generar mucha electricidad, sino usarla para beneficiar a toda la raza, y eso no es nada

más prender la luz para no pegarse en el dedo chiquito del pie contra las patas de un sillón, ni contectar el play station para jugar Ace Combat 7 (que está pocamadre).

Total... ¿dónde está la “soberanía energética”? Pues básicamente en la definición de políticas públicas

para dos cosas:

- Cómo se quieren aprovechar los recursos disponibles para generar energía sin afectar ecosistemas (o sea, hay que incluir la protección de la vida), y
- Cómo hacer que esté disponible, y se utilice de la forma más eficiente, y en todos entornos posibles.

Y para que esto funcione, esas políticas deben considerar la generación de energía tan “verde” como sea posible, es decir, diseñar y establecer un entorno de balance, basado en regulación clara y efectiva en donde sean las energías limpias las que lleven la voz cantante, y los

hidrocarburos sirvan para cubrir intermitencias y fallas. Esto se explica fácil: Es mucho más sencillo meter y sacar una turbina de gas en un ciclo combinado, que parar una eólica para cubrir picos o valles de demanda en un sistema eléctrico, y ojo: esto no hace mejor ni peor a

ninguno de los dos. Los hace complementarios.

Y si esta configuración se combina con capacidad de almacenamiento y un sistema de distribución chingón, pues tenemos energía “verde”, generada en un alto porcentaje con energía limpia. Recordemos la palabrita mágica: Balance.

Y no estoy contando nada que no se haga en la actualidad. Todo lo que escribí es perfectamente factible.

El ejemplo más común de esto es el transporte: Hoy por hoy, hay todo tipo de vehículos eléctricos (incluso hay prototipos de aviones de hélice que usan motores eléctricos).

Si los sistemas de transporte público fueran eléctricos, las ciudades tendrían mucha menos contaminación atmosférica -menos vehículos- y auditiva - menos motores de combustión interna.

Y esto no solo aplica para mover personas, sino para carga... ¿se imaginan el chingo de

trailers eléctricos rodando en las autopistas sin contaminar ni hacer ruido?... pues ya hay... e incluso hay prototipos autónomos. ¿Y los trenes? Pues también... el tren eléctrico es una realidad hace muchos años, y es uno de los medios de transporte más efectivos que hay.

Hay muchas otras aplicaciones, pero lo importante aquí es que se puede utilizar electricidad para muchísimas cosas, además del transporte.

Pero no es tan fácil como eso, y no se puede hacer a base de hinchazón testicular, porque entonces raramente sale bien, osea que, limitar

el asunto a decir que “hay que producir ‘petrólio’ para generar luz”, es más falso que una moneda Villista de 22 pesos. Hay que tener en cuenta algo muy importante: Usar electricidad no contamina, pero generarla sí y, por lo tanto, si vamos a usar electricidad para no contaminar,

pos hay que procurar que generarla no le rompa la madre al medio ambiente y a la salud de la raza ¿no?

¿Qué requiere esto? Para empezar, establecer un modelo de desarrollo y operación de infraestructura tanto para generar electricidad, como para aprovecharla. ¿Quién tiene que

desarrollar, construir y operar esa infraestructura, alineándose con los requerimientos energéticos? Pues podría ser el gobierno, pero a ése le corresponde proyectar y definir necesidades, establecer un marco regulatorio, y nada más. La razón es que el desarrollo de esa

infraestructura es un riesgo enorme que ningún gobierno tiene porqué asumir. Y punto.

Pero para eso está la IP, que tiene la lana, la capacidad y la disposición para gestionar esos riesgos que los gobiernos no tienen (ni tienen por qué tener). Además, la IP es negocio, y por

lo tanto siempre hay competencia para ofrecer a los gobiernos las mejores soluciones para alinearse con sus necesidades a los mejores precios. ¿Cómo se hace? Pues con ingeniería, ciencia y tecnología.

¿Quién se beneficia de esto? Pues los gobiernos, porque invierten en gestionar

las mejores soluciones para sus necesidades, y en consecuencia, los usuarios -léase Ese Personal- que son los auténticos beneficiarios de la implementación de esas políticas, y de los servicios que resultan de su implementación.

Entonces, la soberanía energética no se trata de

“que haya luz ‘pa todos”, sino de que la generación y el aprovechamiento de la energía tengan todos los beneficios posibles para la población -empezando por el precio- a través de modelos de negocio establecidos a nivel gobierno, que faciliten el crecimiento económico y la

participación de la IP como un jugador fundamental en el desarrollo de los países, siempre dentro de un marco regulatorio claro, bien definido, y establecido para que los usuarios finales sean los verdaderos beneficiados en términos de disponibilidad, salud e impacto ambiental

-porque hay que proteger la vida en todas sus formas, y eso es responsabilidad de todos y cada uno de los que habitamos “esta gran canica azul”.

Eso es crear bienestar, y la soberanía energética debería estar enfocada en algo parecido, y no en usar cualquier pretexto para poner

al gobierno como el principal gestor, productor y distribuidor de energía generada con los recursos más contaminantes. ¿Qué al gobierno no le gusta la regulación? Pues se cambia y listo, pero siempre sin detener o eliminar las posibilidades de desarrollo y crecimiento que ofrece

la IP, que -contra lo que quieren hacer creer- no es enemiga ni de SENER, ni de CFE, ni de Pemex, ni de México, y que podría ser un socio excelente, y un motor de desarrollo y crecimiento, de generación de empleo, riqueza y bienestar reales, siempre que los dejen participar de

una perspectiva de desarrollo clara, basada en una regulación consistente.

Ahí se los dejo, y como de costumbre, si tuvieron la paciencia de llegar hasta aquí, les agradezco que lo hayan leído desde el fondo del corazón. Son ustedes la pura onda, Ese Personal.

¡Mil gracias!